Tamara Falcó ha regresado a su puesto de trabajo en El Hormiguero. Después de unas semanas de ensueño disfrutando de su recién estrenado matrimonio con Iñigo Onieva, la marquesa de Griñón reapareció hace unos días en el enlace matrimonial de sus amigos Luisa Bergel y Christian Flórez, en Sotogrande. Desde entonces había permanecido alejada de las cámaras aunque había mantenido actualizados a sus seguidores a través de su perfil oficial de Instagram.
Para su regreso al programa de Pablo Motos, Tamara se decantó por un dos piezas, chaleco y pantalón, de la colección TFP by Tamara Falcó para la firma Pedro del Hierro en color morado, tejido de Jacquard y que minutos antes anunciada con una publicación en redes sociales.
A su entrada en plató, Tamara confesó sentirse "radiante" en estas primeras semanas de casada y recordó con humor cómo vivió el día más importante de su vida: "Era todo complicadísimo, ese vestido era complicadísimo pero a Íñigo le encantó (…) Mucha gente no entendía el color del segundo vestido y era porque mi madre, cuando se casó con mi padre, llevaba ese calor. Pensamos la boda de ‘p’ a ‘pa’".
Sobre la ceremonia, confesó que la recuerda "corta" y quitó importancia a la anécdota de la sotana del cura ardiendo por una vela: "Mi cuñada la apagó y dijo que había sido una obra tan buena que no se había manchado ni las manos". En momento del banquete también fue muy divertido aunque asegura que no comió "nada".
Sobre la luna de miel, la hija de Preysler matizó las palabra que pronunció cuando llegó a España haciendo referencia a que necesitaba unas vacaciones: "Es lo que dije", recalcando que quería decir que "no es lo mismo" la luna e miel que unas vacaciones.