Tamara Gorro ha visitado por primera vez los estudios de esRadio para presentar su libro Ahora que vuelvo a vivir. Lejos de ser una estrategia de marketing o una simple promoción, Gorro ha ofrecido un testimonio crudo y sincero sobre su salud mental, desmontando así la imagen "aparentemente perfecta" que muchos perciben en las redes sociales. "¿Yo de qué me voy a quejar?", se preguntaba al principio, reconociendo que, durante mucho tiempo, se sintió incapaz de expresar que estaba atravesando un infierno emocional.
Fueron unos episodios concretos y recurrentes los que le hicieron abrir los ojos: "Me di cuenta de que tenía un problema en muchos episodios de mi vida, en los que a las tantas de la mañana estaba debajo de la ducha ahogándome, y dije: aquí algo va muy mal". Tardó en pedir ayuda, pero cuando lo hizo, descubrió que padecía una depresión grave y un trastorno de ansiedad. "Hasta el punto de intentar darme de baja de la vida", confesaba.
Terapia, cuerpo y redes
El tratamiento médico le hizo adelgazar, y ese cambio físico fue rápidamente atacado por los llamados "monstruos de las redes sociales". "Me refugié en una aceptación absurda", admite. Esta experiencia la llevó a reflexionar sobre los cánones estéticos y los cuerpos idealizados que dominan Instagram y otras plataformas. "Me gusta mostrar que tengo marcas en la cara, piel de naranja… Las redes sociales no son la foto retocada con abdomen."
Escribir para sanar
El proceso de escritura ha sido para Tamara una herramienta terapéutica. "Normalmente tardo cinco o seis meses en escribir un libro, pero tras la muerte de mi abuelo tardé más. La felicidad son momentos, pero en general ahora estoy en horas bajas." Ahora que vuelvo a vivir es un ejercicio de sinceridad, un relato vital que recorre temas como la autoexigencia, los complejos, el dolor y la soledad, buscando siempre un aprendizaje al final de cada caída.
En el libro, Gorro no ofrece fórmulas mágicas, sino una perspectiva honesta sobre cómo gestionar los momentos duros. A través de su propia experiencia, muestra que se puede aprender incluso en medio del sufrimiento. "Superar la tristeza y las adversidades es posible si te lo propones", escribe.
Tamara no oculta su preocupación por el futuro de sus hijos: "Me da terror que vivan un episodio como un trastorno alimenticio o cualquier otro vinculado a la salud mental". Aunque evita hablarles de su proceso personal por su corta edad, sí les educa en la existencia de la muerte, el duelo y los baches emocionales, buscando dotarlos de herramientas para enfrentarlos.