No hay nada más elegante que el blanco de la nieve ni nada más sibilino que el andar sobre unas botas de esquí. Un amigo mío se pregunta si no sería acaso un mundo más amable sin los practicantes de snowboard en las estaciones. Los esquiadores más conservadores siguen alimentando la guerra de ética y estética entre los esquís y las tablas. Es indudable que la estética está muy definida. Pero yo soy partidaria de que la libertad en la moda y modos es lo más bonito.
Aunque todos saben que empezando por la vestimenta, hay un marcado sabor diferenciador. El pantalón acolchado y ajustado del esquiador contrasta con los pantalones sueltos y más "caídos" de los snowboarders. Es la guerra de los pijos versus raperos de nuestra adolescencia. Cada vez que pongo un pie en la pista lo recuerdo. Así a grosso modo. Por supuesto que después hay de todo. Snowboarders elegante y esquiadores de quita y pon. Son clichés y yo huyo de esto. Pero no puedo dejar de analizarlo e invitarles al debate.
Todo tiene su porqué (al menos en al ropa) y es que el movimiento define la necesidad del "uniforme". Para mí la nieve es nieve, y da igual cómo afrontarla. El hábito no hace al monje pero Moncler sí al esquiador. Las influencers prefieren Goldbergh.
Si hace escasas semanas les escribía desde Marbella Club, hoy reflexiono sobre los modos y modas desde la planta -2 del Sport Hotel Hermitage & Spa de Andorra, mientras degusto unos sabrosos huevos benedictinos. Hago esta comparativa porque estamos ante dos hoteles cuya categoría es intocable e imborrable. Si en Marbella ha sido en febrero la prolongación del verano (o anticipó), aquí la navidad parece continuar. Empezando por la decoración y prosiguiendo con ese allure a la estética nórdica de montaña en donde el lujo huye de la ostentación y abraza la elegancia del silencio.
Si los jacuzzis y demás piscinas termales sacan a relucir el lado más costumbrista de las personas, un spa con nieve de fondo transforma hasta la actitud de flotar en el agua. Y qué spa. Con permiso de los hamam, podríamos estar ante uno de los mejores spas del mundo. Disfrutar de ese contraste de frío y calor sumergido en aguas calientes mientras le cae a una ligeros copos de nieve es la expresión más genuina de lujo sensorial. Y ahora les cuento más, pues el masaje de Seaskin Life es ha sido de otro planeta. 90 minutos de masaje detox que consiguen apagar hasta mi hiperactividad por unos instantes.
A pie de pista, y aportando una increíble oferta gastronómica, este paraíso en Soldeu consigue que uno se encuentre en una pequeña ciudad en plena montaña. Desde Glassbar 1850 (cuyo menú japonés es más que recomendable y cuyo equipo humano -Ramiro en especial- hace que todo sea más amable), pasando por Sol i Neu caracterizado por una carta de platos típicos andorranos y otras maravillas del mar y montaña. Hoy cenaremos en Hermitage Tradicio. Y ya seguiré catando en mis propias pieles lo que es la excelencia.
Andorra y Grandvalira, ahora que ha caído una buena nieve, como dicen, se posiciona como el destino favorito de aquellos que buscan un lujo discreto pero mágico. Es mi primera vez en esta estación, y confirmo que (probablemente) se convierta en mi favorita. Y hasta el domingo 17 además uno puede hacer un circuito de conducción sobre la nieve con Land Rover con Andorra Snow Challenge. Para los que quieran asentarse aquí, tenemos el Hermitage Mountain Residences, un nuevo concepto de descanso a pie de pistas, creado para complementar la oferta de alojamiento del resort: estamos ante un gran chalet con residencias privadas y exclusivas. Una oferta innovadora de alojamientos de montaña y de servicios de alto nivel que consta de nueve residencias de entre 100 y 250 metros cuadrados, que se comunican entre ellas y permiten crear espacios privados únicos de hasta 500 metros cuadrados en total.
Ver para creer. Al alcance de muy pocos. Es bonito soñar deslizándose sobre una pista azul mientras una ve pasar la vida al mismo ritmo que esquía.