Mientras el rey emérito, Juan Carlos I, aterrizaba en Vigo, su hijo Felipe VI visitaba la localidad malagueña de Ronda, a 900 kilómetros de distancia, donde se ha dado un auténtico baño de masas.Nada más llegar a la ciudad, el monarca ha recibido los aplausos y vítores de la multitud entusiasta que le esperaba.

