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Un estudio demuestra que la Ley de Bienestar Animal ignora las necesidades de los perros: perros útiles, perros felices

Un estudio demuestra que cuantas más funciones desempeñan los perros, como vigilancia, defensa, pastoreo o caza, mayor es el vínculo con sus dueños.

Un hombre con su perro en brazos | Pixabay

Los perros son animales con instintos naturales y comportamientos propios de su especie. Permitirles ser perros puede llevar a una relación más fuerte y gratificante entre nosotros y nuestras mascotas. Así se extrae de una investigación reciente llevada a cabo por un equipo de investigadores del Max Planck Institute (MPI) de Geoantropología y de Antropología Evolutiva, sobre el comportamiento y la cognición del perro en sociedades de todo el mundo.

En este estudio, tras hacer un análisis de la relación entre las funciones del perro y el trato que recibe del dueño, concluyen que, cuantas más funciones tienen los perros en una sociedad, como pueden ser la vigilancia, la defensa, el pastoreo o la caza, más estrecha es la relación perro-humano.

La recientemente aprobada Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales, más conocida como Ley de Bienestar Animal, define a los animales como "seres sintientes" y, en el caso concreto de los perros, los engloba única y exclusivamente en la categoría de animal de compañía, independientemente del fin al que se destinen o del lugar en el que habiten o del que procedan.

La nueva Ley establece nuevas obligaciones para los propietarios, como: curso obligatorio, multas por criar, seguro de responsabilidad civil, y prohíbe dejarlos sin supervisión más de 24 horas, llegando a prohibir incluso, dejar al perro en el patio o en el jardín. Como ya publicó Libertad Digital, el propio Gobierno reconoce que no hay ningún motivo científico que avale esta Ley y estas nuevas normas. Simple y llanamente es porque sí.

Pero la ciencia, que es un proceso sistemático y riguroso utilizado para obtener conocimiento objetivo y verificable sobre el mundo natural, concluye con este trabajo científico recientemente publicado que "la función de los perros puede afectar a su comportamiento, a la relación perro-dueño, a su comunicación y a las habilidades del animal para la resolución de problemas".

Los investigadores para este estudio utilizaron datos etnográficos de la base de datos intercultural eHRAF para identificar sociedades donde los perros desempeñan funciones de caza, defensa, vigilancia, pastoreo o transporte de suministros. A continuación, recopilaron información sobre cómo se trataba a los perros en esas sociedades y la codificaron en tres dimensiones: atención positiva, tratamiento negativo y personalidad. La atención positiva incluye permitir a los perros en interiores, recibir atención médica y criar cachorros. El tratamiento negativo incluye no alimentar a los perros, maltratarlos físicamente y sacrificarlos regularmente. La personalidad incluye nombrar a los perros, enterrarlos y llorarlos, y percibirlos como miembros de la familia.

Estos estudios llevaron a resultados que sorprendieron a los propios investigadores, esperaban relaciones distantes perro-humano en sociedades que emplean perros para la defensa, el pastoreo o la caza. Sin embargo, encontraron que en sociedades que utilizan perros para la defensa, no hay una relación distante entre perros y humanos y, de hecho, hay una disminución en el trato negativo. La atención positiva hacia los perros es mayor en el pastoreo, y la caza aumenta la probabilidad de que los humanos consideren a los perros como parte de la familia, les pongan nombres y los perciban como compañeros.

En resumen, los resultados de este estudio señalan que en aquellas sociedades donde los perros son útiles para los humanos, existe una estrecha relación entre el perro y el humano, contribuyendo positivamente al bienestar del animal. Si consideramos al perro como "ser sintiente" como indica la Ley de bienestar animal aprobada en España, podríamos decir que, según estas investigaciones, los perros útiles, por ejemplo, los que cuidan la casa en un jardín, serán perros felices.

Por lo tanto, la Ley de Bienestar Animal debería tener en cuenta los resultados científicos para establecer regulaciones más acordes con las necesidades de los perros en función de la sociedad en la que habitan. Es importante que los políticos comiencen a escuchar a los científicos para garantizar un futuro mejor y justo para todos, incluidos los perros y sus dueños.

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