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Diez cremas y una farmacia

Me resulta curioso que nunca antes en la historia se había embadurnado tanta gente la piel con tantos productos.

Me resulta curioso que nunca antes en la historia se había embadurnado tanta gente la piel con tantos productos.
Shutterstock

Dicen que la rutina de skincare empieza con un sérum, sigue con un contorno de ojos, después un fluido ligero, una crema de día, otra de noche, otra más densa para cuando el cansancio es insoportable, exfoliante, mascarilla, protector solar e iluminador. En total diez pasos. Como los mandamientos, pero en versión perfumería.

Yo debo de ser una hereje porque tengo una sola crema para todo y me sobra. La mejor rutina de belleza que conozco se resume en dos mandamientos gratuitos. Dormir y beber agua. Con eso y con el gesto casi religioso de desmaquillarse antes de dormir sobrevivo. Nunca me he metido en la cama maquillada y creo que por eso sigo conservando la cara. Y las sábanas también.

Me resulta curioso que nunca antes en la historia se había embadurnado tanta gente la piel con tantos productos. Nuestras abuelas iban con jabón Lagarto y Nivea de lata azul y tenían un cutis de porcelana. Hoy vivimos rodeados de brumas faciales, tónicos detox y cápsulas para acelerar el metabolismo. El mismo creador de contenido que un día les recomienda una hamburguesa grasienta al siguiente les enseña una tabla de gimnasio y al tercero unas vitaminas milagrosas. Vivimos en una contradicción permanente. Azúcar y detox. Grasa y wellness.

Y hablando de contradicciones, ¿se han enterado del último movimiento de Serena Williams? La emperatriz de la pista de tenis, la mujer que sobrevivía a partidos de cinco horas como si fueran un calentamiento, ahora se ha convertido en imagen de un medicamento antiobesidad. Se llama Zepbound, un GLP-1 distribuido por la telemedicina de la firma Ro, donde casualmente está involucrado su marido Alexis Ohanian, el de Reddit. Negocio redondo y polémica servida. Un minuto de silencio por Ozempic.

Por un lado, Serena lo presenta como una ayuda real. Ella, que ha entrenado hasta el límite, que ha comido sano, que ha probado todas las rutinas posibles, asegura que tras la maternidad no lograba recuperar la figura. Este fármaco, dice, era la medicina que su cuerpo necesitaba y le ha devuelto la ligereza física y mental.

Por otro lado, está el reproche inevitable. ¿De verdad una atleta de su calibre, que ha demostrado disciplina y resiliencia, tiene que promocionar un medicamento para adelgazar como si fuera una crema iluminadora? No hablamos de un cosmético sino de un fármaco potente. Y ahí aparece la crítica más dura. Que con ese gesto se banaliza lo médico, se imponen cuerpos imposibles y se transmite la idea de que incluso la mujer más fuerte del planeta necesita una inyección para estar delgada. La que nos enseñó que con trabajo y talento se podía llegar a todo ahora nos recuerda que también se puede llegar a la farmacia.

Mañana empieza septiembre. Que Dios reparta suerte a todos los que hoy regresan del chiringuito, todavía con arena en los pies y bronceador en los poros. El verdadero desafío del skincare no son los diez pasos ni el sérum con nombre en inglés. El verdadero desafío es mirarse al espejo el 1 de septiembre y que no les tiemble el pulso.

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