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Corte de digestión en la piscina después de comer: verdad o mito

Las dos horas de espera desde la comida hasta bañarse no son necesarias. Es necesario solo ir con calma para evitar cambios bruscos de temperatura

Las dos horas de espera desde la comida hasta bañarse no son necesarias. Es necesario solo ir con calma para evitar cambios bruscos de temperatura
piscina, nadar, submarino | Pixabay/CC/moerschy

En cualquier verano que se precie no pueden faltar los días de playa y/o piscina pero también queda en el imaginario colectivo la necesidad de las dos horas de digestión previas a volver a zambullirnos en el agua. Si no las cumplimos las consecuencias pueden ser fatales.

Ésta es una norma que se ha instaurado fruto de la transmisión entre generaciones. Pero, ¿es realmente necesario esperar tanto rato antes de volver a meterse en el agua? Pues, como en la mayoría de máximas de la sabiduría popular, hay parte de cierto.

De hecho, por ejemplo, la Cruz Roja Española recomienda, antes de zambullirse, hacer la digestión durante un tiempo prolongado como medida para evitar accidentes. Además, aconseja no entrar de manera brusca al agua después de haber tomado el sol.

Por tanto, lo que está claro es que la precaución de esperar, tras una comida, una o dos horas antes de bañarse es acertada. Ahora bien, se debe adaptar a la cantidad ingerida. Si la comida ha sido ligera, se puede volver a entrar al agua antes de una hora, pero si nos comemos en cantidades abundantes sí es recomendable esperar hasta dos horas para volver a zambullirnos en el agua.

¿Entonces qué hacer?

Parece evidente que tener un poco de juicio y sobre todo no sufrir un choque de temperaturas que es lo que realmente puede darnos un susto. Un cuerpo acalorado por el exceso de comida o por el ejercicio o por las dos cosas puede ocasionar un shock importante con pérdida de presión sanguínea mareo y desvanecimiento, que si nos pilla en altamar o donde cubre nos puede dar un buen susto.

Si estamos recién comidos o acalorados o el niño lleva dos horas al sol, lo primero es bajar la temperatura corporal, refrescar brazos, piernas, cuello y poco a poco el resto del cuerpo, y luego si nos metemos en el agua será de nuevo poco a poco y permaneciendo un rato donde no cubre, que también se puede jugar allí. De aquí viene el consejo tan importante en toda piscina de darse una ducha antes de meterse al agua de golpe.

A la más mínima sensación de que el niño está raro, mareado, con náuseas o visión borrosa o nos mira de forma extraña, se debe salir lo más rápido posible y pedir ayuda. La reentrada después de la comida debe ser otro momento de juego, dejar la partida de mayores y bañarse con los peques en esos primeros minutos dando ejemplo de cómo se debe meter uno en el agua.

Los peligros de la hidrocución

El problema de la hidrocución es el cambio de temperatura que sufre nuestro cuerpo cuando pasamos de estar tomando el sol al entrar en contacto con el agua fría. Síndrome de hidrocución, síncope o hidrocución son sinónimos. Los síntomas son palidez, dolor de cabeza, zumbido de oídos, visión borrosa, vómitos y náuseas que pueden acabar en la pérdida del conocimiento. Si nadie acude en ayuda, hay riesgo de una muerte por ahogamiento.

Para evitar la hidrocución, el impacto del cambio de temperatura, hay que hacer una entrada progresiva en el agua. Por ejemplo, quedarnos un rato con los pies dentro del mar o la piscina mientras mojamos diferentes partes del cuerpo con las manos.

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