
El sábado 22 de mayo se celebró el Festival de Eurovisión 2021 en la ciudad holandesa Rotterdam. El representante español Blas Cantó no pudo cumplir uno de sus sueños de la infancia actuando frente a toda Europa con la balada 'Voy a quedarme'. Una ilusión que podrían convertirse en decepción de cumplirse lo que auguran las casas de apuestas que le daban el último puesto en la clasificación. Y es que la propuesta del murciano para el certamen no ha conseguido cautivar a Europa, pasando desapercibido desde el momento de su presentación y confirmando el desinterés con sus primeros ensayos.
Son indudables las cualidades vocales de Blas Cantó, que ya demostró lo versátil que puede llegar a ser durante su paso por Tu cara me suena, sin embargo de poco sirve una buena voz si la canción no interesa a nadie. Entendemos el discurso de Blas y lo importante que es para él defender este tema (está dedicado a su abuela fallecida por covid), pero también comprendemos la indiferencia con la que han respondido nuestros vecinos. Venimos de una etapa muy oscura a nivel mundial a causa de la pandemia de coronavirus y el público eurovisivo no necesita que se lo recuerden. Eurovisión siempre ha sido una fiesta, pero este año es más necesaria que nunca.

Tampoco ha ayudado la puesta en escena creada por el director artístico Marvin Dietmann. para la canción. Cuando un tema es, a priori, poco atractivo, una buena puesta en escena puede supone unos puestos más arriba en el ranking final. En este caso, el diseñador austríaco ha optado por una escenografía minimalista, tan minimalista que no hay excusa alguna para mirar la pantalla. Si de algo dispone el espectacular escenario del festival es de medios para crear shows memorables: decenas de pantallas, luces, fuegos artificiales... En su lugar, se ha optado por colgar del escenario una pelota de playa gigante que simula la luna. Todo por el módico precio de 60.000 euros (todo el proceso costará unos 617.000 euros)
Si en algo acertaron aquellos noruegos faltones que criticaron la propuesta de España fue al afirmar que transmite "pereza". Y es que esa ha sido la actitud de RTVE en todo lo referente al Festival: una gala de selección sin interés, barata y casposa, nula presencia del representante en sus diferentes programas y escasa promoción del tema fuera de sus cadenas. En el lado contrario encontramos a Telecinco, expertos en cebar sus contenidos, que han hecho más por el festival en tres meses que RTVE en los últimos veinte años. Por el programa de Rocío Carrasco han pasado los representantes de Francia, Suiza y Bulgaria, además del propio Blas Cantó, logrando llegar a espectadores que no son forofos del certamen. Lo que Mediaset podría hacer con el festival si estuviese en sus manos...
Más allá de los expuesto, si de algo pueden estar tranquilos los españoles es de que Blas hará una más que digna actuación y que, dentro de las posibilidades y las herramientas de las que ha dispuesto, se ha dejado la piel por nuestro país.

