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La reaparición en Nimes de Enrique Ponce y la intención de Ana Soria de estar presente

Enrique Ponce regresa a los ruedos y Ana Soria quiere estar presente en Nimes.

Enrique Ponce regresa a los ruedos y Ana Soria quiere estar presente en Nimes.
Enrique Ponce y Ana Soria | Europa Press

Después de tres años retirado de los ruedos, Enrique Ponce reaparece el 17 de mayo en la plaza de toros de Nimes. Acontecimiento al que quiere asistir su novia, Ana Soria acompañada de algunos miembros de su familia. Es muy posible que el año próximo, cuando ya haya acabado ella la carrera de Derecho y él ya no vuelva a vestirse de luces, celebren su esperada boda. De momento, conviven en un confortable y lujoso chalé en Almería y tienen la pretensión de construirse otro, después de haber permanecido en varios pisos de alquiler poco después de que iniciaran su romance en 2020, un año antes de que el torero valenciano se separara de Paloma Cuevas, su esposa durante veinticinco años, padres de dos hijas, Paloma, nacida en 2008, y Bianca, en 2012.

La tarde de este 17 de mayo cuando haga el paseíllo en el Coliseo Romano de Nimes, muy familiar para él, en la Feria de Pentecostés, con ganado de Juan Pedro Domecq, junto a Alejandro Talavante y David Galván, se presume será muy emocionante para el diestro de Chiva, tras su larga inactividad. Se ha preparado, naturalmente, para su reaparición. Enrique le había prometido a Ana que no iba a volver más a torear, pero muchos aficionados y empresarios le han instado durante todo este tiempo a que volviera, al menos por una única temporada. Y confiesa no haber podido resistirse a su vuelta a los ruedos, pese a la preocupación que su novia va a padecer todo este próximo verano. Estará en Nimes, casi seguro. Prefiere esa fecha verlo en la plaza y no esperar en Almería a que la informen por teléfono del resultado del festejo. Ana, antes de conocerlo, ya lo había contemplado en el viejo coso de la avenida de Vilches, en Almería, durante su feria de finales de agosto, donde Enrique ha hecho el paseíllo durante muchas temporadas, ganando el capote de paseo en varias ocasiones, como triunfador del ciclo.

La única condición que se ha impuesto el propio matador es que en su reaparición no superará los veinte festejos. Se despedirá el mes de octubre en la feria de la Comunidad valenciana, su tierra. Y hasta entonces su presencia será en las más importantes plazas españolas, a saber: Alicante, Málaga, Santander, Puerto de Santa María, Pontevedra, Gijón, cómo no Almería, probablemente Bilbao, Murcia, y Madrid, donde dirá adiós a su carrera en la Feria de Otoño, en octubre también, en vísperas de su compromiso valenciano. Pero no se cortará, físicamente, la coleta. Una decisión como si quisiera de ese modo simbolizar que continuará sintiéndose torero en su interior. Se despide un maestro de leyenda, cuyos éxitos superan con creces sus fracasos, no muchos, en relación a los festejos en los que tomó parte. Porque en tardes de infortunio, Ponce no solía recibir broncas como otros colegas.

Tampoco ha sido muy castigado por los toros. El balance de su vida taurina es éste: 2.327 corridas lidiadas, 5.257 toros pasaportados (no siempre le acompañó la suerte a la hora de matar, perdiendo por ello bastantes trofeos), 63 alternativas concedidas, 53 toros indultados y más de cien tardes por temporada durante un decenio consecutivo. Y ahora que vuelve, esta es una de sus reflexiones: "He de enfrentarme después de los tres años ausente de la fiesta a la dificultad de volver a mirar a los toros desafiante, para afirmar que aquí mando yo".

