
Victoria Federica es portada de Elle España. ¡Quién lo diría! Quién hubiera vaticinado hace años que aquella niña delgaducha y tímida, de pelo oscuro recogido en una coleta baja y aspirante a digna follower de los toros y asidua a la Plaza de Las Ventas, e hija de la Infanta Elena y Jaime de Marilachar, terminaría convirtiéndose en todo un icono de moda casi de la noche a la mañana.
Su fina figura hace que todo le sienta bien: desde Vuitton, Prada o cualquier marca que la vista. Sus características cejas gruesas, ahora ligeramente más refinadas, le dotan de una belleza racial llena de naturalidad y fuerza. Es discreta, lo que la convierte en una mujer aún más elegante si cabe. La nueva "royal" se ha dejado ver la semana pasada en la semana internacional de la moda de París, en los desfiles de Dior, Valentino, Off-White o Loewe, codeándose con la mismísima Riri. Ya lo hizo en los 90 su madre, porque la hemeroteca nunca miente y las fotos del front row de Chanel junto a Bernadette Chirac o Claude Pompidou son historia de la moda parisina. ¿Pasará lo mismo con ella?
Ser ‘chica de portada’ de una cabecera del prestigio de la mencionada es el sueño de cualquier aspirante a triunfar en la moda. El papel couché plastificado denota más glamour si cabe que ¡Hola!, Semana o Diez Minutos. Una revista de moda blanquea e ilumina la figura del que se deja ver por sus páginas. Cual celebrity o modelo anónima de cualquier agencia de modelos profesionales, Victoria Federica posa (como si lo hubiera hecho toda la vida) con diseños exclusivos de Valentino, Loewe; complementos de Rolex, joyas de Bvlgari y Cartier, o vaqueros de Levi’s. En una producción de moda de aire minimalista, con un maquillaje natural (aun con los ojos ahumados para resaltar más si cabe la fuerza de su mirada), confiesa guardar como prendas fetiche bolsos vintage de grandes marcas herencia de su abuela paterna.
Con 21 años, cursando tercero de carrera en Marketing y Comunicación en una universidad norteamericana, demuestra que además de posar y dejarse ver por los front row de los desfiles, hay que tener un discurso, algo que se forja desarrollando el intelecto.
Toda esta fama inminente en cuestión de meses (tiene Instagram desde 2019) divide a España en dos: en los envidiosos que no comprenden que la fama, el dinero, la belleza y el poder se den la mano; y los que celebramos que nace (y se hace) una estrella.

