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Paul McCartney reaparece a los 80 tras una vida de sexo y drogas

McCartney llega a octogenario estos días y lo hace regresando a los escenarios.

McCartney llega a octogenario estos días y lo hace regresando a los escenarios.
Con Lauryn Hill y Madonna | Cordon Press

De los legendarios Beatles quedan vivos Ringo Starr, el batería, y el extraordinario compositor, músico y cantante Paul McCartney, que llega a octogenario estos días. Nació en Liverpool el 18 de junio de 1942. Recluído en los largos días de la pandemia en su granja junto a su tercera esposa, Nancy Schevell, continuó creando canciones para reaparecer no hace mucho en los Estados Unidos, dentro de la gira que hubo de aplazar a la fuerza, y que ha recobrado su título inicial y alterando, claro está el año: "Got Back Tour 22". Damos un imaginario paseo por su vida artística y sentimental.

En su ciudad natal, Paul formó parte de varios conjuntos, el último de aquella época originalmente denominado The Silver Beatles, en principio trío. Con el tiempo, aquel tugurio en el que comenzaron a tocar, un sótano, The Cavern, se convertiría en lugar de culto. Y de allí viajaron a Hamburgo, con un contrato para principiantes, donde el empresario les habilitó un cuartucho grande, sórdido, entre cortinas, impropio de quienes en pocos años serían millonarios, ídolos de la juventud mundial, ya como cuarteto. Entre agosto de 1960 y diciembre de 1962 es cuando tuvo lugar aquel duro aprendizaje del grupo en Alemania. Paul McCartney comenzó a descubrir su enorme talento como compositor. Si su compañero John Lennon disfrutó asimismo de la fama, convertido en mito tras su trágica muerte, a quien no debe negarse la autoría de eternas canciones, como entre las últimas fue "Imagine", McCartney se labró su incontestable espíritu creativo junto a un reconocido carácter más abierto, que lo convertiría en el mejor "relaciones públicas" de la banda. Era un líder. Y a él, sin demérito de sus compañeros, es a quien dedicamos este artículo con ocasión de su ochenta aniversario.

El encantador Paul se ganó justamente mayor admiración que los demás Beatles. Aquella sencillez suya (no exenta desde luego conforme pasaba el tiempo de un divismo propio de los ídolos del rock) la trasladó a sus canciones: baladas románticas, historias nada complicadas que contrastaban con las más agresivas y de tema sexual que eran cosecha de Mick Jagger y Keith Richards, los rivales Stones de los Beatles. Solamente citando "Yesterday", McCartney ya está en la historia de los mejores autores del pop rock. Y qué decir de "Let it be". La primera citada figura en el repertori del grupo como la más versionada. Curiosamente, en un principio, Paul había pensado llamarla "Scrambled eggs" (Huevos escalfados). Fue número 1 en las listas de éxitos de todo el mundo. No hemos de olvidar la que supuso el lanzamiento del grupo, la tan traída y citada "Love me do".

Paul y John convinieron que firmarían sus creaciones con los apellidos de ambos, Lennon-McCartney. Y no hubo disensiones en ese aspecto, que sepamos, acerca de sus derechos de autor, suponemos que acreditados por documentación notarial. Y así, en su dimensión rockera, aparecieron inolvidables temas que surgieron entre la colaboración de ambos: "She loves you", "Michelle", "Eleanor Rigby", "Yellow submarine", "Penny Lane""... Desde luego hay que suponer que Paul tambien colaboró de alguna manera en otros títulos para la historia del pop, como"Ob la di ob la da", "Get Black", "Help", "Hey Jude" y algunas más, lo que es impreciso… Exageradamente, más de un cronista tildó a Paul McCartney como "el Mozart del siglo XX". Pero de lo que no hay duda es que hay de considerarlo como uno de los más creativos compositores de nuestro tiempo. La expresión vocal que nos hace recordarlos más popular es la de "ye-yé", tomada al traducir la onomatopeya de uno de sus temas, "yeah, yeah!"

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Los Beatles | Archivo Luis Fernández

¿Qué hay de su vida personal? Pues episodios relacionados con el vicio de las drogas, al que indujo a Los Beatles cuando llegaron a Nueva York en 1964 el mismísimo Bob Dylan. Y ello los llevó a ser detenidos varias veces, multados e incluso a la cárcel. En el caso de Paul, por ejemplo, mientras grababa "Sargento Pepper´s Lonely Hearts Club Band", se puso morado de cocaína. Richard Lester, que dirigió a Los Beatles en el cine, contaba que una vez vio a Paul hablando con una hermosa muchacha que trataba de inducirlo a probar heroína y él se resistía… En muchas ocasiones, fiestas, comidas, tenían en las mesas una especie de terrones de azúcar que tomaban a los postres, con el café. Pueden imaginarse lo que eran. Lo que se puso pronto de moda: LSD. Un alucinógeno. Transcurría el año 1966.

No sabemos quién de los cuatro fue más drogadicto. Paul fue condenado por las autoridades judiciales cuando la policía descubrió que en su granja de Escocia cultivaba plantas de cannabis. En Estados Unidos, le negaron el visado en diferentes ocasiones. ¿Causas? Su connivencia con las drogas. En un viaje a Tokio estuvo diez días en la trena por posesión de marihuana, lo que se repitió en Barbados cuando en 1984 pasaba unas vacaciones. Luego en ese tiempo, más de veinte años de la aparición de Los Beatles, su líder aún estaba enganchado a esas sustancias adictivas de las que daba la impresión no conseguía apartar de su vida. Muchas más fueron las ocasiones en las que se vio envuelto por culpa de su drogadicción. Más o menos, si le preguntaban por eso, solía decir que lo ayudaban a componer. Y es que también sus compañeros se encontraban en parecida situación. Cuando el 26 de octubre de 1965 la Reina Isabel II de Inglaterra los condecoró como Caballeros del Imperio, una vez concluida la ceremonia, los cuatro músicos ofrecieron una rueda de prensa mostrando sus medallas acreditativas. Paul le había preguntado a la Soberana para qué servían. Un poco antes de estar ante ella, en el salón del palacio de Buckingham que les indicaron para la espera, se lo pasaron estupendamente, estimulados por la ingesta cada uno de un porro de marihuana, que liaron con absoluta tranquilidad.

