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El complicado juicio de Juan José Ballesta, acusado de agredir sexualmente a una amiga

Juan José Ballesta se enfrenta a esta semana al juicio por la presunta agresión sexual a una paisana de Parla.

Juan José Ballesta se enfrenta a esta semana al juicio por la presunta agresión sexual a una paisana de Parla.
Juan José Ballesta | Gtres

Juan José Ballesta, que se dio a conocer en el cine con la película El Bola, podría acabar en la cárcel o condenado en cualquier caso por haber agredido sexualmente el pasado verano a una supuesta antigua amiga; en todo caso, paisana suya, de Parla (Madrid). La acusación parte de esa mujer de cuarenta y siete años, asegurando que en las últimas fiestas de Parla, el actor la acosó y luego introdujo sus manos en las partes íntimas de ella. La vista tendrá lugar este próximo 7 de noviembre en el Juzgado de Instrucción número 4 de la citada población madrileña. El actor se defiende diciendo que todo eso es mentira y que no conoce a tal mujer. "Nunca he cometido ningún delito sexual", insiste.

No es la primera vez que Juan José Ballesta ha tenido problemas con chicas más o menos de su edad o con los novios de ellas. Contaba con cierta gracia: "Esas admiradoras mías vienen hacia mí, a por un autógrafo, a hacerse un "selfie", las atiendo, nos despedimos normalmente con un beso, algo hoy habitual, pero los novios de ellas se mosquean y se pelean conmigo".

A pesar de que Juan José aprendió a defenderse siguiendo técnicas deportivas, y acabó siendo campeón de full-contact en 2004, ha sido víctima de varias palizas. Claro está que las ha recibido de varios agresores. En Borox, acabó con varias costillas rotas. En Illescas, le zumbaron de lo lindo en una discoteca. Y en Getafe, en otra, cuando un novio celoso lo amenazó navaja en mano. Todo ese historial junto a las películas con argumentos extraídos de la delincuencia juvenil, han convertido a Juan José Ballesta, muy a su pesar, en un símbolo de macarra, que él insiste en denostar, repitiendo que es pacífico, y que huye de ciertos locales donde abundan tipos mal encarados y peligrosos, prefiriendo ser cliente de los que tienen un portero bien uniformado con una clientela más normal y nada belicosa.

Hace unos meses se difundió que Juan José Ballesta había desaparecido. Sus amigos de movilizaron hasta dar con su paradero. Ocurrió que había dejado de comunicarse a través de las redes sociales, harto de que le "cargaran el muerto" de enredos y peleas. "Quería desconectar". Y es que, en efecto, su vida lo ha llevado a una situación en la que hay veces que no sabe qué hacer, sometido a presiones que le superan.

Treinta y seis años cumplirá el próximo 12 de noviembre, natural de Parla, de donde cuando se hizo ya popular por sus películas, pasó a residir en la provincia de Toledo, comprando una vivienda en Visos de San Juan.

Fue su madre quien lo azuzaba para que se presentara a los "castings" donde pudiera ser contratado para alguna película. Aunque lo primero que hizo fue una serie de anuncios, "spots" publicitarios. Para televisión, intervino en las series Maestro y Famosos y compañía. Acabaría por abandonar a la fuerza sus estudios al aprobar la Educación Secundaria Obligatoria.

Protagonizó en el año 2000 El Bola, interesante filme de Achero Mañas sobre la delincuencia juvenil. Con trece años, Juan José Ballesta fue galardonado con el Goya como actor revelación. Sin duda, dados sus antecedentes familiares, era el reconocimiento a un adolescente, sin apenas estudios, procedente de un ambiente marginal, que como autodidacta había logrado dar vida a un personaje de barrio siguiendo las instrucciones del mentado Mañas.

Continuó ya con el "veneno" del cine en su horizonte profesional. El viaje de Carol se rodó en 2002. Planta 4ª, fechada al año siguiente. De 2005 era 7 vírgenes, que hace dieciocho años le supuso obtener la Concha de Plata al mejor actor en el Festival de San Sebastián. Entrelobos es de 2010…

Qué duda cabe que Juan José Ballesta tiene un talento natural, que ha vertido en su condición de actor. Pero su más o menos intensa trayectoria le pasó factura. No asimilaba bien con su vida privada el aprendizaje de los guiones, los ensayos, rodajes, encuentros con la prensa, asistencia a fiestas... Tanto acoso alrededor llegó a molestarle. Le quitaba disfrutar de su vida de ocio. Así es que decidió apartarse una larga temporada del mundillo cinematográfico, para retornar a él en los rodajes del ya mentado Entrelobos y El desafío en 2010. Luego, la serie Hispania. Descansó otras temporadas hasta que en 2016 lo vimos en El Ministerio del Tiempo, la excelente serie televisiva.

Optó en uno de esos raptos de cansancio, harto de ser actor, por trabajar de marmolista, aun ganando muchísimo menos: setecientos euros al día. Fue albañil. Y como contraste, también contable. "Quería ser otro, se acabó el cine", declaró, ya algo fuera de sí.

Como en la década pasada vivió intermitentemente con trabajos tan dispares como los relatados, habrá que considerarlo por otra parte un actor diferente a los que por ahí pululan provenientes de escuelas de interpretación. Porque Juan José Ballesta, sin tener en su currículo profesional unas bases sólidas de Arte Dramático ni poseer una cultura mediana, ha sabido salir airoso de montajes teatrales, caso de cuando en 2014 debutó en la escena con El nombre de la rosa y en la temporada de 2016 con Los tragos de la vida, que le venía bien a su singular personalidad. Añadamos a su historial las series Historias para no dormir, El asfalto (remake de aquellos sensacionales guiones de Chicho Ibáñez Serrador) como asimismo no tuvo inconveniente en aparecer como émulo de John Travolta en ¡A bailar! y aprendiz de cocina en MasterChef Celebrity, sin cortarse un pelo. Trabajos más recientes fueron Nueva tierra y Lo que queda de ti. Haciendo resumen de sus historial artístico, en veintidós años rodó dieciséis películas, dos cortometrajes y ocho series de televisión. Y ahora mismo, tras una filmación en Sevilla, está inmerso en una serie de la multinacional Netflix.

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Con Verónica Ballesta | Archivo

Dada la popularidad conseguida, Juan José Ballesta fue homenajeado el pasado agosto por el Ayuntamiento de Parla, su pueblo natal, orgullosos allí de tener a un vecino tan conocido.

Pero él sigue algo confundido porque en el fondo, no se encuentra muy a gusto siendo agasajado o perseguido por enloquecidas "fans". Quiere vivir su vida, sin ser molestado, tener intimidad. Tenía una novia, la peluquera Verónica Rebollo. Tuvieron un hijo, sin estar casados, que se llama como el padre, nacido en 2007. En 2021 se separó de ambos, no quería saber nada de ellos. Parece que últimamente se has ido a vivir a su casa materna, reanudando el trato con su hijo. Pero hasta el día de hoy su vida parece un tobogán, con vueltas y vueltas en la cabeza, sin saber cómo será su futuro inmediato. De momento, queda dicho que lo siguen contratando como actor. Disfruta yendo de caza o de pesca. O montando en bicicleta de carreras. El flamenco le encanta. Manifiesta estar tranquilo al sentarse en el banquillo de un juzgado. Esperemos lo que ocurra con esa denuncia de la mujer que él repite es una desconocida. ¿Es creíble que, de ser así, alguien puede demandar a un inocente sin ninguna prueba?

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