
Tras el anuncio de cáncer del rey Carlos III y el silencio impuesto sobre la situación de Kate Middleton, la Casa Real británica se tambalea. Una serie de equivocaciones en su inexistente política de comunicacion han derivado en especulaciones sin fin sobre la verdadero situación en Buckingham, sin que nadie haya tomado los mandos de la gestión.
Se como fuere, tras las dos imágenes falsas de Kate Middleton la indignación campa a sus anchas entre ciudadanos y periodistas.
Quizá en un intento de reconducir la situación, pero a la vez disparando las especulaciones de nuevo, los medios británicos advierten de un anuncio "extremadamente importante" que podría llegar en "cualquier momento entre las próximas 48 a 72 horas. Así se habría notificado a la unidad de producción de BBC Events desde la propia institución.
Desde una agudización del cáncer de Carlos III a la abdicación, pasando por el divorcio de William y Kate Middleton, las hipótesis campan a sus anchas mientras el Palacio guarda silencio. Despejar el verdadero estado de la princesa de Cambridge sería la principal de las incógnitas.
El rumor ha corrido después del anuncio de que la princesa retomará sus actividades el 17 de abril, cuatro meses después de su desaparición de la esfera pública tras una operación abdominal de la que se desconocen detalles.
Pese a que la familia intentó restar importancia a las fotos retocadas de Kate -hechos probablemente con programas de edición o con el móvil- haciendo hincapié en la informalidad de la imagen, para muchos expertos el incidente ha minado por mucho tiempo la credibilidad de la realeza y de sus mensajes.
El episodio, del que se han hecho eco medios de todo el mundo, cobra además una relevancia particular en un momento en que no cesan las especulaciones sobre la naturaleza de la dolencia de Kate, de la que no se sabe absolutamente nada, salvo que no es cáncer y que la mantendrá apartada de sus compromisos hasta después de Semana Santa.
El rey Carlos III, que está en tratamiento oncológico, y Camila, cuya oficina de prensa es diferente a la de los príncipes de Gales, se han mantenido al margen de esta polémica.
El polémico presentador británico Piers Morgan se preguntaba esta semana en su canal de YouTube si la familia real "está escondiendo algo" e insinuaba -si bien no confirmaba- que había oído rumores "alarmantes" relacionados con la princesa.
"Me han contado cosas que, incluso si solo la mitad de ellas fueran ciertas, es bastante alarmante lo que está ocurriendo. No sé qué creer, ni tampoco ninguno de nosotros. No estamos ahí", comentó.
Desde la publicación de la foto, los medios locales han estado atentos a los movimientos de los miembros de la realeza, y documentaban cómo los príncipes salían juntos el lunes en coche de su residencia en Windsor (a unos 40 kilómetros de Londres).
Según indicó el palacio, William se dirigía a un servicio religioso en la londinense abadía de Westminster por el Día de la Commonwealth (mancomunidad de antiguos territorios británicos), mientras su esposa, que ya se sabía que no asistiría, se encaminaba a una cita privada.


