La crónica rosa de Es la mañana de Federico contó con Isabel González, Beatriz Cortázar y Emilia Landaluce para tratar largo y tendido todos los temas de la actualidad social. Incluyendo las últimas y dramáticas voluntades de Isabel Pantoja, que dejan patente de nuevo la nefasta relación que mantiene con sus hijos Kiko e Isa, a cuya boda finalmente no acudió.
Tal y como contó Beatriz Cortázar, la tonadillera tiene ya bien presentes sus últimas voluntades. Está preparando cómo quiere ser despedida una vez se produzca su deceso, y todo parece apuntar a que sus hijos no tendrán una gran participación.
Pantoja quiere descansar alejada del mundanal ruido, alejada de sus seres queridos. Una decisión tomada a mediados del pasado mes de julio, cuando Kiko Rivera tuvo su enésima crisis de salud y tras un primer encuentro que hizo pensar en un posible acercamiento, después no permitió a su madre nuevas visitas en el hospital. Ese último disgusto -explicó Cortázar- fue determinante en esta última decisión.
La intención de Isabel Pantoja es que nadie se acerque hasta el tanatorio para presentar sus respetos, y tampoco sus hijos. No desea tampoco ningún velatorio para sus fans. Renuncia, finalmente, a tener un funeral y un baño de multitudes como el que sería de esperar en una persona de su fama.
Todo parece indicar que, pese al éxito de sus últimos conciertos, el tira y afloja con sus hijos ha acabado de agotar a Isabel Pantoja, que está dispuesta a seguir el ejemplo de su madre, Doña Ana, fallecida y enterrada en el más completo anonimato.