
La conducta es la conexión entre la respuesta del organismo y una situación ambiental concreta, esta en ocasiones puede resultar desadaptativa y provocar problemas a las personas.
Sin embargo, podemos trabajar en ella tanto en la infancia como ya de adultos para mejorar ciertas respuestas en situaciones concretas. De hecho, para aumentar su funcionalidad (mediante su eliminación, disminución o cambio) es frecuente aplicar principios de aprendizaje, conocidos en psicología como técnicas de modificación de conducta.
El cambiar comportamientos puede ser un desafío, especialmente cuando quiere transformar varias cosas al mismo tiempo. Esta vez, no lo vea como una resolución sino como una evolución. El cambiar comportamientos es un proceso que lleva tiempo y requiere apoyo. En cuanto esté listo para hacer un cambio, la parte difícil es comprometerse al cambio y seguir por adelante. Así que investigamos lo suficiente para hacer un plan que lo prepare para el éxito. Planificar cautelosamente significa establecer metas razonables y tomar un paso a la vez.
Pero, antes de nada desde Libertad Digital vamos a analizar qué es la conducta y cómo podemos modificarla con tiempo y paciencia.
¿Qué es la conducta?
La conducta es el conjunto de actos, comportamientos exteriores de un ser humano, que resultan visibles y plausibles de ser observados por otros. Pueden ser muy variadas, desde sentarse, hablar, caminar, relacionarse con otros, etc... Por lo tanto nuestro comportamiento es lo que vemos de esa conducta, es la manera en que nos relacionamos con los demás y con el entorno.
Ese comportamiento lo aprendemos desde que nacemos tanto en casa, en la escuela como en el barrio. Lo más importante es poder dar desde casa un patrón, un modelo de conducta adecuada y enseñar a nuestros hijos cómo deben comportarse y cómo poder cambiar ese comportamiento si vemos que no es adecuado.
Así que podemos cambiar nuestro comportamiento podemos ayudar a cambiar el comportamiento de quienes nos rodean. Obviamente no es una tarea sencilla sino que lleva tiempo y paciencia, pero con algunos consejos y, en ocasiones, ayuda profesional, se pueden lograr grandes cambios.
¿Cómo podemos cambiar las conductas o comportamientos que no son adecuados?
Para ello tenemos una serie de técnicas que se pueden aplicar tanto para adquirir nuevas conductas como para aumentar conductas o eliminar las conductas no adecuadas. Por lo que las técnicas de cambio de conducta las podemos entender como todas aquellas estrategias y procedimientos destinados a conseguir un aumento de la frecuencia o perfeccionamiento de una conducta que ya se posee, la adquisición de una conducta nueva, la eliminación o reducción de conductas que se quieren evitar.
Hay que tener en cuenta que cuando nos referimos a aumento de frecuencia de conducta, perfeccionamiento, así como adquisición de conducta nos referimos a conductas adecuadas, por el contrario cuando nos referimos a la eliminación o reducción de conductas, éstas no son adecuadas.
¿Qué podemos hacer para incrementar o perfeccionar conductas?
- Refuerzo positivo
Consiste en producir una consecuencia agradable que se obtiene tras la realización de una conducta, es decir, un premio que puede ser material o no. Así tenemos diferentes tipos, según sea el refuerzo o consecuencia agradable que le apliquemos:
Refuerzos sociales: reconocimiento de una actuación, alabanzas, felicitaciones, elogios verbales, gestos de aprobación que demuestran la aprobación de la conducta.
Refuerzos materiales: incluyen gran variedad de premios, consumibles o duraderos.
Refuerzos basados en actividades: se proponen actividades gratificantes como recompensa tras la realización de la conducta, algunos ejemplos son excursiones, ver televisión, escuchar música, etc...
Refuerzos canjeables: se refuerza dando una ficha que después podrá canjear por objetos interesantes para el usuario.
- Refuerzo negativo
Consiste en retirar una situación molesta o desagradable para el usuario cuando ejecute una determinada conducta no deseada. Al retirar la consecuencia negativa se produce la sensación placentera y la sensación de ‘victoria’ al retirarse aquello que no nos gusta.
Tipos de cosas que se pueden quitar:
Objetos o cosas que le resulten desagradables como pueden ser figuras, animales, etc...
Circunstancias o acciones que no le apetecen realizar como poner la mesa, fregar platos, ayudar en la limpieza, etc...
