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La enigmática vida amorosa de David Bowie, un rockero de leyenda

David Bowie, rockero innovador, llevó una vida amorosa igual de activa e imprevisible.

David Bowie, rockero innovador, llevó una vida amorosa igual de activa e imprevisible.
David Bowie e Imán. | Cordon Press

El británico David Bowie es un nombre de oro en la historia del pop rock, cuya actividad musical se desarrolló a finales del decenio de los 70 hasta su muerte acecida en 2016. Un virtuoso instrumentista. Y asimismo notable actor de algunas inolvidables películas. En sus relaciones sentimentales él mismo declaró ser bisexual. Aunque sus discos se han venido reeditando, un reciente documental para contemplarse en televisiones de pago ha potenciado aún más su leyenda. Una vida de contrastes de quien, al margen de sus éxitos y desdichas personales, está considerado un ídolo para millones de jóvenes a través de varias generaciones.

Llamado David Robert Jones, vino al mundo el 8 de enero de 1947 en Brixton, al sur de Londres. La pregunta de cualquiera que ignore el origen de su sobrenombre surgirá en el acto. ¿Por qué se le conoce como David Bowie, si éste no era su apellido? Pensó, al convertirse en rockero profesional, que no quería ser confundido con el norteamericano Davy Jones, que era componente de The Monkees. Lo curioso es que aquél eligiera lo de Bowie acordándose de un aventurero de los Estados Unidos, de mediado el siglo XIX, tratante de esclavos, que tenía la dudosa fama de utilizar en sus peleas un afilado cuchillo que acabó fabricándose con su mismo apelativo. ¿Qué llevó a David Robert Jones a apropiarse para su carrera musical de tal apellido, Bowie? Un capricho. Puede que ese cuchillo de la historia era para él como un símbolo metafórico para su lucha y alzarse como un rockero invencible en el escenario.

Procedía Bowie de una familia modesta, con un padre que trabajaba en una agencia de publicidad siendo la madre acomodadora de un cine. Ésta, trató a sus hijos con indiferencia, al punto que no se ocupaba siquiera de uno de ellos, Terry, esquizofrénico y permanentemente hospitalizado, por el que David sentía un especial cariño fraternal. Eso marcó en gran parte su sensibilidad cuando se dedicó a componer e interpretar sus propias composiciones. Era un chico superdotado, a la par que rebelde, al que fascinaba el rock and roll en las voces de sus favoritos, Elvis Presley y Little Richard. Bailando, por ejemplo, "Tutti frutti", era inmensamente feliz.

Estudió arte, música, diseño. Y destacaría no solamente como cantante, con registros de barítono, sino en su parcela instrumentísta, dominando el piano, guitarra bajo, saxofón, flauta, teclados, sintetizadores… Algo así como "un hombre orquesta". Él solo ya era un espectáculo. A partir de 1963 ya empezaba a ser conocido en Gran Bretaña. Con el tiempo apodado de varias maneras: "El camaleón del rock", "El Duque Blanco", "Starman"… Algunos de sus remoquetes respondían a los propios títulos de algunas de sus mejores canciones. Y ¿a qué se debía aquella popularidad? Sencillamente a que David Bowie introdujo en el mundo del rock de los 60 y décadas sucesivas un estilo variado, experimentando continuamente sonidos y géneros; todo ello abarcando una música de cultura popular. ¿De dónde viene lo de pop, si no? Un apócope de ello.

"Space Oddity" marca el inicio de su prolongada lista de números 1, a partir de 1969. Hubo una época en la que desde el Reino Unido se exportó aquello del "glam rock", una variante del pop de la época que fue ganando adeptos en todo el mundo. David Bowie no sólo introducía nuevas sensaciones, sino puestas en escena en la que se disfrazaba con vestuario femenino, como en "Stardust". Inventó un "alter ego", Ziggy Stardust, que le facilitaba ese supuesto cambio de identidad. Jugó prácticamente toda su vida al enigma de si, aparte de sus conocidas conquistas femeninas, le apetecía acostarse con hombres: no lo negó.

