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Kim Basinger malgastó su dinero y hoy vive casi arruinada

Kim Basinger nunca supo administrar con mesura su elevado patrimonio.

Kim Basinger nunca supo administrar con mesura su elevado patrimonio.
Kim Basinger | Cordon Press

El cuento de la cigarra y la hormiga puede aplicarse a las celebridades del mundo del espectáculo que se hacen ricos unos años, no administran bien su patrimonio y acaban en la ruina. Es lo que le pasa a Kim Basinger, aquel "sex symbol" de la pantalla cuando en 1986 se estrenó 9 semanas y media, donde con el coprotagonista, y desde hace tiempo también olvidado, Mickey Rourke se revolcaban en el lecho, de manera casi salvaje. El director hizo lo posible durante el rodaje para que se llevaran mal, y cuando tenían que prestarse a escenas de amor, no ahorraban parte del odio que habían ocultado poco antes de situarse ante las cámaras. La película dio mucho dinero en taquilla, Kim y Mickey se llevaron también un buen pellizco en dólares y, consecuentemente, una notable popularidad.

Kim Basinger, rubia explosiva de insinuante mirada rodó posteriormente otros filmes de éxito a finales de los años 80, a saber: Cita a ciegas y Batman. Para en 1997 obtener un Oscar a la mejor actriz de reparto por L.A. Confidential, donde encarnó con sentimiento el personaje de una prostituta.

Esas películas le sirvieron a la estrella para obtener un reconocimiento internacional. Y así, en 1993 los propietarios de la firma de cava Freixenet la contrataron para el tradicional spot de Navidades, donde interpretaba la canción de Casablanca "As Time Goes By".

Una mujer como ella, que atraía a muchos de sus compañeros y a otros relacionados con el show bussiness, vivió amores de todo tipo. Primero, no siendo aún muy conocida, con un profesional de la moda y un jugador de fútbol americano. Y ya actriz destacada, se lio una buena temporada con el irresistible Richard Gere y también el cantante pop Prince (del que se decía que era de los de "a pelo y a lana"). Un maquillador llamado Ron Snyder fue su primer marido, en 1980, hasta que se divorciaron nueve años más tarde. Después, contrajo una segunda unión con Alec Baldwin, un rompecorazones al que conoció en el rodaje de Ella siempre dice sí. Tendrían una hija, Ireland. Picaflor él, seductora ella, acabaron tirándose los trastos de la cocina a la cabeza. Los divorcios en Estados Unidos suelen ser carísimos, sobre todo para quienes no reparan en contratar abogados de los más solicitados bufetes. Tras muchos dimes y diretes, alcanzaron un acuerdo, no sin tener que rascarse el bolsillo para pagar a sus defensas la mareante cifra de tres millones de euros, minuta que sólo está al alcance de millonarios, como entonces eran esta pareja de cine. Casados en 1993 se dijeron adiós en 2002.

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Kim Basinger en 2019 | Cordon Press

En cuestiones dinerarias la verdad es que Kim Basinger nunca supo administrar con mesura su elevado patrimonio. Cometió muchas excentricidades, gastando más de lo que debía. Se encaprichó de un pueblo abandonado, cerca de donde ella nació en el estado norteamericano de Georgia, llamado Braselton. Y compró aquellos terrenos de setecientas hectáreas por el importe de veinte millones de dólares. Pretendía montar allí un parque temático. Lo que no hizo. Y al cabo de cierto tiempo, necesitando liquidez, tuvo que malvender su propiedad sólo por dos millones. ¡Menudo negocio hizo…! Y así otras operaciones equivocadas, que irían mermando su capital al tiempo que escaseaban sus contratos cinematográficos.

Únase a eso un carácter algo errático de la diva que la llevó a incumplir uno de sus contratos con la productora de Mi obsesión por Helena, lo que una vez demandada judicialmente le supuso ser condenada al pago de siete millones de dólares. Y así le ha ido en los últimos años a Kim Basinger, sin que sonara su teléfono para algún proyecto interesante, viéndose obligada a aceptar otros trabajos bien diferentes a los que décadas atrás realizaba. Por ejemplo, aceptó una campaña publicitaria para la firma italiana Miu Miu.

Nada más comenzar este 2023 Kim Basinger ha recibido al menos una noticia feliz: su hija Ireland Baldwin está embarazada. Así es que aquella se convertirá en abuela cuando ya esté a punto de cumplir setenta años. Esta única hija suya ha tenido una vida desgraciada. La violaron siendo adolescente. Su carácter se resintió conforme se hacía mayor. Le dio por las drogas. Ganaba dinero como modelo, sin importarle aparecer desnuda en algunas publicaciones. Parece que en la actualidad, ya casada, ha abandonado aquellos malos hábitos.

Kim, por su parte, que apenas ha intervenido en películas en los últimos tiempos, salvo en algunas, con papeles breves, a punto de quedarse en la calle, con el físico ya bastante deteriorado, no ha querido tener otras aventuras sentimentales, y el último hombre que se conoce a su lado es un estilista llamado Mitch Stone. Los malos pasos y el tiempo, son inclementes con quienes no llevan una vida ordenada.

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