Giro inesperado en el caso de Carlota Prado. Cuando queda una semana para que se celebre el juicio por presuntos abusos sexuales dentro de la casa de Gran Hermano en el año 2017, esta semana el periódico ABC avanzaba la noticia de que la joven ha renunciado a ejercer la acusación particular contra José María López. Dejando por tanto el caso en manos del Ministerio Fiscal.
Tal y como recoge el citado medio, la jueza María Dolores Palmero señala que Prado ha renunciado a "ejercitar la acusación popular": "Se la tiene por apartada en el presente procedimiento", reza la resolución. Además, deja constancia de que "renuncia a comparecer a juicio asistida de abogado particular y que no desea que se le nombre abogado de turno de oficio".
Esta inesperada noticia llega apenas unos días después de que el abogado de Prado, Santiago Marín, se retirase del caso alegando que su clienta "no habría estado siguiendo el consejo de sus letrados ni respetando el compromiso con la estrategia de defensa planteada desde el inicio". El objetivo del letrado era que Carlota se instruyera desde cero para que fuese considerado como un delito de abuso sexual "con penetración de una persona inconsciente", lo que elevaría aún más la pena de José María López. Actualmente se piden dos años y medio de prisión y una indemnización por los daños morales causados. Para la productora del programa, Zeppelin TV, el Ministerio Fiscal solicita esa misma cantidad por los daños ocasionados a la joven al mostrarle las imágenes unas horas después en el mismo reality.
Cabe recordar que este juicio ya se había retrasado desde el pasado 9 de febrero, cuando la incomparecencia de la propia Carlota Prado, alegando problemas psiquiátricos, la habrían impedido declarar.

Cronología de los hechos
Los hechos que se juzgarán comenzaron a las ocho de la tarde del 3 de noviembre de 2017 con ocasión de una fiesta en la casa para la que "el programa suministró a los concursantes bebidas alcohólicas", de manera que a joven acabó estado de embriaguez y el procesado abusó de ella bajo un edredón, mientras ella estaba semiinconsciente y decía "no puedo". Luego parecía inconsciente.
Las imágenes grabadas de estos hechos fueron exhibidas a la joven a la mañana siguiente en la sala aislada denominada "confesionario", lo que le provocó "un incremento del estado de desasosiego, trastorno y perturbación de ánimo que los hechos ocurridos horas antes le habían producido en ella".

