
Un equipo de científicos del Schmidt Ocean Institute se encontraba trabajando en Mar de Bellingshausen, en la Antártida, cuando decidieron cambiar sus planes para investigar una zona que hasta hace poco estaba cubierto por hielo. "Aprovechamos la oportunidad, modificamos nuestro plan de expedición y nos lanzamos para observar lo que sucedía en las profundidades", ha señalado la codirectora científica de la expedición, Patricia Esquete.
El 13 de enero un iceberg llamado A-84 se desprendió de un enorme glaciar flotante que estaba unido a la capad de hielo de la Península Antártica. Este grupo de científicos llegó al glaciar el 25 de enero y se convirtieron en los primeros en investigar una zona antes inaccesible para los investigadores.
"Estar presente cuando este iceberg se desprendió de la plataforma de hielo representó una oportunidad científica excepcional. Los momentos fortuitos forman parte de la emoción de la investigación en el mar: ofrecen la oportunidad de ser los primeros en presenciar la belleza intacta de nuestro mundo", ha señalado Jyotika Virmani, directora ejecutiva del Schmidt Ocean Institute.
Un hecho histórico
La expedición llevada a cabo por estos científicos constituyó la primera investigación de una zona tan extensa que antes cubierta por hielo. En 2021 un grupo de científicos informó sobre la posibilidad de que existiese vida bajo los icebergs y ahora con la investigación del Schmidt Ocean Institute se ha descubierto una "importante biomasa y biodiversidad" en los ecosistemas debajo del iceberg. Además, sospechan que podrían haber descubierto nuevas formas de vida.
La operación se llevó a cabo empleando el ROV SuBastian, el vehículo operado en remoto del Instituto. El equipo observó el fondo marino durante 8 días y descubrieron numerosos ecosistemas a profundidades de hasta 1300 metros. Las formas de vida que encontraron los científicos iban desde los corales y esponjas a pulpos, medusas y arañas marinas gigantes.
Este descubrimiento ha sorprendido a los científicos porque los animales que viven en las profundidades del mar se nutren con los alimentos que caen lentamente de la superficie, sin embargo, el ecosistema descubierto ha estado cubierto por una capa de hielo de 150 metros de espesor hasta hace poco. "Las corrientes oceánicas también transportan nutrientes, y el equipo plantea la hipótesis de que las corrientes son un posible mecanismo para sustentar la vida bajo la capa de hielo", señala el informe publicado en su web.