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Equinoccio de otoño: en qué afecta al estado de ánimo

El cambio de estación, de verano a otoño, no siempre sienta bien y no a todos. Los días nublados y más fríos afectan al estado de ánimo.

El cambio de estación, de verano a otoño, no siempre sienta bien y no a todos. Los días nublados y más fríos afectan al estado de ánimo.
mujer, morena, acostada | Pixabay/CC/DanaTentis

El cambio de estación se da cuando la Tierra pasa por una posición específica de su órbita alrededor del Sol, esto se produce cuatro veces al año. Durante el Equinoccio de otoño, que se celebra el 21 de septiembre y marca el comienzo de la estación, la duración del día y de la noche coincide. Esto ocurre en el hemisferio norte, pues en el sur empieza la primavera.

Cuando se va acercando el equinoccio de otoño, los días empiezan a ser oficialmente más cortos. Por eso está la creencia popular de que al final del año los días son más cortos y en el primer semestre hay mucha más luz. El Equinoccio se asocia al equilibrio, por la misma duración del día y la noche; luego las noches serán más frías y el tiempo de oscuridad un poco más largo; por eso se relaciona esta época con un equilibro personal y emocional.

A pesar de que el otoño es una estación preciosa son muchas las personas que notan como su estado anímico se resiente. Del mismo modo que también sucede en primavera, podemos notarnos con el ánimo más bajo, más tristes o decaídos de lo normal, apáticos, con falta de concentración o con alteraciones en el sueño. Esto viene en parte determinado por los cambios climáticos y tan variables que se suceden en estas dos estaciones, sobre todo durante el equinoccio de otoño.

El otoño simboliza un cambio brusco en varios aspectos de nuestras vidas, no sólo la temperatura sufre altos y bajos, y las horas de luz son cada vez menos, sino que hemos pasado de unos meses de salir con amigos, de vacaciones y de echar la rutina a un lado, a retomar de nuevo nuestras obligaciones, horarios y responsabilidades, y disminuir parte de nuestra vida social. Todo ello hace que algunas veces nos sobre saturemos, nos sintamos abrumados y finalmente nuestro ánimo se resienta.

El origen del término

La palabra equinoccio tiene su origen en el latín aequinoctium que significa "noche igual".

El equinoccio se produce cuando el Sol está colocado exactamente sobre el ecuador, con lo que la luz y el calor se distribuyen proporcionalmente en ambos hemisferios haciendo que el día y la noche duren (casi) lo mismo.

Los términos equinoccio de primavera y de otoño son los que se han usado históricamente de forma universal, pero son potencialmente confusos por la necesidad de tener que hacer la diferencia entre los hemisferios norte y sur.

Desacuerdo entre astrónomos y climatólogos

Para los astrónomos, el equinoccio del 20 de marzo indica el comienzo de la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur, y prácticamente todos hemos asumido ese concepto. Con la excepción de los científicos que trabajan en climatología, que consideran que la estación empieza el 1 de marzo.

Los astrónomos definen las estaciones de la Tierra en función de la posición de nuestro planeta respecto al Sol, pero los científicos que trabajan con el clima toman como referencia el ciclo de temperaturas de la Tierra, y no la posición astronómica del Sol.

Desde cuándo se habla de equinoccio

El fenómeno de los equinoccios está definido desde hace siglos. De hecho, al establecer el calendario juliano en el año 46 a.C., Julio César decidió que el 25 de marzo marcara el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Este día era ya el primero del año en los calendarios de Persia e India.

Pero surgió un problema, ya que el año juliano es más largo que el año tropical en unos 11,3 minutos de media (o un día cada 128 años), por ello las fechas fueron cambiando. Ya en el año 300 d.C. el equinoccio ocurrió el 21 de marzo y para el año 1500 se había adelantado al 11 de marzo.

Esta variación impulsó al papa Gregorio XIII a crear el moderno calendario gregoriano con el que, tras varios cálculos y ajustes, quedó establecido que el equinoccio oscilara entre el 19 y el 21 de marzo.

Consejos para hacer más llevadero el equinoccio de otoño

  • Relativizar. Si se siente depresión, no hay hambre, no se tienen ganas de salir ni de hacer nada hay que relativizar, es decir, dar la importancia justa y recordar que es algo pasajero, que en unos días o semanas todo estará mejor.
  • Marcar unos horarios para comer y dormir. Es importante que se duerman las horas necesarias y haya una buena alimentación, además ayudará fijar un horario y respetarlo.
  • Activarse y socializar. Aunque en ocasiones cuesta porque uno se siente que no tienes demasiadas fuerzas, hay que salir a pasear o a hacer deporte para activar las endorfinas. El otoño aún nos trae días con buenas temperaturas y excelentes paisajes así que hay que aprovecharlos.
  • Fijar nuevos objetivos para el curso que empieza.
  • Apostar por una alimentación variada que aporte energía y salud. El otoño es una estación perfecta para nutrirnos de legumbres, cereales, castañas, setas, caquis y boniatos que además de ofrecernos una gran variedad de platos, nos aportan multitud de beneficios además de una buena dosis de energía.
  • Busca ratos para uno mismo. Dedicar un momento del día para estar contigo mismo, con tus pensamientos y tus emociones. Ser compasivo y tolerante contigo y acepta el estado en el que te encuentres.

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