
Mallorca no solo son sus playas, sus resorts, hoteles o sus innumerables atractivos turísticos para los que solo buscan sol y chiringuito. Mallorca tampoco acaba en Palma, la gran ciudad y capital de las islas, maravillosa urbe en la que su imponente catedral parece dar la bienvenida al viajero y que por supuesto hay que visitar al menos una vez en la vida. En este viaje dejamos de lado todas estas fabulosas bondades terrenales, naturales y urbanas, para realizar una ruta en coche, o road trip, como lo llaman ahora, por algunos de los inolvidables pueblos de la sierra de Tramontana. Un viaje sin prisas y disfrutando del paisaje gracias a su agradable temperatura y la amabilidad de sus gentes
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en la categoría de paisaje cultural, la Serra de la Tramontana es la perfecta mezcla de lo humano con la natural. Se extiende a lo largo de unos 90 km, con una anchura máxima de 15 km, sobre el territorio de 20 municipios, cada uno de ellos con un atractivo diferente al anterior. Un verdadero síndrome de Stendhal montañero isleño para el viajero que busca un modo de viajar fuera del mundanal ruido de las abarrotadas playas, los cruceros o las tiendas.
Su geografía es asombrosa: la sierra tiene 20 municipios, desde Andratx hasta Pollença, con las poblaciones de Sóller, Fornalutx, Deià, Valldemossa, Banyalbufar, Estellencs, Sant Elm o Galilea, entre otras. Parajes increíbles, rutas senderistas y con picos de más de mil metros entre la llanura mallorquina y el mar, un lugar mágico y apartado donde famosos de otra época como Sissi Emperatriz, George Sand o Frédéric Chopin sintieron amor a primera vista.
No sólo en coche es posible exprimir la sierra de Tramontana. Existen varias rutas y senderos, entre los que destaca la Ruta de Piedra (Ruta de Pedra en Sec) o GR 221 que es la ruta de senderismo más famosa y mejor conservada de Mallorca. El recorrido, de aproximadamente 280 kilómetros, se realiza en ocho etapas y se extiende desde Andratx hasta Pollença.
Tres pueblos muy cercanos con encanto mallorquín y tramontano
Valldemosa, es conjunto de casas de piedra, callejones empedrados, fachadas medievales que componen una de las estampas más genuinas de todos los pueblos de la sierra de Tramontana. Apenas 24 kilómetros separan Palma de Mallorca de esta pequeña localidad. Un trayecto que es en sí mismo viaje a la tranquilidad desde la ventana. Una carretera plagada de árboles centenarios como los algarrobos, huertas y verdes praderas con algunas ovejas. La carretera Ma-110 avanza entre curvas, salvando la geografía montañosa del norte de la isla. Durante el camino es muy posible encontrar a decenas de ciclistas, posiblemente en grupo, debido a la gran afición que hay por este deporte en la isla.
Al llegar, es realmente fácil toparse con el parking más cerca del centro, algo que facilitará ganar tiempo para dedicarlo a ver el bonito pueblo. Este parking está situado al lado de la oficina de turismo, donde amablemente nos indicarán las mejores calles y los monumentos que visitar. La fama internacional de Valldemosa viene de lejos y es que en este pueblo artistas como George Sand y Frédéric Chopin tuvieron largas estancias buscando remedio contra sus enfermedades como refugio de tranquilidad y buena vida mediterránea.
Uno de los lugares de obligada visita es la cartuja de Valldemosa. Su torre se distingue entre las demás edificaciones como si se tratase de un faro en mitad de la montaña. El conjunto monumental ocupa el antiguo palacio residencial del rey Sancho I de Mallorca, que data de 1309.
Deyá es otro de los bonitos pueblos de esta ruta. Situado los pies de una montaña con vistas al Mediterráneo. Aquí han llegado durante años muchos artistas y escritores por algo será. Deyá, fue lugar que escogió el escritor Robert Graves para romper con su anterior vida y empezar de nuevo hasta el final de sus días, tal es así que su tumba está en el mismo cementerio del pueblo. Cerca de Deyá está Son Marroig, se sitúa un precioso mirador sobre el mar con vistas a Sa Foradada, que aún se puede visitar. Una de las principales propiedades del archiduque Luis Salvador de Austria en Mallorca, gran amante de la isla y de Tramontana.
El tercer pueblo en discordia es Sóller, el más poblado de los tres, viene a ser como la capital de la Tramontana y entre sus calles destaca la fachada modernista de la iglesia de San Bartolomeu, el Ayuntamiento y a unos kilómetros está su playa y puerto deportivo al que es muy recomendable dedicar un par de horas para acercarse en coche. Sóller, además, se ubica en el llamado valle de los naranjos y es algo que se ve y se huele nada más llegar, en sus calles repletas de estos frutales que incluso tienen una fiesta anual en la primavera.
Los más pequeños agradecerán un viaje en el tren de Sóller, que con cien años de antigüedad, es uno de los mayores atractivos de toda Mallorca. La duración del paseo al pueblo de Sóller, que sale desde Palma, es de aproximadamente una hora y, durante el viaje se pasa por viaductos, puentes y 13 túneles. Es necesaria la reserva con antelación y cuesta unos 30 euros por persona. El viajero debe tener en cuenta que este trayecto en tren, ida y vuelta, supondrá invertir una mañana o una tarde del tiempo de viaje.
En cuanto al alojamiento, los hoteles y hostales en la sierra de Tramontana escasean y algunos son caros. Como el medio de transporte en este viaje es el coche, la recomendación es reservar un apartamento turístico o un hostal en alguno de los pueblos de interior como Inca, Santa María del Camí o Calviá, y desde allí poder subir en coche a la sierra, repartiendo los pueblos en varias jornadas.


