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La activa vida social y sentimental de Fernando Fernández Tapias, "Fefé"

El empresario Fernández Tapias ha formado parte del mundo del corazón tanto como del económico.

El empresario Fernández Tapias ha formado parte del mundo del corazón tanto como del económico.
Fernández Tapias y Nuria González. | Cordon Press

Fernando Fernández Tapias ha muerto a los 84 años tras una intensa vida empresarial. También habitual entre la hace tiempo llamada "jet-set", lo que le supuso aparecer en las revistas rosas, a partir de los años 70 del pasado siglo. Hasta entonces, únicamente se le conocía en los círculos financieros por sus negocios varios, sobre todo los relacionados con las navieras. En Vigo, donde nació (estaba a punto de cumplir ahora los ochenta y cinco años el próximo 24 de noviembre) era todo un personaje. Y en Madrid, donde ha residido la mayor parte del tiempo, es donde desarrolló esa otra faceta social, donde brilló por su carácter abierto, campechano. Fue vicepresidente del Real Madrid, lo que le granjeó todavía más notoriedad.

En cuanto a su vida íntima, tres fueron los matrimonios que tuvo, de los cuales nacieron ocho hijos. Al margen de todos ellos, su relación sentimental con Mar Flores le produjo a su término una sensación de haber sido engañado a raíz de unas escandalosas fotografías que se publicaron en las que la modelo madrileña, cuanto todavía mantenía amores con "Fefé", como se le llamaba familiarmente al empresario, aparecía solazando en la cama de un hotel de Roma, riendo a mandíbula batiente junto a su entonces también amante, Alessandro Lequio. Ese escándalo hizo reaccionar a Fernández Tapias y en adelante, al verse traicionado por una mujer, no dio pábulo a más aventuras. Poco más tarde encontró en Nuria González el mayor apoyo que tuvo en su existencia, quien se convirtió en su tercera esposa. Con ella, alcanzó el máximo de felicidad hasta que él se ha marchado de este mundo.

En su adolescencia, Fernando demostró que no le iban los estudios, cosa que ya le venía de la infancia en la escuela. Su padre, dueño de una empresa conservera, lo obligó a trabajar en la lonja de Vigo. Terminó estudiando unos cursos, que lo llevaron ya a puestos directivos en negocios navieros. Quien le proporcionó el salto importante a uno de ellos fue su suegro, propietario de la naviera Suerodíaz. Fernando se había casado con una hija de éste a la edad de veinticinco años, Victoria Riva de la Luna ("Chiqui"), con quien tuvo cuatro hijos. El matrimonio se separó en 1976.

Los negocios de "Fefé" no fueron sólo los relacionados con las navieras, sino que en Madrid se hizo propietario de unos terrenos, por los que para construir en ellos un chalé disputaron por un lado los Thyssen y por otro los Boyer. "Fefé" pedía doscientos cincuenta millones de pesetas en aquel 1989. Acabaron siendo para los citados en segundo término. Es decir, el Ministro de Hacienda e Isabel Preysler. Según las escrituras, sólo habían desembolsado noventa y cinco millones. Donde tuvieron la residencia en la que aún vive "la reina de corazones". Con aquellos catorce cuartos de baño que le sirvió a Alfonso Ussía para llamar "Villa Meona" a tal mansión.

La segunda boda de "Fefé" fue con Juana García-Couriel Mendoza, que también acabó infelizmente en 1997, con la particularidad de que el desenlace económico de la pareja resultó de los más caros que, al menos en esa época, se conoció en España. Sabido es, por ejemplo, que entre los matrimonios de actores famosos las cifras millonarias que se suceden llegada la hora de la legalización del divorcio, suelen ser estratosféricas. En nuestro país nunca sucedió nada igual hasta que los abogados de Juana García-Couriel le disputaron a Fernández-Tapias su gran fortuna. "Fefé" claudicó finalmente, tal vez pensando en los dos hijos que había tenido con su "ex". Y accedió a pagarle a Juana nada menos que el equivalente en pesetas a lo que hoy serían ¡doce millones de euros! Eso, más importantes propiedades inmobiliarias. No se arruinó "Fefé", pero su patrimonio se vio seriamente tocado del ala.

Justo por esos días en los que libraba ante los jueces el divorcio de su segunda esposa, Fernando Fernández Tapias casi perdió el juicio por una modelo espectacular, que ya tenía varias experiencias amorosas, de nombre Mar Flores, quien descendiente de una modesta familia fue ascendiendo hasta convertirse en una mujer de gran popularidad, sin problemas económicos. "Fefé" la colmó de valiosos regalos. Hasta le prometió un piso en una urbanización madrileña de "alto standing". Pasaban jornadas apasionadas en el yate del naviero. Se las prometían felices. Puede que éste pensara incluso en casarse algún día con ella.

