Pensar que Concha Velasco se ha ido para siempre se me hace muy cuesta arriba. Sobra decir que se el hueco que deja es enorme y que el recuerdo de una grande, como ella era, será imposible olvidarlo. Escribo estas líneas con una gran pena, porque a mi memoria me vienen momentos vividos, a lo largo de mi carrera que siempre estarán conmigo.
Mis encuentros con la actriz en estrenos, viajes, entrevistas, siempre fueron impecables por su parte, cariñosa, atenta, y siempre dispuesta a ayudar, nunca me negó una declaración en torno a su vida, que pasó por momentos difíciles. Recuerdo cuando fui al tanatorio da dar el pésame a la familia por la muerte de Paco Marsó, como recibía a todos los que allí acudimos, con una entereza que llamaba la atención.
Concha se ha ido en silencio, de una forma elegante como lo fue siempre, feliz rodeada de sus hijos, que han estado volcados con ella en todo momento. Hace tan solo 2 días su hijo Manuel, con el que tengo una buena amistad, me envió un whatsapp, agradeciendo los comentarios que estábamos haciendo en la Crónica Rosa con Federico. No se me olvidará un viaje a Marrakech, hace años que acudió con Marsó, así es como llamaba a su entonces marido, lo bien que lo pasamos.
La capilla ardiente en su querido teatro de La Latina, va a ser un continuo desfile de gente que va a querer dar su último adiós a una de las grandísimas actrices que ha dado España. Mañana sus restos mortales descansaran en su Valladolid natal.