
Los caramelos, junto con los chicles, las golosinas y las chocolatinas son unas delicias azucaradas que endulzan la vida de pequeños y mayores. Su historia se remonta miles de años atrás y no siempre fueron como se conocen hoy en día. De hecho, el caramelo tal y como se conoce en la actualidad se inventó en el siglo XIX en Estados Unidos. Pero, ¿de dónde sale esta idea? ¿Cuál es el origen real de los caramelos? Su verdadero origen se sitúa mucho más atrás, concretamente en la Edad Antigua. Recordemos que este dulce ha estado presente en las civilizaciones más destacadas de la historia y se ha convertido en un alimento muy valorado que no ha dejado de evolucionar.
El primer caramelo de la historia se sitúa en la Antigüedad, cuando las civilizaciones utilizaban miel para endulzar alimentos. Por su parte, egipcios, griegos y romanos preparaban dulces rudimentarios al combinar miel con frutos secos o flores. Estos primeros "caramelos" no solo eran un manjar, sino que también tenían fines ceremoniales y medicinales. Si bien es cierto que no existen documentos que muestren la forma que tenían los primeros caramelos de la historia, ni el año exacto en el que surgieron, pero sí se sabe que fue en la Edad Antigua.
¿Los nómadas fueron los creadores del caramelo? Es posible ya que en esta época las personas que querían desplazarse de un asentamiento a otro tenían que atravesar a pie o a lomos de un animal doméstico distancias inmensas. En ocasiones estos recorridos estaban plagados de peligros y, en ocasiones, había condiciones climáticas adversas. Todo esto generó una necesidad y es que se buscaba un alimento, pequeño, fácil de transportar y que le proporcionara al viajero la energía que necesitaba. El caramelo fue la solución que encontraron estos nómadas. Y, ¿cuáles fueron sus primeros ingredientes? Los primeros componentes de este dulce fueron la miel, la pulpa de fruta y los cereales que se mezclaban en una pasta dulce que se moldeaba a gusto de la persona y aportaba las calorías necesarias.
Medicina para egipcios y sumerios
El origen de los caramelos también se asocia a los médicos sumerios que crearon una especie de pastilla que servía para aliviar las indigestiones. El objetivo era frenar la acidez y el dolor estomacal y para ello se utilizaron componentes como la menta o el carbonato. En el Antiguo Egipto también existían los caramelos, de hecho, hacia el año 1.000 a. de C. los confiteros crearon una consistente pastilla contra la tos. Se cree que este fue el origen de los caramelos duros. Tanto es así que en este caso sí que se han encontrado documentos que indican que el faraón Ramsés II consumía estas pastillas a las que se les añadieron hierbas y especias. Estas pastillas estuvieron presentes hasta el final de la civilización egipcia. Los médicos las recetaban como remedio natural para la tos y recomendaban su consumo para el cuidado de la garganta.
Por su parte, los griegos y los romanos también utilizaban los caramelos, pero era un producto destinado exclusivamente al terreno médico, y aunque estas pastillas se coloreaban y decoraban para llamar la atención, todavía no se les daban a los niños. Posteriormente, ya en la Edad Media, el azúcar, que comenzó a llegar a Europa gracias al comercio con Oriente, se convirtió en un bien de lujo. Fue en este periodo cuando surgieron los primeros caramelos similares a los actuales, elaborados con azúcar caramelizada y mezclada con especias como el jengibre y la canela. En esa época, se consideraban un símbolo de estatus y estaban reservados para las élites.
El azúcar marca la llegada del caramelo moderno
El siglo XIV fue un punto de inflexión en la historia de los caramelos. Fueron los boticarios de la ciudad de Venecia quienes empezaron a incluir el azúcar en el proceso de elaboración de estas pastillas. Pero este avance elevó su precio y solo los burgueses y los nobles podían permitírselo. El motivo era simplemente atraer al consumidor y este hecho provocó que se hicieran algunos cambios en el proceso de fabricación. La elaboración se hacía a mano licuando el azúcar hasta que se formaba una pasta que se derramaba sobre un molde. Antes de que esta pasta se solidificase se incorporaban componentes como la fruta o las nueces.
Estos nuevos caramelos también se aromatizaban con esencias de limón o rosa. Además, se añadieron sustancias medicinales como el romero o la menta. Este contexto hizo que el caramelo se convirtiera en un producto exclusivo, popular y muy valorado.
Siglo XIX y XX, el caramelo como lo conocemos hoy
El verdadero auge de los caramelos llegó con la Revolución Industrial en el siglo XIX. La producción masiva de azúcar y la invención de máquinas para elaborarlos facilitaron su acceso a las masas. Además, en esta época, se popularizaron formas y sabores innovadores, incluyendo los caramelos de menta, toffee y los clásicos caramelos duros. También surgieron empresas que marcaron el inicio de la industria moderna de los dulces.
De hecho, esto hizo que los fabricantes estadounidenses se fijaran en los caramelos y crearan una industria alrededor de este dulce. En la década de 1890 aparecieron industrias destacadas como Goetze’s Candy Company, fundada por August Goetze. El caramelo se había convertido en un producto de éxito que atraía a consumidores de todas las edades.
Pero, años después, en 1958 se produjo un hito que revolucionó la industria. En España Enric Bernat inventó el Chupa Chups. Se trataba de un caramelo unido a un palo. Este descubrimiento que parecía muy simple provocó que se volvieran a consumir caramelos de grandes dimensiones. El Chupa Chups fue un éxito rotundo ya que había surgido un caramelo cómodo y fácil de transportar y además tenía un sabor intenso que permanecía durante largas horas en el paladar del consumidor