
Dormir es uno de los mayores placeres de la vida. Hoy viernes 14 de marzo, se celebra el Día Mundial del Sueño, una jornada conmemorativa que estableció la Sociedad Mundial del Sueño en 2008. Este evento no tiene una fecha exacta, ya que se celebra anualmente el viernes antes del equinoccio vernal de primavera.
El objetivo de esta jornada es reconocer la importancia del impacto del sueño en la salud. En 2025, la efeméride se celebra bajo el lema "Hacer de la salud del sueño una prioridad", un enfoque reivindicativo que pretende denunciar la falta de visibilidad y apoyo institucional que tiene este pilar de la salud en la mayoría de países, entre ellos España.
En la actualidad, la sociedad necesita ser súper productiva y el sueño está quedando en segundo plano. Sin embargo, dormir es fundamental para tener una buena salud. Libertad Digital ha contactado con Celia García Malo, neuróloga experta en sueño, que ha destacado la importancia de este acto. "Dormir es imprescindible. Es una función biológica que no podemos obviar, porque cuando estamos dormidos pasan muchísimas cosas", ha asegurado la experta.
Durante el estado de sueño, sucede desde "la regulación de hormonas y del sistema cardiovascular" hasta "la regulación de los recuerdos y las memorias", ha explicado la neuróloga. De hecho, el dicho que afirma que es mejor irse a dormir mientras estás estudiando porque así se retiene todo lo aprendido. "Durante el sueño hacemos una especie de selección de las cosas más importantes", ha confirmado García.
Por todo esto, es necesario "cuidar el sueño y darle la importancia que se merece". En los últimos años se ha dado mucha importancia al cuidado de la alimentación y del ejercicio físico, pero también debe ponerse en el foco en "el descanso como uno de los pilares fundamentales", ha señalado la doctora. "Incluso ahora se dice que quizá el sueño no sea un pilar de la salud, sino la base de la salud, tanto física como mental", ha señalado.
La falta de sueño provoca enfermedades
El sueño necesario para que un adulto funcione en su día a día varía según la persona y las necesidades cambian a lo largo de la vida, desde la infancia hasta la vejez. Sin embargo, no se puede establecer un número exacto, ya que las necesidades varían según la persona. En promedio, "los adultos suelen necesitar entre 7 y 9 horas de sueño", según García.
No obstante, "hay quienes con 5 horas tienen suficiente", mientras que otros necesitan "hasta 11 horas" para sentirse descansados. "La clave es preguntarse si uno se siente bien con las horas de sueño que tiene y cómo se despierta", ha asegurado la neuróloga.
En este sentido, la falta de sueño, tanto a corto como a largo plazo, tiene graves consecuencias. La falta crónica de sueño o el mal descanso sostenido en el tiempo, es decir, durante más de tres meses, tiene "una repercusión sobre la parte emocional". Hay una "mayor tendencia a la ansiedad y a la depresión con problemas cognitivos", sobre todo "problemas de atención y de concentración".
Además, existe "más riesgo de algunas enfermedades médicas, como, descontrol en las cifras de tensión arterial, enfermedades cardiovasculares, más riesgo de diabetes, de obesidad y un aumento de riesgo de desarrollo de ciertos tumores", ha señalado la experta en sueño. En realidad, la falta crónica de sueño implica "una reducción en la esperanza de vida".
En cuanto a una falta aguda de sueño o el insomnio reactivo, es decir, insomnio durante unas tres semanas por algo en concreto, las "consecuencias son más restringidas". "Tienes menos energía, estás peor de concentración, más lento y más bajo de ánimo", según García.
Los trastornos del sueño
Otro de los mayores problemas a la hora de dormir son los trastornos del sueño, como el insomnio, el ronquido, el sonambulismo o las piernas inquietas, que son cada vez más frecuentes en la población. Una de las causas puede ser "el estilo de vida", ya que los "trabajos sedentarios en los que no hay mucha exposición a la luz solar" incrementan este tipo de trastornos.
Por ejemplo, "el insomnio es un problema relacionado con el estilo de vida actual", ha declarado la experta. El cerebro necesita regularse, por lo que el sueño debe estar sincronizado con la actividad diaria. La luz solar y el movimiento durante el día son señales naturales para inducir el sueño por la noche. Sin embargo, "la tecnología y la luz artificial, como la que emiten las pantallas o los dispositivos electrónicos, alteran este proceso", ha asegurado García.
A esto se suma, el estilo de vida actual, que se cetra, según la neuróloga, "en la productividad constante y la sobreexposición a estímulos" dificultando el descanso.
Remedios naturales: ¿sí o no?
Para frenar estos trastornos, las personas suelen recurrir a elementos naturales y somníferos que pueden encontrar en las farmacias sin necesidad de tener una receta médica, como por ejemplo, la melatonina, la valeriana o la pasiflora. ¿Hasta qué punto son buenos estos tratamientos?
"La gente que duerme bien no va a la farmacia a mirar si hay melatonina o si hay pasiflora, la persona que va a comprar esto es porque ya tiene un problema de sueño", ha afirmado la neuróloga. Sin embargo, al contrario de lo que se piensa, "las cosas naturales, como la melatonina o las infusiones de valeriana no suelen ser muy efectivas para regular el sueño". De hecho, García ha señalado que en las personas que tienen insomnio estos remedios no funcionan.
Sin embargo, lo que provocan es el efecto contrario: "Generar una cierta ansiedad de tener que necesitar algo para dormir", por lo tanto se crea "una relación patológica y una dependencia psicológica".
"Si alguien los busca como una solución definitiva al insomnio, salvo contadísimas excepciones, no hacen efecto y producen una dependencia psicológica", condicionando el sueño. Por ello, la mejor recomendación es acudir a un especialista
El consumo normalizado de benzodiacepinas
Por otro lado, las personas afectadas por estos trastornos a veces recurren a remedios como las benzodiacepinas, que solo deberían utilizarse bajo prescripción médica. Además, en España, el consumo excesivo de estas sustancias se ha convertido en "un problema de salud pública", según la neuróloga.
Las benzodiacepinas "generan dependencia y efectos secundarios", pero muchas personas –confiando en recomendaciones informales de familiares o amigos–"toman estas pastillas, como el lorazepam, sin consultar a un especialista, lo que puede agravar el problema", ha señalado García. Por esta razón, es fundamental tratar la causa "de forma individualizada".
Antes de recurrir a tratamientos naturales, se puede probar con técnicas como la meditación. Sin embargo, las meditaciones o respiraciones no suelen ser útiles para aquellos que sufren de "insomnio crónico", ya que les "agobian" e incluso generan "más preocupación y angustia".
Lo más recomendable es acudir a un neurólogo especialista del sueño, quien podrá diagnosticar la causa subyacente del problema y ofrecer un tratamiento adecuado, evitando así recurrir a soluciones temporales que podrían empeorar la situación a largo plazo.



