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Origen de las palomitas de maíz

Las palomitas de maíz son un alimento típico para películas, pueden ser saludables o no, depende de cómo se cocinen. Pero, ¿Desde cuándo se consumen?

Las palomitas de maíz son un alimento típico para películas, pueden ser saludables o no, depende de cómo se cocinen. Pero, ¿Desde cuándo se consumen?
palomitas, bocadillo, salado | Pixabay/CC/stevepb

Las palomitas de maíz se consumen desde hace décadas y su origen es de lo más interesante. Cabe destacar que tienen nombres tan curiosos como cotufas, pochoclos, cabritas, roscas, canchas, poporopos o canguil, según el país o la región donde uno se encuentre. Además como alimento aportan fibra, minerales y vitaminas.

Pero su origen no nace en Estados Unidos y ligado a un cine, sino que se remonta a miles de años antes. Para hacerse una idea de la antigüedad de las palomitas, hay que saber que las palomitas más antiguas fueron encontradas en la Cueva del Murciélago, en Nuevo México, hoy territorio estadounidense, entre 1948 y 1950 y tienen una antigüedad de 5.600 años. Posteriormente, se hallaron restos también en México, Perú y Colombia.

Cuando los españoles invadieron América en 1492, por primera vez vieron las palomitas de maíz. Esto sucedió en los rituales ya que los mexicanos utilizaban las palomitas como ornamento en tocados ceremoniales, collares y otros adornos en las estatuas de sus dioses. Tan solo unos pocos años después, sobre el 1510, cuando Hernán Cortés entró en la ciudad de México observó que los sacerdotes aztecas portaban unos amuletos formados por tiras de palomitas de maíz.

Esto es algo que no debería sorprender ya que el maíz es un grano originario de esas tierras. Además fue uno de los primeros cereales cultivados por el hombre junto con la cebada y el trigo. Más concretamente, los amerindios lo han cultivado y consumido desde hace más de 6.000 años y, del mismo modo, sabían cocinarlo de numerosas formas.

Eran conocedores, por ejemplo, de que no todos los granos de maíz explotan con el calor. Sabían que esto sucedía en función de la cantidad de agua de su interior. De hecho, para estallar y expandirse bajo los efectos del calor, un grano de maíz debe tener aproximadamente un 15% de agua, solo entonces el agua se evapora y el grano se convierte en esa blanca y blandita masa que se conoce como palomitas.

Por si fuera poco, los amerindios también sabían que el maíz dulce se debía consumir rápidamente y que, en cambio, el maíz duro era más idóneo para molerlo y hacer harinas y pan. Además, descubrieron que mezclando ambos tipos de grano se podían hacer palomitas de maíz. Para prepararlas tenían tres sistemas:

  1. Ensartaban una mazorca con un palo para acercarla al fuego y, posteriormente, recogían los granos que habían estallado.
  2. Arrojaban directamente los granos a las llamas y recogían los que salían despedidos al explotar.
  3. Calentaban una vasija de arcilla en cuyo interior había arena gruesa, que al calentarse, provocaba el estallido de los granos de maíz.

Siguiendo en Sudamérica hay que destacar que en Perú, hay rastros de que los antiguos pobladores de la costa comían ‘pisancalla’, otro nombre de las palomitas de maíz, antes de la llegada de los españoles. Más concretamente, se hallaron restos de este alimento en tumbas con más de mil años de antigüedad y también se encontraron ollas para palomitas de maíz pertenecientes a la cultura Moche datadas en el 300 d. C.

Los pueblos originarios que habitaban el territorio que hoy constituye Colombia también consumían palomitas en las fiestas, acompañadas de chicha u otra bebida, antes de la llegada de los españoles. Ya durante la época colonial, se encontraron restos de crispetas, el nombre que dan en Colombia a las palomitas, en tumbas de hacía más de 1.500 años. En investigaciones posteriores se llegó a la conclusión de que los pueblos precolombinos elaboraban palomitas hacía más de 5.000 años y que en la costa del Atlántico para el año 1.500 habían creado técnicas para darle un sabor dulce.

Expansión de las palomitas de maíz

Una vez las palomitas se habían extendido por todo el planeta, cada uno las cocinaba como podía, normalmente sobre el fuego. De hecho, no fue hasta el año 1880 que no se fabricaron máquinas palomiteras para preparar esta golosina. Pero el problema era que el grano de maíz solo se podía comprar en grandes cantidades, normalmente sin desgranar, por lo que su empleo doméstico no era habitual.

Para intentar solucionarlo, al final del siglo XIX la famosa cadena de tiendas estadounidense Sears ofrecía a sus clientes la posibilidad de adquirir sacos de 12 kilos de mazorcas de maíz indio por un dólar. No obstante, al estar un cierto tiempo almacenado, se acababa secando demasiado el grano y hacía que la mayoría no explotara. Esto hizo que se hiciera popular el término "viejas solteronas", nombre que se le daba a los granos que no se convertían en palomitas de maíz.

El problema se solventó ya en 1907 con la aparición de una máquina eléctrica doméstica que hacía palomitas. En la publicidad se podía leer: "de todos los aparatos eléctricos caseros, nuestra tostadora de maíz es el más ligero. Incluso los más pequeños de la casa podían hacer palomitas de maíz sin riego alguno".

En 1929 llegó la gran depresión económica americana, e hizo que se incrementara el consumo del barato grano de maíz. Y una de las maneras más habituales y económicas de cocinarlo era tostando el grano haciendo palomitas. No obstante, el empujón final para su popularidad llegó gracias al cine.

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