Transcurría 1972 cuando concedió una entrevista a la influyente publicación "Melody Maker" donde abiertamente declaró ser bisexual. Ya hacía tiempo que sus apariciones públicas así lo delataban. Lo repitió mucho más tarde, año 1996, en la revista Playboy, cuyos lectores sabido es se refocilaban con las imágenes de aquellas "conejitos", modelos que exhibían cuerpos deslumbrantes. Pero entremedias de aquellas dos confesiones, en 1983 dijo en Rolling Stone, otra revista de gran prestigio musical, que se arrepentía de haberse declarado bisexual. Lo cierto es que en su densa biografía amorosa se cuentan muchas más relaciones con mujeres que con varones. En sus primeros escarceos, desde luego se sabe que, en el colegio, con catorce años, ya experimentó sus primeras experiencias homosexuales.

Para un ídolo de su altura, constantemente perseguido por alocadas admiradoras, era más habitual enrollarse con la primera que se colara en su habitación. No hace mucho, con todo ese revuelo que se destapó en la prensa norteamericana sobre violaciones a estrellas de cine, el tan llevado y traído movimiento "Me Too", se conoció el testimonio de Lori Mattix, una "groupie" (seguidora) de Bowie, quien con solo catorce años, y él veinticinco, manifestaba haber perdido la virginidad cierto día, encamada con David y otra persona, sin identificarla como chico o chica. Aquel trío, según Lori, demostraba que David no tenía en cuenta la minoría de edad de las muchachas con las que yacía. Bastantes de ellas, adolescentes, sí, pero sin sentido de la honestidad; ella misma, según se supo, dejó a David Bowie y "se trajinó" a otro divo del pop, Jimmy Page.

Entre conciertos, grabaciones, giras ya instalado en los Estados Unidos, David Bowie quiso estabilizar su vida, casándose en 1970 con la modelo Ángela Barnett, con quien convivió un decenio. Aquel año tuvieron un hijo, Duncan. Pasarían nada menos que doce años cuando el cantante quiso repetir la experiencia matrimonial: una segunda boda con su colega Imán, en 1992, que le dio una hija, Alexandria Zahra. Con ella, al menos oficialmente, permaneció unido David hasta su muerte. Si en ese tiempo tuvo más relaciones de uno y otro sexo, lo que es probable, no consta en nuestras investigaciones; quizás porque ninguna de esas supuestas conquistas tuvieran interés para los periodistas y biógrafos. De éstos, hay unos cuantos libros que superan en número a los de muchas glorias del pop. Y es que David Bowie tenía magnetismo, en sus imágenes andróginas, en la manera de vestir y manifestarse públicamente, aunque controlara bastante sus entrevistas y ruedas de prensa.

Hay otra faceta en él que contribuyó a reforzar su figura: la de actor cinematográfico. Sólo con citarles un par de títulos recordarán su paso por la gran pantalla: Just a gígolo, donde encarnó a un oficial prusiano con una amante, la baronesa que personificaba Marlene Dietrich. Curioso: ambos cultivaban en su vida privada la bisexualidad. El otro filme interesante de Bowie fue Feliz Navidad, Mr. Lawrence, donde interpretó a un prisionero de guerra australiano, a las órdenes del realizador japonés Nagisa Oshima. En teatro, David se atrevió a estrenar "El hombre elefante", que le obligaba cada día a someterse a una dura y larga sesión de maquillaje, para caracterizarse como aquel personaje que existió realmente, cuya existencia se llevó a la pantalla, pero con otro actor, al que yo entrevisté, dicho sea de paso, en dos ocasiones: John Hurt.

Bowie vendió ciento cuarenta millones de discos en vida. Recuerdo una canción de 1975, Fame, firmada junto a su buen amigo y colega John Lennon. Y una curiosa versión del villancico Navidades blancas, a dúo con Bing Crosby, que ya lo había estrenado éste en solitario muchos años antes, siendo el disco más vendido en todo el mundo durante varias décadas. Adviértase que David se prestaba siempre a experimentar en su carrera actuaciones diversas. Y apenas dos días antes de su fallecimiento, el 10 de enero de 2016 a consecuencia de un cáncer hepático, apareció su última grabación, el álbum "Blackstar". Una muerte acaso presentida tiempo atrás pues David Bowie probó toda clase de sustancias adictivas. No parecía, desde luego, contemplando su físico, que fuera un habitual drogadicto; pero sí lo era. ¿Quién de su generación las despreció en el turbulento mundillo musical?

En mayo del presente año se dio a conocer en el Festival de Cannes el documental al que nos referíamos al principio, "Moonage daydream", que causó sensación. Será estrenado en la primavera del año próximo a través del canal de HBO Max. Hay en él imágenes inéditas y un retrato acerca de su compleja personalidad.

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