La cerveza es una de las bebidas alcohólicas más populares del mundo, tanto que a nivel mundial se consumen anualmente 175.000 millones de libros, y está compuesta de agua, malta, lúpulo y levadura, además, contiene algunos nutrientes que pueden resultar beneficiosos, como vitaminas del grupo B, ácido fólico o antioxidantes. Pero, pese a esto, no todos deberían consumirla debido a los riesgos que puede suponer para la salud. Hay que recordar que, aunque el origen natural de la cerveza y su popularidad podrían hacer pensar que es una bebida inocua, lo cierto es que su consumo excesivo puede acarrear problemas de salud. Por ello, es crucial mantener una actitud responsable y consciente hacia su ingesta.
Pero, realmente hay personas a las que puede hacerles más daño que a otras, tanto que existen grupos de personas que deberían abstenerse de beber cerveza por el bien de su salud. Por norma general, el consumo moderado de cerveza puede tener algunos beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y la presencia de antioxidantes. Pero, por contra, el consumo de bebidas alcohólicas puede provocar más de 200 patologías, traumatismos y otros trastornos de la salud. A pesar de todo, gran parte de la población lo toma regularmente, sobre todo la cerveza, que es la bebida con alcohol más consumida tanto en hombres como en mujeres. Pero, ¿Existe una dosis de alcohol que pueda considerarse segura? Por el momento los expertos no han podido determinar una dosis segura de alcohol, ni siquiera de cerveza. No obstante, en algunos casos sí se establecen límites, por ejemplo 20 g/día en hombres y 10 g/día en mujeres.
¿Quiénes no deben tomar cerveza?
- Embarazadas: El motivo es que está comprobado que beber alcohol puede dañar tanto la salud de la mujer embarazada como del feto, tanto que beber alcohol en el embarazo aumenta el riesgo de aborto espontáneo, los partos prematuros o que el bebé nazca con bajo peso. Asimismo, beber alcohol en el embarazo puede hacer más propenso a que el bebé sufra alguna discapacidad física, intelectual o algún problema de comportamiento.
- Personas con antecedentes de alcoholismo: Las personas con antecedentes de alcoholismo o problemas de abuso de sustancias deben evitar la cerveza y otras bebidas alcohólicas. El motivo es que, incluso el consumo moderado puede desencadenar una recaída y llevar a un abuso más severo del alcohol, afectando negativamente la salud mental y física, así como las relaciones personales y profesionales.
- Personas con cirrosis hepática o problemas de hígado: El consumo crónico y excesivo de alcohol está estrechamente ligado a enfermedades hepáticas como la cirrosis. Aunque la cerveza tiene un menor contenido alcohólico que otras bebidas, sigue siendo una fuente de alcohol que puede agravar o desencadenar problemas hepáticos en individuos susceptibles. Pero, ¿Qué es la cirrosis hepática? La cirrosis hepática es una condición grave en la que el tejido hepático sano es reemplazado por tejido cicatricial, lo que dificulta el funcionamiento adecuado del hígado. El alcohol es una de las principales causas de cirrosis, y su consumo, incluso en cantidades moderadas, puede acelerar el daño hepático en personas con esta condición.
- Quienes sufren de problemas de hígado: No solo es importante no beber alcohol con cirrosis hepática sino con cualquier tipo de problema de hígado ya que el alcohol es uno de los mayores causantes de enfermedades hepáticas. Por lo mismo, si ya se tiene el hígado dañado, no se recomienda beber cerveza, pues podría empeorar el cuadro e incluso facilitar la aparición de otras patologías, como el cáncer de hígado. El motivo es que el hígado es el órgano responsable de metabolizar el alcohol, y su consumo puede agravar condiciones como la cirrosis y la hepatitis.
- Hipertensos: Las personas con hipertensión pueden beber muy poco alcohol, pues si lo hacen a menudo, puede subir su presión. Además, quienes toman medicamentos para esta condición, deben ser especialmente cuidadosas, el motivo es que la combinación puede aumentar el efecto de disminución de presión arterial, sobre todo las 12 primeras horas tras la ingesta alcohólica. También puede causar un efecto contrario.
- Aquellos que padecen depresión o ansiedad: Aunque pueda parecer que el alcohol ayuda a sentirse mejor durante un estado depresivo o ansioso, lo cierto es que puede empeorarlos. Hay que tener claro que tomar alcohol puede contrarrestar los beneficios del medicamento antidepresivo y dificultar el tratamiento de los síntomas, además aunque puede parecer que mejora el estado de ánimo a corto plazo, su efecto general aumenta los síntomas de la depresión y la ansiedad.
- Diabéticos: La cerveza puede afectar a los niveles de glucosa en sangre, tanto subirlos como bajarlos. Además, cuando se bebe alcohol mientras se consumen medicamentos para la diabetes, puede producirse una hipoglucemia, es decir, los niveles de azúcar pueden disminuir a niveles peligrosos. Además, los síntomas de un nivel bajo de azúcar en la sangre son similares a los síntomas de intoxicación por alcohol. Y concretamente co la cerveza hay que recordar que es rica en carbohidratos, lo que puede causar un aumento en los niveles de azúcar en la sangre.
- Personas con acidez de estómago: El alcohol presente en la cerveza puede debilitar la función del esfínter esofágico, el músculo encargado de prevenir el reflujo ácido desde el estómago hacia el esófago. Esto puede llevar a un aumento de la acidez estomacal y agravar los síntomas de quienes ya padecen acidez frecuente. Para evitar molestias y complicaciones, es mejor optar por bebidas no alcohólicas y bajas en acidez. La acidez estomacal, también conocida como enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), afecta a millones de personas en todo el mundo. Además de evitar la cerveza, las personas con acidez estomacal deben ser conscientes de otros desencadenantes dietéticos, como los alimentos picantes, grasos o cítricos.
- Personas con Síndrome del Intestino Irritable (SII): Quienes padecen SII, una condición gastrointestinal caracterizada por dolor abdominal, hinchazón y alteraciones en el ritmo intestinal, deben evitar la cerveza. Su contenido de gas y ciertos compuestos irritantes pueden exacerbar los síntomas y causar un mayor malestar. Los síntomas del SII pueden variar en intensidad y frecuencia, pero el consumo de cerveza puede empeorarlos notablemente. Además, la cerveza contiene FODMAPs (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), que son carbohidratos de cadena corta que pueden fermentar en el intestino y causar molestias gastrointestinales en personas sensibles.
- Personas con problemas de corazón: Las personas con problemas al corazón no deberían beber alcohol ni cerveza, porque puede dañar a este órgano. Hay que recordar que el alcohol es un tóxico para el músculo cardiaco y lo debilita, pudiendo causar una miocardiopatía dilatada, que reduce la fuerza del bombeo. Si ya se sufren daños cardiovasculares, se desaconseja tomarlo, incluida la cerveza.
- Personas que toman medicamentos incompatibles: Algunos medicamentos no se llevan bien con el alcohol, y el consumo de cerveza puede interferir con la efectividad de ciertos tratamientos. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) y otros organismos de salud advierten sobre la interacción potencialmente peligrosa entre el alcohol y ciertos medicamentos, como los analgésicos, antibióticos y medicamentos para la ansiedad.