Con respecto a la biografía sentimental de Paul, la primera de sus muchas novias de la que tenemos noticia es Dot Rhone, una inglesita que tuvo cierta importancia, siquiera anecdótica en su vida, pues fue quien lo animó a dejarse crecer el pelo, como más tarde hicieron sus compañeros con sus flequillos, dando lugar a lo que, junto a su música, pasó a llamarse "beatlemanía" de aquellos denominados "escarabajos", traduciendo el apelativo de la banda. Aquella Dot tuvo un aborto y, a partir de entonces, Paul dejó de verla.

Quien pasó tiempo más tarde a ser uno de sus más grandes amores fue, a partir de 1963, cuando Los Beatles comenzaban a ser conocidos, la actriz Jane Asher, durante cinco años su más fiel compañera. Iban a casarse, según se dijo, pero ella descubrió que Paul "se entendía con otra", identificada como Francie Schwart. Y la boda se quedó en sólo un propósito. En aquel tiempo es cuando McCartney compuso "Yesterday".

Linda Eastman pasó después, a partir de 1969, a ocupar permanentemente entonces el corazón del beatle. Era fotógrafa, se introdujo entre las admiradoras de la banda, tomó constantes imágenes de sus miembros y se encandiló de John Lennon. Luego, éste la defraudó y de quien seguidamente pasó a enamorarse como una colegiala fue de Paul. "Me hice a la idea que tenía que ser mío", declaró Linda. Se casaron, tuvieron cuatro hijos y hasta McCartney accedió a adoptar legalmente a una niña de ella. Linda murió de cáncer a los cincuenta y seis años, en 1998. Fue un duro golpe para Paul. Quería mucho a su primera esposa, fue de todas ellas con quien más años convivió, veintinueve. Era un matrimonio dichoso que truncó aquella inevitable desgracia.

Paul tendría otros amores repentinos, pero quien se convirtió en su segunda esposa fue Heather Mills, en 2002. Era una ex-modelo, que con Paul tuvo una hija. Neoyorquina, madre de una niña de anterior enlace. Estuvieron juntos seis años hasta que en 2008 se divorciaron.

Sin pareja hasta 2011, Paul encontró a otra nativa de Nueva York, Nancy Shevell, empresaria, directiva de la corporación del Metro de su ciudad, por tanto alejada del mundo del espectáculo. Y con ella Paul McCartney continúa, residiendo en una granja, como decíamos al principio. Nada ha enturbiado su talante de matrimonio muy compenetrado.

Acerca de la separación de Los Beatles acaecida en 1969, aunque ya un año antes estaba claro que se desunían para siempre, hay varias versiones. Y, por cierto, en ese último año citado corrió la especie de que Paul había muerto en 1963 y la banda había contratado a un sosias. Todavía colea lo que consideramos, ahora que está de moda ese término, una "feake news", falsa noticia. Y bien: lo que más se divulgó cuando el cuarteto decidió su ruptura es que John Lennon y Paul McCartney "no se tratagan". Cierto que discutían a menudo, pero ello no creemos fuera definitivo para clausurar Los Beatles. También pudo influir que Yoko Ono, la esposa japonesa de Lennon, "metía sus narices" en los proyectos de la banda y Paul no la aguantaba. Mas entre todas las hipótesis no hay que descartar la que sigue, muy relacionada con nuestro personaje, MacCartney, al que John, George y Ringo definieron "como un chico malcriado que no ceja de darnos la lata acerca de cómo cada uno debemos actuar". No hay que pasar por alto tampoco las discusiones de los cuatro, porque su compañía Apple Récords atravesaba ciertos importantes desajustes económicos. Ringo, el más simpático y cachondo del grupo fue a ver a Paul y dijo que lo había hallado descompuesto, gritándole como un poseso. En fin, tachado como insoportable por sus colegas, Paul MacCartney terminó siendo para sus tres ex-compañeros como un tipo causante de que la banda se disolviera.

En adelante cada uno tiró por su lado. La trágica muerte de John Lennon a mano de un imbécil y peligroso admirador, psicópata, pistola en mano, es recordado anualmente. George Harrison también se fue de este mundo. Ringo continuó su carrera, más bien discreta. Y Paul, tras fundar el grupo Wings, con quien hizo giras de éxito, también obtuvo resultados positivos en solitario. Y aún sigue, como queda constatado. La mitología de Los Beatles no ha muerto. Lo prueba, sin ir más lejos, que en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, de Orense, y hasta el 12 de junio, estará abierta una exposición con trescientas piezas de coleccionistas particulares sobre objetos relacionados con la banda, muchos de ellos cedidos por la asistenta de John Lennon, la gallega Rosaura López, uno de ellos la cama desde donde Lennon y Yoko Ono declararon, embutidos entre las sábanas, su mensaje de paz en contra de la guerra de Vietnam, el año 1969. Todo eso es ya nostalgia, pero Paul MacCartney aún no quiere ser una estatua del pasado, pese a ser un mito. Está todavía inmerso en "la pomada" del pop rock. Un genio que la música alumbra de vez en cuando.

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