
Sorpresa nos supuso contemplar hace unos días, entre los invitados al programa de Antena 3 "Pasapalabra" al actor-bailarín Manuel Bandera, aquel excelente protagonista de "Las cosas del querer" y su secuela cinematográfica, la segunda parte de una historia basada en el legendario coplero Miguel de Molina, que maldita gracia le hizo a éste, pues pretendía rebañar algún dinero, del mucho que, al menos la primera parte, le proporcionó a su productor Luis Sanz.
Han transcurrido ya suficientes años, treinta y seis, para que no nos suponga extrañeza alguna su físico actual, y treinta de la secuela. Pero no deja de producirnos un respingo al verlo ahora con los estragos de la alopecia, uso de gruesas gafas y un bigote que no le hace mucha justicia estética, como no sea para algún papel característico en el cine.
Manuel Bandera es malagueño, nacido hace sesenta y cuatro años. Se instaló en Madrid con la pretensión de estudiar Educación Física y danza. De su etapa malacitana sacó adelante su estampa de bailarín flamenco. Lo vio un día el ya mentado productor y representante Luis Sanz, contratándolo como protagonista de "Las cosas del querer". Un sueño para el joven andaluz, que respondió con creces a las esperanzas puestas en él. Almorcé con ambos y Manuel estuvo educado, algo tímido, no acostumbrado todavía a reunirse con periodistas. Poco a poco fue aclimatándose.
Su carrera artística en adelante fue desigual. Pedro Almodóvar lo tuvo a sus órdenes en el rodaje de "Kika", y volvió a llamarlo para que bailara un tango en "¡Átame!". Y es que como bailarín siempre destacaba. Lo hizo en "Un, dos, tres…". Cuando participó como concursante en el espacio televisivo "¡Mira quién baila!", estaba cantado que nadie le haría sombra, como así fue. Y con Bárbara Rey formó una buena pareja de presentadores en "Esto es espectáculo". Para la pequeña pantalla destacó asimismo en la serie "Réquiem por Granada", encarnando al rey Boabdil. Puede decirse que su currículo es variado: también interpretó alguna obra clásica, destacó en musicales ("Cabaret", "Chicago") y en fechas más recientes representó la comedia "El amor sigue en el aire", con Bibiana Fernández, y una continuación con parecido título junto a Olvido Gara, Alaska.
Un encuentro importante para él fue el que tuvo con su paisano Antonio Banderas: los presentó en su casa Pedro Almodóvar. Y más adelante el ahora empresario del teatro del Soho lo tuvo de primera figura en "A chorus line", temporada 2021-22. Se da la circunstancia de que ambos nacieron el mismo año en Málaga. Y que su primer apellido es el mismo, aunque en el caso de Antonio Banderas éste decidió añadirle una ese.
En la vida de los actores hay momentos en los que en casa no entra nada para avivar el cocido. Manuel Bandera fue muy sincero cuando admitió que entre los años 2014 y 2017 estuvo con una mano delante y otra detrás: no lo llamaba nadie para proponerle trabajo alguno. Hubo de desprenderse de algunos enseres y recurrir a lo que nunca pensó para ir tirando…
Lo peor de su situación es que tenía que compartirla con su esposa, Marisol Muriel, con quien contrajo matrimonio en 1988 y tuvieron un hijo, Miguel, en 1992. Se conocieron bailando. Fue el coreógrafo Giorgio Aresu quien los unió para un número durante el especial Nochevieja del año 1986 en Televisión Española. Y a poco de aquello simpatizaron, formando una encantadora pareja, estable hasta el presente. Su hijo es preparador físico, aquello que quería ser el padre.
Si el discurrir vital de un actor suele ser casi siempre incierto, Manuel Bandera lo ha probado varias veces, buscando trabajo donde fuera, ayudado por su esposa, que ofició un tiempo de mánager suyo. Y dándole al caletre se le ocurrió un tiempo en locales andaluces reducidos montar el espectáculo "Bambino por Bandera", donde interpretaba rumbas de aquel recordado artista de Utrera. Y así, viviendo o malviviendo, Manuel Bandera ha continuado su devenir artístico, ahora según confesó en "Pasapalabra" con algunos proyectos a la vista. Buen bailarín, aceptable cantante y actor, creemos merece nuevas oportunidades. Es simpático y empatiza pronto con el público.

