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Katy Mikhailova

Un blanco fácil. O no

Si no estás en la boda de Almeida no eres nadie. En otros tiempos se hubiera colado hasta el Pequeño Nicolás.

Si no estás en la boda de Almeida no eres nadie. En otros tiempos se hubiera colado hasta el Pequeño Nicolás.
Victoria Federica en la boda de Almeida y Teresa Urquijo. | Cordon Press

¡Cuánta gente con "fomo" de bodorrio ahora mismo! Mientras sucedía el enlace del alcalde. Los hartos de bodas -imagino- hubieran pagado por asistir. Por morbo. Curiosidad. Cotilleo. Contacto. Por la foto. Por estar. Por saber a qué sabe el menú de la jet set política. Y real. O a qué suena el baile nupcial de los novios. A chotis o vals de la vieja España. Esto es Madrid.

Porque si no estás en la boda de Almeida no eres nadie. En otros tiempos se hubiera colado hasta el Pequeño Nicolás. Pamelas y tocados por doquier. Boda de día. Este incómodo complemento pide a gritos ser lucido en este tipo de bodas. Aunque hay quien ha decidido prescindir de ello: de Victoria Federica que optaba por una sencilla coleta baja; a la guapa Bea Fanjul, ondas doradas desenfadadas, que se atrevía con un mono en color rojo. Me atrevo a decir que es de las invitadas más guapas, y no lo digo porque sea amiga u horas antes desayunáramos en mi casa juntas. A Bea es que le sienta bien todo.

La novia, impoluta. No sólo por darle sentido y tradición a la historia, a las raíces y al buen gusto que se destilaba aquel entonces (Pedro Rodríguez, amigo de Balenciaga y -probablemente- discípulo y catalizador del estilo del genio de la moda fue el autor del diseño original que llevó su abuela y su madre), sino por modernizar un clásico sin caer en la vulgaridad. Corte recto, con velo de tul de seda, mangas abullonadas y una cola de tres metros. Teresa Urquijo ha brillado con luz propia, dando una lección de estilo a la ostentación estética de los eventos nupciales que cada día son menos enlace y más evento. Un hecho causal en el tiempo. Luego están los que se casan por amor y por amor a Dios.

Retomando el atuendo de las novias… primero, Teresa de Borbón-Dos Sicilias, en 1961; después, Beatriz Moreno de Borbón-Dos Sicilias, en 1995. Y ahora, 2024, Teresa de Urquijo. ¡Qué bonito es tener una memoria que abrazar y lucir!

Pero si hablamos de blanco, y no del blanco de novias, sino Blanco como marca, hemos de dar malas noticias para el mercado. La empresa vuelve a salir a la venta para evitar su liquidación, a pesar de que en sus años gloriosos ha llegado a ser una de las 10 marcas de moda más importantes de España en cuanto a su facturación. Pero eso ha quedado en los 90 y los 2000. Según desvela el portal modaes.es es la actual propiedad, que después de haber sido adquirida por un grupo saudí en plena crisis de la marca hace una década y tras pasar por diferentes manos, ahora busca comprador para las diferentes enseñas del grupo.

Fue en los 60 cuando Bernardo Blanco Solana fundaba la casa de moda, quien, de alguna forma, también podría considerarse como el pionero de la ‘moda de producción acelerada’.

Pero es la historia maldita. Hay firmas abocadas a un extraño fracaso. Porque de aquel concurso de acreedores en 2014, que tras rechazar la oferta de Mango terminaba a merced del grupo saudí Alhokair, hoy vuelve a la debacle; después de 2014, entraba en un nuevo concurso de acreedores en 2016, previo traspaso a AC Modus con su ampliación de capital correspondiente a cargo también de Alhokair.

Hasta llegar a 2017 y al empresario Jordi Hidalgo Palomares, quien en pleno proceso de liquidación adquiría la compañía y registraba la marca ‘New Blanco’. Ni "nuevo" ni "blanco". Pues ni con esas. Aún operando en la gama del low cost, el "estilo" de la marca siempre hemos identificado con una impronta caracterizada por lejanos atisbos de chonismo. Lejanos. O cercanos. Es una forma de suavizar, De maquillar lo feo y mal producido. Con todos mis respetos. Porque Inditex sabe cómo hacer "bajo precio" con unos mínimos de calidad. Y fíjense que en 2014 ya vaticinaba yo en este mismo espacio, en un artículo titulado "Blanco se aleja del Chonismo", que ese "nuevo blanco" aspiraba a suceder al anterior. Pero nada de lo escrito ocurrió. Imagino que una mala gestión de la empresa se antepone a la estética, pues de qué sirve la belleza en la moda si el talento no se sabe controlar. El mal endémico de los diseñadores. Talento sin gestión es igual a cero. En cualquier caso, no ha sido un blanco fácil. No lo será.

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