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¿Por qué la cafeína no sienta igual a todo el mundo?

Un café por la mañana es un ritual pero no todos reaccionan igual. ¿Por qué? Su efecto depende de la capacidad del cuerpo para metabolizar la cafeína.

Un café por la mañana es un ritual pero no todos reaccionan igual. ¿Por qué? Su efecto depende de la capacidad del cuerpo para metabolizar la cafeína.
hombre, sofá, café | Pixabay/CC/Pexels

Una buena taza de café por la mañana ayuda a ponerse en marcha, a despertar y a comenzar el día con más energía, o debería. Hay quien prefiere el té u otra bebida con cafeína, pero, por desgracia, esta bebida no funciona igual para todo el mundo, y es que el efecto del café en muchas personas es menor o directamente inexistente. ¿Por qué sucede este fenómeno? Pues es algo que depende de cada persona ya que hay numerosas cuestiones que pueden hacer que el café no haga el efecto deseado, o sea, despertar o activar, y una puede estar en los genes.

Sin embargo, lo que está claro es que la cafeína es una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo desde hace mucho tiempo. Además, su consumo moderado produce beneficios sobre el rendimiento cognitivo, nivel de alerta y sobre la atención. Pero, ¿Cuánto se puede consumir? ¿Cuál sería la dosis? Se suelen considerar dosis bajas de cafeína aquellas inferiores a 200mg, moderadas entre 200-400mg y elevadas a aquellas superiores a 400mg y, para que se hagan una idea, una taza de café suele tener en 80 y 120mg. No obstante, esto no es una ciencia exacta ya que hay muchos factores que interfieren en el grado de cafeína de un café como el tipo de preparación o la variedad de café. Por ejemplo, el grano de café robusta tiene aproximadamente el doble de cafeína que el grano de café arábica.

Además, hay que recordar que es el más utilizado porque es el estimulante natural más efectivo. Pero, como se ha dicho, no a todas las personas les hace el mismo efecto. Puede que un café no haga efecto pero, ¿Cuándo son varios al día? Existen numerosos motivos por los que la cafeína no funciona, algunos genéticos y otros adquiridos. No obstante, aunque sea por lógica no hay duda de que la misma cantidad de cafeína puede afectar de manera muy distinta a cada persona. Y, como motivo principal es que la diferencia está en el metabolismo de cada uno, que puede deshacerse de ella con mayor o menor rapidez, lo que repercutirá en la intensidad de sus efectos.

Por norma general, la cafeína se suele absorber rápidamente y los máximos niveles en sangre se alcanzan a partir de los 30 - 45 minutos y hay que tener claro que su efecto oscila entre las 3 y 6 horas. Por ello, cuando se habla de que la cafeína no afecta a todos por igual es porque existen diferencias en el ritmo de metabolización entre individuos, es decir, en la duración de su efecto. Entre estas variables está la edad, que suele enlentecerlo.

Asimismo, investigadores franceses llegaron recientemente a la conclusión de que el café podría afectar de manera distinta a hombres y mujeres. En un experimento donde participaron más de 500 hombres y mujeres de diferentes edades se observó que el cerebro de los hombres que bebían café a diario no fue afectado de ninguna manera, mientras que en el caso de las mujeres se detectó un cambio positivo en la memoria. Los científicos explicaron que se podría deber a la sensibilidad de las mujeres y a la manera receptiva de captar los estímulos.

Pero, ¿Cómo actúa la cafeína en el organismo? En el cerebro, la cafeína bloquea el efecto de la adenosina, que es una sustancia química natural que regula la actividad cerebral, y por eso hace que las persona se mantengan despiertas. La adenosina es una sustancia que se encarga de transmitir la sensación de cansancio al cerebro y la cafeína lo que hace es bloquearla en parte.

Variables que intervienen en cómo afecta el café

En primer lugar, las diferencias genéticas juegan un papel fundamental. El cuerpo humano produce enzimas que descomponen y metabolizan la cafeína. Un gen específico, conocido como CYP1A2, regula la actividad de estas enzimas. Las personas que heredan variantes genéticas que aumentan la actividad de CYP1A2 pueden metabolizar la cafeína más rápidamente, lo que puede resultar en una menor sensibilidad a sus efectos estimulantes. Por otro lado, aquellos con variantes genéticas que reducen la actividad de esta enzima pueden experimentar una mayor sensibilidad y efectos más pronunciados.

Factores biológicos, como el metabolismo basal, el peso corporal y la sensibilidad a los neurotransmisores, también contribuyen a las diferencias en la respuesta a la cafeína. Así, las personas con un metabolismo más rápido pueden procesar la cafeína de manera más eficiente y experimentar menos efectos duraderos. Además, la sensibilidad individual a los neurotransmisores como la dopamina y la adenosina, que están involucrados en la respuesta a la cafeína, también varía y puede influir en cómo se siente la estimulación.

El estado de salud y los factores ambientales también juegan un papel. Las personas con ciertas condiciones médicas, como la ansiedad, pueden ser más susceptibles a los efectos secundarios desagradables de la cafeína, como el nerviosismo y la agitación. La cantidad y la frecuencia del consumo de cafeína, así como la hora del día en que se consume, también pueden influir en cómo se siente.

Otro motivo por el que puede que el café no haga el efecto deseado es la falta de descanso. De hecho, los estudios demuestran que esta no mejora el estado de alerta si solo se duermen cinco horas durante tres días seguidos. Esto se debe a que cuando se está despierto el cuerpo produce un químico llamado adenosina que hace que uno se sienta cansado y que le pide descanso al cerebro. La cafeína puede bloquear este mensaje de forma temporal, pero lo único que da a cambio es una falsa sensación de alerta.

Otra razón por la que puede que no se note demasiado la cafeína es porque se ha desarrollado resistencia a ella. Esto puede ocurrir si se consume mucho café al día. El motivo es que una vez que el cuerpo se acostumbra a una cierta dosis diaria de cafeína, necesitará más para poder sentir el efecto. Hay que tener en cuenta también que productos como el chocolate, la soda o el kombucha también contiene cafeína. Además, la tolerancia a la cafeína se desarrolla con el tiempo. Las personas que consumen cafeína regularmente pueden desarrollar una mayor resistencia a sus efectos, lo que significa que necesitarán consumir más para experimentar el mismo nivel de estimulación.

Otra opción es que, si se toman varias tazas de café o té seguidas y se siente que la cafeína sigue sin surtir efecto, puede que se deba a que se está deshidratado. Hay que entender que cuanto más café se bebe más necesario es ir al baño y cuanto más se va al baño, más deshidratado se está. La deshidratación puede hacer que se tenga más sueño y cansancio de lo habitual.

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