70 años en biquini

Aunque tiene antecedentes en la época romana, el biquini, una de las prendas más icónicas, se convirtió en un imprescindible a partir de 1946. Al principio no se vio con buenos ojos, pero la revolución sexual logró que poco a poco se hiciera un hueco en el armario de cualquier mujer.

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Corrían los años 40 cuando Estados Unidos hacía pruebas en el atolón de Bikini, en el Océano Pacífico, con una bomba de 15 megatones que produjo una bola de fuego 500 veces más brillante que el Sol. En aquellas fechas, se presentó al mundo la prenda más revolucionaria, un nuevo tipo de bañador compuesto por dos piezas que dejaba al descubierto el cuerpo femenino. Esta nueva "bomba" de la industria de la moda adoptaría el nombre de aquel atolón.

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Su creador no fue ningún diseñador puntero del mundo de la moda, sino un ingeniero francés de automóviles, Louis Reard. La revolucionaria prenda se presentó el 5 de julio de 1946 en un evento en Piscine Molitor, una piscina pública muy popular en París. Como Reard no fue capaz de que ninguna modelo se prestara a lucir aquel bañador tan arriesgado, la striper del casino de París, Micheline Bernadini, fue la encargada de mostrárselo al mundo.

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La locura por el bikini llegó cuando las aspirantes al título de Miss Mundo de 1951 comenzaron a desfilar con aquella prenda tan moderna e incluso recogieran su corona semidesnudas. Como todo lo arriesgado y novedoso, tuvo sus detractores, pero el bikini había llegado para quedarse y sus popularidad subía como la espuma.

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Como ocurre en pleno siglo XXI, el éxito de muchas prendas que se ponen de moda se debe a que alguna famosa se ha encargado de vestirla antes. Y como dicen que ya está todo inventado, la actriz francesa Brigitte Bardot fue una de las culpables de contagiar la fiebre del bikini a finales de los años 50 y comienzos de los 60, sobre todo después de su aparición en la película Y Dios creó a la mujer. Bardot prendió fuego a las playas de Saint Tropez con su bikini de dos piezas, no sin que le llovieran las críticas por enseñar el ombligo.

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También se apuntaron a esta descarada moda actrices Marilyn Monroe, Rita Hayworth, Ava Gadner, Jane Fonda o Rachel Welch... Y así fue como el cine hizo el resto.

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El bikini era polémico y controvertido y dónde mejor que en la película Lolita de Stanley Kubrick para que Sue Lyon lo luciera con mucha sensualidad.

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Sin duda, uno de los bikinis más míticos del cine fue el que lució Ursula Andress en Agente 007 contra el Dr. No. La bellísima actriz saliendo del agua con sus dos piezas en blanco y el cuchillo en la cintura hizo suspirar a toda una generación, pero también consiguió que aquella prenda empezara a normalizarse.

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En España, Benidorm se convirtió en el epicentro del bikini. Su acogida fue difícil en plena dictadura, pero la Playa de Poniente no tardó en llenarse de extranjeras vestidas con su bikini, que se convirtieron en un auténtico reclamo turístico. Y de ahí al resto de España.

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Con el paso de los años, los diseños cambiaban y se volvían más arriesgados. Durante los años 80 y 90, los bikinis minúsculos, de talle alto y con estampados coloridos estaban a la orden del día.

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El verano comienza cuando Ana Obregón hace por fin su mítico posado. La actriz y bióloga es todo un clásico del 'bikinismo' español.

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El poder del biquini no conoce límites y no sólo manda en sus distintas formas, sino que ha dictado las normas en la depilación y en la figura del cuerpo femenino. Hoy en día, muchas firmas se dedican exclusivamente a comercializar esta prenda de baño y en los últimos años ha evolucionado para adaptarse a distintas siluetas, además de mejorar sus materiales.

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El bañador de cuerpo entero vuelve a ponerse de moda, pero el reinado del bikini no llega a su fin. La revolucionaria prenda cumple 70 años y en sus siete décadas se ha encargado de provocar, de resaltar la feminidad de la mujer y de romper moldes. ¡Larga vida al bikini!