Tras el anuncio de la relación de Olga Moreno con su representante Agustín Etienne, Rocío Flores decidió poner tierra de por medio y marcharse a México para intentar desconectar de todo lo que se le venía encima. La hija de Rocío Carrasco se relajó unos días junto a unos amigos y lejos del huracán provocado por la todavía mujer de su padre, a la que siempre le ha unido una estupenda relación. En unas fotografías de ese viaje publicadas por la revista Lecturas, se puede ver a Rocío Flores muy relajada, en biquini, y mostrando orgullosa el resultado de la radical lipoescultura a la que se sometió hace unos meses.
Se tratan de unas fotografías que hace unos años era impensables debido a la tremenda inseguridad con su físico que sentía la joven, algo de lo que ella misma ha hablado en más de una ocasión. Actualmente Rocío es una mujer renovada, segura de sí misma y contenta con el cuerpo que ha conseguido a base de retoques estéticos, tratamientos de belleza y una vida más saludable.
El cambio físico que ha sufrido Rocío a lo largo de estos años es más que evidente. Ha perdido 26 kilos en total. Un punto de inflexión que comenzó tras su participación en Supervivientes, donde se propuso cambiar radicalmente su estilo de vida. Rocío ha confesado que antes de marcharse a Honduras no atravesaba su mejor momento, lo que terminó repercutiendo en su físico. Era tal la ansiedad que sufría que incluso pidió a la organización del reality que no informaran de su peso antes de partir.