Los científicos desaconsejan la moda de introducir bisontes europeos en España

En los últimos diez años, en España han proliferado los parques que buscan introducir el bisonte europeo con el objetivo de "impulsar la biodiversidad, el turismo y la economía rural". Sin embargo, los investigadores científicos desaconsejan este tipo de proyectos de renaturalización y alertan de sus consecuencias. Hasta ahora, España cuenta con unos 171 bisontes europeos distribuidos en varias reservas en comunidades autónomas como Castilla y León, Cantabria, Extremadura y Andalucía.

El artículo, publicado en la revista Conservation Science and Practice, está firmado por cuarenta investigadores de veinticinco universidades y centros de investigación de nueve países. En su escrito, desmontan los principales argumentos que han impulsado la creación de este tipo de proyectos liderados por iniciativas como el Proyecto Bisonte Europeo. A grandes rasgos, aseguran que recuperar este tipo de animales prehistóricos ayuda a restaurar los ecosistemas a través del desbroce y abono del terreno.

Sin embargo, los científicos aseguran que el bisonte europeo no realiza esta labor mejor que cualquier otro herbívoro autóctono silvestre o doméstico ya existente. También destacan que el bisonte europeo que se está introduciendo es una especie diferente al bisonte prehistórico de estepa (el que aparece dibujado en Altamira). De hecho, señalan, ni siquiera comparten en el mismo hábitat que hubo hace 23.000 años.

"Rebasa los límites"

Dado que no es posible demostrar que el bisonte europeo viviese nunca en la Península Ibérica, los científicos consideran que introducirlo en nuestro ecosistema sería "ilegal". También alertan de que es posible que no pueda sobrevivir en un clima tan cálido y árido sin que los seres humanos le proporcionen comida, agua o cuidados veterinarios. Y por ello, desde un punto de vista ecológico, legal y ético, los científicos consideran que introducir el bisonte europeo en España "rebasa los límites del reasilvestramiento razonable".

Consideran que se ha pretendido justificar su introducción "con medias verdades y supuestos nunca demostrados que han aprovechado su icónica imagen como especie emblemática para conseguir una finalidad carente de evidencias probadas".

Al mismo tiempo, los expertos creen que se ha explotado su atractivo social y mediático anteponiendo los aspectos emocionales a los estrictamente objetivos "con el fin de generar un ambiente proclive a su introducción, tratando de dar la apariencia de un plan de recuperación de la fauna ibérica extinguida y de que se rescata una especie amenazada".