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La gran boda del torero Roberto Domínguez, apoderado de Roca Rey, con la presentadora de TVE Elena Sánchez

Elena Sánchez, presentadora de Días de Cine en La 2, se ha casado con el torero Roberto Domínguez.

Elena Sánchez, presentadora de Días de Cine en La 2, se ha casado con el torero Roberto Domínguez.
Elena S. Sánchez y Roberto Domínguez. | Gtres

Se acaba de casar el matador de toros retirado Roberto Domínguez, actual apoderado de Roca Rey, con la periodista, presentadora del programa "Historia de nuestro cine" (viernes noche, en la 2 de TVE) Elena S. Sánchez. El primer apellido, que ella esconde sólo con la primera consonante, es también Sánchez. Para el torero es su segundo matrimonio: el primero acabó en divorcio. Su esposa entonces, Maite, le dio dos hijos, Victoria, nacida en 2001 y Roberto, en 2003.

Esta segunda boda del diestro vallisoletano, de setenta y dos años en la actualidad, en realidad tuvo lugar este verano, pero en la más completa intimidad. Y para celebrarla eligieron, ante doscientos invitados, un restaurante situado en una finca de la sierra madrileña, en Galapagar. Fue el pasado fin de semana. Estuvieron presentes, entre otros, El Juli y Roca Rey, por parte del novio, y de la novia los actores Marta Hazas (Velvet) y su marido Javier Veiga, y el guionista y director cinematográfico David Trueba. Amenizó la velada un conjunto musical y el conocido cantautor Antonio Orozco.

Roberto y Elena llevaban diez años de relación sentimental muy discreta: apenas aparecían juntos en actos sociales. Él veintiocho años mayor que ella, toledana nacida hace cuarenta y cuatro años. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ha sido en televisión donde ha desarrollado los últimos tiempos de su carrera en programas diversos, uno de Tauromaquia y desde hace varias temporadas el dedicado a una tertulia cinematográfica. Es telegénica y realiza su trabajo en esos coloquios semanales con total eficacia. No se le conocían romances anteriores hasta que se enamoró de Roberto Domínguez.

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Elena S. Sánchez de Ze García el día de su boda. | Instagram

Roberto sí que ha tenido otras experiencias amorosas. Reconocía que el traje de luces atrae mucho al sexo femenino. Su afición taurina partió gracias a su tío, Fernando Domínguez, poderoso lidiador pucelano durante los años de la postguerra; él instruyó a su sobrino en las enseñanzas fundamentales de la fiesta brava. Los padres de Roberto querían que estudiara una carrera, al igual que hicieron sus hermanos. Lo único que Roberto aceptó fue matricularse en la Facultad de Arquitectura, pero acabó renunciando a esos estudios porque había decidido ser torero. Le costó mucho ser una figura, con temporadas sin éxito que determinaron su retirada. Reapareció y en adelante logró imponerse como matador del grupo especial.

Dos características, entre otras, marcaron su profesión: la de que hacía el paseíllo con trajes de luces diseñados por él mismo, dada su habilidad con el dibujo, y su habilidad con el descabello: mataba a las reses a la primera, cuando el estoque había sido insuficiente. Puede considerársele un espada muy ortodoxo en todos los aspectos de la lidia, muy elegante. Sus últimas temporadas hasta su retirada definitiva en 1992, estuvieron marcadas por el éxito en gran número de sus compromisos en los ruedos de toda España e Hispanoamérica. Después, se dedicó a su ganadería, Valdeeterrazo, y al apoderamiento primero de El Juli, durante once años, y desde hace tres de Roca Rey. Ha influido mucho en el devenir de ambos matadores, con sus sabios consejos como su veteranía a la hora de elegir las ganaderías más apropiadas para ambos.

Roberto Domínguez ha sido un torero atípico. Primero por su educación universitaria. Aunque de conversación pausada y carácter aparentemente siempre apacible, quienes lo conocen bien es hombre de reacciones a veces temperamentales, que en algún ocasión fue causa de ser arrestado. Una manera de ser que en los despachos de los empresarios trató siempre de imponer sus condiciones para beneficiar a sus pupilos. Culto, deportista, ha practicado el motociclismo, la equitación, submarinismo, la pesca, interviniendo en campeonatos de "squash" y vela. Esto último le sucedió durante unos meses que pasó en Londres, alejado del toreo. Allí hizo buena amistad con la novelista Carmen Posadas. Los dos negaron que hubiera flirteo alguno. Contaba el biógrafo del torero Santos García Catalán que la escritora demandó a la revista, ya extinguida, Tribuna, que afirmaba en sus páginas lo contrario, es decir que ambos habían mantenido una relación sentimental. Pedía como indemnización cien millones de pesetas, pero el juez desestimó esa pretensión y hubo de pagar las costas de su negativo juicio. Sí que entre Roberto y Ana Obregón hubo intimidad cuando en una corrida de Aranjuez la actriz quedó admirada del arte de Domínguez y de su prestancia. Se vieron después y, como ambos estaban libres de compromisos, vivieron dulces y apasionados momentos.

En sus temporadas americanas Roberto Domínguez no se resistió a las demandas de algunas bellezas, como una Miss Mundo peruana, que en Lima le propuso una aventura. En Colombia, la estrella de la televisión Jeanette Rodríguez fue su pareja un tiempo. Y así podríamos citar otros capítulos parecidos protagonizados por un torero seductor, con aire de galán. Ya hace tiempo, pongamos un decenio, que desistió de más ligues. Elena Sánchez ha sabido esperar esos diez años hasta contraer matrimonio con el torero.

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