Hay que recordar que Mar Flores no se contentaba con ser modelo: aspiraba a triunfar como actriz. Intervendría en algunas series de televisión. Y en una película. Que sufragó Fernández-Tapias para complacerla. Le supuso un buen desembolso, aunque fuera de poco presupuesto. Llevaba el título de Resultado final. Parecía un título apropiado que anunciara lo que le iba a pasar a la pareja de tortolitos. Fue dirigida por Juan Antonio Bardem, en sus horas bajas, necesitado de dinero. Y resultó un fiasco descomunal. Puede que su exhibición fuera sólo vista por apenas mil espectadores. Una televisión la programó hace ya bastantes temporadas. En un horario que ya daba a entender la calidad del filme: las dos de la mañana.
Además, después de ese desastre cinematográfico, todo se derrumbó para él cuando contempló un reportaje de la revista Interviú donde su amada aparecía en la cama de un hotel romano amartelada por un conquistador de fuste: Alessandro Lecquio, que en esa época, año 1996, saltaba de cama en cama. El soponcio que sufrió "Fefé" pueden figurárselo.

Mar Flores, entre tanto, con una inaudita desfachatez, declaraba entre otras lindezas, lo que sigue: "El amor te descontrola y te hace perder el rumbo". Más lo perdió "Fefé", añadimos nosotros, siendo un experto naviero. Quien la paseó por importantes escenarios como la estación invernal de Saint-Moritz, repleta de millonarios y famosos de la "dolce vita". Bien abrigada Mar Flores con un costosísimo modelo de pieles, sufragado por su amante. Desde la contemplación de aquellas fotos íntimas de ella con el ex de Ana Obregón, de las que el reportero que las vendió a "Interviú" cobró un buen pico, repartido a medias con el falso conde italiano, "Fefé" prometió no caer más en ninguna semejante aventura.

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Fernández Tapias | Archivo

Y ya cuando declinaba el siglo XX, el gran empresario, en 1998, conocería a la que iba a ser "la mujer de su vida, su gran amor", Nuria González Sánchez. Lo chusco es que la primera vez que cruzaron un saludo fue gracias a una amiga de Nuria: Mar Flores.

Nuria y "Fefé" se reencontraron en la feria de San Isidro de aquel 1998. Se les veía muy contentos en barrera. Compartieron pronto amistades de él, puesto que pese a la profesión de modelo popular de ella, quien en verdad pertenecía a ese "todo Madrid" de los eventos de mayor "glamour", era Fernando. De ese núcleo habitual en sus fines de semana y vacaciones citamos a Elena Cué y Alberto Cortina, Cary Lapique y Carlos Goyanes, Alberto Ruiz Gallardón y Mar Utrera… Las revistas del corazón, que ya habían apartado un poco al empresario vigués tras su escándalo con Mar Flores, volvieron a situarlo en sus páginas, porque Nuria González era un bellezón, simpática, un punto discreta y en poco tiempo enamoradísima de "Fefé". Contrajeron matrimonio el año 2002 en la finca del rejoneador y ganadero Fermín Bohórquez (padre), "La Peñuela", sita en Jerez de la Frontera. La pareja vivió desde entonces un felicísimo periodo, con dos hijos que les harían la vida totalmente dichosa: Iván, nacido en 2003, hoy relacionado con estudios financieros, alto como su progenitor, y Alma, que tiene ahora dieciséis años.

Nuria González, al relacionarse con "Fefé", abandonó las pasarelas, aunque por unas temporadas ejerció su habilidad como estilista y su buen criterio en calidad de comentarista de moda en una revista. Su marido bautizó uno de los buques de su naviera con esta denominación: "Nuria Tapias". Y el yate, del que más tarde se desprendió, "Nufer", iniciales de sus respectivos nombres.

Tanta alegría en esa pareja se vería truncada por la muerte de su primogénito, Bosco José, que tuvo Fernando en su primer matrimonio. Falleció en 2010 mientras practicaba submarinismo. No se encontraron los restos de su cuerpo hasta pasados dos años más tarde del accidente, en aguas de Lanzarote, gracias a dos buceadores.

Con la ayuda de Nuria, treinta años menor, por cierto, Fernando fue poco a poco recuperándose del dolor que le produjo la desaparición de su hijo mayor. Y cuando parecía que iba recobrándose de la tragedia, los otros cinco hijos suyos, exceptuando los tenidos con Nuria González, declararon ante un juez que su padre estaba incapacitado para dirigir sus empresas. La sentencia fue favorable a "Fefé". Quien ya años más tarde, eligió como heredero para hacerse cargo de todo su entramado empresarial a Juan Carlos, uno de los chicos que nacieron en su segunda unión matrimonial.

Tal vez la muerte de Bosco unida al gran disgusto que le proporcionaron sus otros hijos, hicieron mella en el ya cansado corazón del naviero. Le implantaron media docena de "stents", tubos pequeños que se utilizan para tratar el ensanchamiento de las arterias coronarias del paciente. Hacía ya unos cuantos años que la salud de Fernando Fernández Tapias era delicada. Alejado de toda vida pública, que no le impedía estar al corriente de cuantas vicisitudes deportivas le ocurrían a "su" Real Madrid, del que fue su vicepresidente primero, brazo derecho del presidente. Al palco del Santiago Bernabéu iba regularmente, hasta ya avanzada su enfermedad, en compañía de Nuria González la mujer que junto a sus dos hijos llora amargamente la desaparición de "Fefé", del que estaba absolutamente enamorada, y permaneció a su lado hasta que el popular empresario expiró.

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