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Katy Mikhailova

¿Nada de sexo hasta la monogamia?

Esta frase la repite en cada programa la presentadora y directora de un docu-reality que conocemos en España como 'Millonario busca esposa'.

Esta frase la repite en cada programa la presentadora y directora de un docu-reality que conocemos en España como 'Millonario busca esposa'.
Imagen de Millonario busca esposa | Archivo

La hermana pequeña de una amiga tiene 17 años y está bastante confusa. Me cuenta que su verano en Ibiza ha estado sembrado de múltiples aventuras con diversos jóvenes. "¿Eres feliz?" le pregunté. A lo que ella me dijo, dudando mucho, que "eso" no le gustaba y que lo hacía porque "es lo que se lleva".

Esto ya ocurría hace 10 años cuando yo tenía 15, y muchas de mis amigas atravesaban situaciones similares, llegando una, recuerdo, a quedarse embarazada, abortar, y, para su desgracia, repetir curso.

La moda del libertinaje-no-deseado entristece mucho cuando los más jóvenes y más fáciles de corromper terminan ofreciendo su intimidad a cambio de encajar en la sociedad -o en una parte de ella- en la que el "aquí te pillo, aquí te mato" es la filosofía de los fines de semana o de las tan esperadas vacaciones de verano.

No hay nada malo en disfrutar del cuerpo de uno a su antojo solo, acompañado o como guste, siempre cuando lo haga uno por su propia voluntad y con algo de madurez. Lo lamentable es que jovencitas terminan haciéndolo porque, de no ser así, sus amigas las desplazan, tal como me contaba la protagonista de mi columna de hoy.

Esto no tiene nada que ver con la vestimenta de cada una. La moda es un grito de libertad, y el sexo es una manifestación de las emociones. Pero estas últimas hay que cuidarlas, protegerlas y mimarlas si se puede.

La pérdida de identidad sexual es uno de los peores males que achacan a las nuevas generaciones del Occidente. Y los valores, enterrados, van desapareciendo paulatinamente.

¿Nada de sexo hasta la monogamia? Por favor, no seamos hipócritas y casposos. Esta frase la repite en cada programa la presentadora y directora de un docu-reality que conocemos en España como Millonario busca esposa; frase de la que todavía no he conseguido descifrar el sentido -quizá como consecuencia de una mala traducción-. Les debe de sonar porque varias cadenas lo emiten. Esa mujer repite una y otra vez a sus "candidatas" y a sus millonarios: "recuerda, nada de sexo hasta la monogamia".

En este programa toda clase de millonario -cuyo patrimonio debe partir del millón de dólares, si no, no se le acepta- escoge entre unas 20 chicas previamente seleccionadas por la "celestina" del programa, una mujer con aspecto grotesco, con colágeno en la boca y, sobre todo, con muy mala "leche". ¡Ole sus tacones!

Las candidatas, que previamente han pasado por un casting, resultan, cuando menos, patéticas, al someterse públicamente a semejante humillación. Y la mayoría de ellas están cortadas por el mismo patrón: pechos "asiliconados", rubias de bote la mayoría, cuando no son las clásicas asiáticas sensuales, ‘branding victims’ y nuez en el cerebro. Mujeres dispuestas a venderse por un marido millonario o por un docu-reality, o lo que es peor, por ambas cosas.

Nada de sexo hasta la monogamia carece de sentido si uno se para a indagar en el historial sentimental de todos los personajes de este programa que, sorprendentemente, está producido tan bien que engancha.

En España tenemos la versión cutre, lejos del machismo anterior: Mujeres y hombres, y biceps y berzas, o "viceps y verzas" para que ellos nos entiendan.

En Chic

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