Su divorcio de Paloma Cuevas le afectaría de alguna manera, pese a que fuera él quien tomó esa medida. Desde luego ella lamentó muchísimo más esa decisión de su marido, que sorprendió a cuantos los conocen y a muchísimos lectores del comunicado que divulgaron para anunciar su ruptura. Con total discreción han llevado a cabo la separación de bienes. Entre otras propiedades, Enrique se quedó con casi la totalidad de la finca "Cetrina", situada en el término municipal de Navas de San Juan (Jaén), donde el matrimonio se radicó durante muchos años. Poseían un piso de ensueño en una zona privilegiada de Madrid. En la capital de España Paloma tenía que cumplir muchos de sus compromisos como diseñadora de ropa y algún otro negocio. Era invitada a muchos eventos sociales, luciendo su gran atractivo. ¡Hola!, la revista que publicó muchas exclusivas de la pareja, la había designado, por votación de sus lectores más de una vez como una de las mujeres más elegantes de España. Enrique, algo tímido, siempre discreto, desde luego afable y muy respetuoso con todo el mundo, no era amigo de tanta presencia en tales eventos, donde aparecía vistiendo ropa de etiqueta con naturalidad, adaptándose a lo preceptivo en fiestas de alto copete. Accedía para complacer a su encantadora mujer. De ahí que adquirieran esa vivienda madrileña, pues de vivir en la finca jiennense les habría sido más complicado cumplir con esa agenda social.

Pero conste que donde siempre Enrique se ha sentido libre y a su gusto ha sido en el campo, con su ganadería, sus vacas y otros animales. Ahora, "Cetrina" se ha convertido en un lugar de bodas y otros fastos, que le permiten a Enrique mantener los gastos de la finca y obtener de paso algún beneficio. La vida cambió para aquella pareja feliz de tantas páginas en color de las revistas, desde que se supo que Enrique Ponce se había enamorado de una estudiante de Derecho, almeriense de nacimiento, separándose de Paloma Cuevas. Un gran disgusto supuso para los padres de ella. El progenitor, Victoriano Valencia, había sido apoderado de Enrique. Precisamente en una feria americana, la de 1992 en Cali, Colombia, llevó de viaje a Paloma. Y allí es donde Ponce se enamoró de Paloma, hasta casarse en la catedral de Valencia el 25 de octubre de 1996. Las dos hijas colmaron de alegría a la pareja.

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Ponce y Soria en El Hormiguero | Archivo

Enrique Ponce, desde que abandonó su hogar, ha procurado estar las más veces posibles con ellas, informado de sus estudios sobre todo. Le preguntaban hace poco en el diario El Mundo a Enrique Ponce qué podía comentar sobre Luis Miguel (por cierto bautizado con ese doble apelativo porque su padre era admirador de Luis Miguel Dominguín). Como puede suponerse, la respuesta del valenciano, prudente, fue la de que nada tenía que decir. Torero y cantante se conocían desde muchos años atrás, en almuerzos y reuniones llegaron a cantar juntos, porque Enrique tiene excelente oído y se luce con los boleros. De aquel tiempo, un seductor como Luis Miguel, "El Sol de México", ya sentía hacia Paloma Cuevas mucha atracción. Por supuesto que nunca osó molestar al matrimonio. Y cuando vio el campo libre, tras la abrupta separación de sus amigos es cuando le hizo saber a Paloma lo enamorado que siempre estuvo de ella. Lo que está en el aire es si se casarán o no. Por parte de ella y siempre pensando en sus hijas, no habría dificultades, seguramente, Luis Miguel, en cambio, conociendo las amantes que ha tenido y algunos hijos con ellas, es más reacio a una boda porque la vida le ha tratado hasta la fecha muy bien estando soltero. Paloma Cuevas cuenta actualmente cincuenta y dos años.

¿Y Enrique? ¿Se casará con Ana Soria? Es más que probable, en cuando ella obtenga la licenciatura de Derecho y se integre en el bufete de su padre, Federico Soria, un conocido abogado almeriense especialista en Mercantil. A sus cincuenta y dos años, el valenciano está muy seguro de sus sentimientos. Su vida en Almería es tranquila, juega a menudo al golf, recorre la costa, y en general, cuando pasea por la ciudad, no se siente acosado aunque no pase inadvertido, como es comprensible. El carácter de sus habitantes permite al torero caminar junto a su novia sin verse permanentemente presionado. Los reporteros sólo les hacen frente ahora con menos asiduidad.

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