El insomnio es uno de los mayores problemas de la sociedad y pone en riesgo la salud de las personas con la aparición de enfermedades, como la diabetes, cáncer, Alzheimer o el Parkinson; o agravarlas si es que se padecen. Por ello, tener una buena calidad del sueño es fundamental no solo para sobrellevar el día a día, sino para prevenir este tipo de afecciones.
Según un estudio de la revista médica Neurology en la Universidad de California, en San Francisco (Estados Unidos), existe una asociación entre el insomnio y el envejecimiento cerebral, donde los efectos adversos pueden ser más perjudiciales a partir de la mediana edad. Para realizar la investigación, se incluyó a 589 personas con una edad aproximada de 40 años, y se les hizo un seguimiento del sueño durante 15 años: a los 5 años, completaron un cuestionario y al final los participantes se sometieron a exploraciones cerebrales.
La autora del estudio, Clémence Cavaillès, ha afirmado que, ya "en investigaciones anteriores se ha vinculado la falta de sueño con una capacidad de pensamiento y de memoria deficientes en etapas posteriores de la vida, lo que aumenta el riesgo de demencia", por lo que ha considerado necesario evidenciar este riesgo. Asimismo, Cavaillès ha alertado de que "la falta de sueño está relacionada con casi tres años adicionales de envejecimiento cerebral ya en la mediana edad".
2,6 años de envejecimiento cerebral
Los resultados se obtuvieron tras dividir a los participantes en tres grupos según su rendimiento en el sueño: bajo, medio y alto. Estos fueron clasificados por el número de síntomas que presentaban debido a la falta de sueño: duración corta del sueño, mala calidad del sueño, dificultad para conciliarlo, dificultad para permanecer dormido, despertarse temprano por la mañana y somnolencia diurna. Los integrantes del segundo grupo presentaban una edad cerebral 1,6 años mayor que los del grupo bajo, mientras que los del grupo alto tenían una edad cerebral 2,6 años mayor.
Para mantener una buena salud del sueño, se pueden tomar medidas como llevar un estilo de vida saludable, realizar ejercicio durante las horas centrales del día, reducir el consumo de cafeína y alcohol (sobre todo por la noche) y practicar técnicas de relajación que preparen al cuerpo para dormir.
Las investigaciones futuras
La doctora Kristine Yaffe, autora del estudio de la Universidad de California y miembro de la Academia Americana de Neurología, advierte que "las investigaciones futuras deberían centrarse en encontrar nuevas formas de mejorar la calidad del sueño e investigar el impacto a largo plazo del sueño en la salud cerebral de las personas más jóvenes".