Dolores físicos o circunstancias molestas que dificultan su bienestar que le obligan a permanecer en determinada postura o lugar.
¿Cómo usar los refuerzos?
Las conductas reforzadas positivamente se aprenden y mantienen mejor en el tiempo. No obstante, no cualquier reforzamiento es útil, hay que saber elegirlos bien dependiendo de cada caso, para que se adapten a las necesidades del plan y no vayan en contra de su propia lógica. ¿Cómo emplear correctamente los refuerzos?
En primer lugar, se deben escoger adecuadamente. Para ello, hemos de tener en cuenta que deben ser proporcionales al esfuerzo de la conducta a desarrollar. Asimismo, resulta preferible que posean una naturaleza intrínseca, cuyo valor de reforzamiento viene definido por la propia persona, y sean emitidos por las propias contingencias naturales de las actividades realizadas, es decir, que sea el ambiente quien refuerce.
En cuanto a cuándo aplicarlos, el intervalo de tiempo transcurrido entre la emisión de la conducta y la obtención del reforzador ha de ser tenido en cuenta. Los refuerzos aplicados inmediatamente resultan más eficaces para adquirir rápidamente la conducta deseable, entre otras cosas porque queda más claro qué acción ha hecho que aparezcan.
Sin embargo, para su consolidación y mantenimiento a largo plazo, es preferible que este intervalo aumente de forma progresiva. De este modo, poco a poco se va dependiendo menos de ese plan de reforzamiento, hasta que la conducta ya queda asimilada y forma parte de los propios hábitos.
La Asociación Americana de Psicología (APA) sugiere estos cinco consejos para ayudarle a hacer cambios positivos y duraderos a su comportamiento:
- Haga un plan duradero. Su plan es el mapa que lo guiará durante esta marcha hacía el cambio. Hasta lo puede considerar como una aventura. Cuando haga el plan, sea específico. ¿Quiere hacer más ejercicio? Determine un tiempo durante el día cuando pueda tomar una caminata y cuánto tiempo podrá caminar. Ponga todo por escrito, y pregúntese si está seguro de que estas actividades y metas son realistas. Si no, empiece con pasos más pequeños.
- Empiece en moderación. Después de identificar metas realistas de corto y largo plazo, divida sus metas en pasos pequeños, manejables, específicos, y que se puedan medir. ¿Es su meta de largo plazo adelgazar 20kg durante los próximos cinco meses? Una meta semanal sería rebajar un kilo por semana. Si desea comer equilibradamente, intente reemplazar el postre con una comida saludable, como una fruta o el yogur. Al final de la semana, se sentirá triunfante sabiendo que logró su meta.
- Cambie un comportamiento a la vez. Los comportamientos dañinos se desarrollan a través del tiempo. Así que el reemplazar comportamientos insalubres con comportamientos saludables también requiere tiempo. Muchas personas enfrentan problemas cuando tratan de cambiar mucho de una vez. Para mejorar la posibilidad de tener éxito, enfóquese en una meta o un cambio a la vez.
- Involucre a un compañero. Sea un amigo, colega de trabajo o un pariente, involucrar a otra persona en su camino hacía una vida sana, lo ayudará mantenerse motivado y responsable. Puede ser alguien que lo acompañe al gimnasio o que también quiere dejar de fumar. Discute lo que este haciendo. Considere unirse a un grupo de apoyo para alcanzar sus metas.
- Pida apoyo. Aceptar la ayuda de las personas que más le quieren y que le escucharán, impulsará su resistencia y dedicación. Si se siente angustiado o incapaz de alcanzar sus metas por si solo, considere obtener ayuda de un psicólogo. Los psicólogos son adiestrados para entender la conexión entre la mente y el cuerpo además de los factores que promueven cambio de comportamiento. Pedir ayuda no significa una vida de terapia.
Aprendizaje
El aprendizaje por modelos, también conocido como modelado o aprendizaje por imitación, se adquiere por medio de la observación del comportamiento de otra persona.
El aprendiz ve el refuerzo que el modelo consigue por realizar su acción y tratará de imitarlo siempre que se desee el mismo refuerzo. Un ejemplo es el aprendizaje de conductas prosociales y cooperativas.
El proceso de modelado consta de una fase de aprendizaje y otra de ejecución, que pueden darse con mayor o menor eficacia en función de variables como las características del modelo, del observador y la situación, en la primera fase, o de la motivación, la calidad de la ejecución y la generalización, en la segunda.

