
El Departamento de Energía de Estados Unidos ha hecho público un informe elaborado por el Grupo de Trabajo sobre el Clima que cuestiona abiertamente las proyecciones más extendidas sobre el cambio climático.
El texto, titulado Revisión crítica de los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero en el clima de los Estados Unidos, constituye —según señalan científicos españoles de la Asociación de Realistas Climáticos— la base científica que avala la decisión de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de derogar la norma de 2009 que consideraba al CO₂ un contaminante dañino para la salud pública.
Un informe oficial contra el consenso climático
El documento, publicado el 23 de julio de 2025 en la web del Departamento de Energía de EEUU, ha sido redactado por cinco científicos con experiencia en ciencias físicas, economía e investigación académica. Sus autores —John Christy, Judith Curry, Steven Koonin, Ross McKitrick y Roy Spencer— fueron convocados por el secretario de Energía, Chris Wright, bajo el compromiso de trabajar con plena independencia editorial.
La Asociación de Realistas Climáticos subraya que "el informe constituye la primera vez que el gobierno de una nación desarrollada publica un informe que, reconociendo el cambio climático que está teniendo lugar, cuestiona la existencia de una crisis climática, abriendo un muy necesario debate público al respecto".
Según el resumen ejecutivo, el informe examina la evidencia disponible sobre el papel de las emisiones de CO₂ y otros gases de efecto invernadero en el clima, los eventos extremos y ciertos indicadores sociales.
El informe admite que el CO₂ actúa como gas de efecto invernadero y contribuye al calentamiento, pero advierte que muchas proyecciones se apoyan en modelos que tienden a exagerar el aumento observado de las temperaturas. Frente a ello, los cálculos basados en datos reales la sensibilidad del clima al CO₂ sería menor de lo que plantean los escenarios más alarmistas, lo que conduce a predicciones infladas de calentamiento futuro.
Efectos directos del CO₂
La Asociación de científicos españoles destaca que el informe reconoce que "las concentraciones elevadas de CO₂ potencian directamente el crecimiento de las plantas, lo que contribuye al «reverdecimiento» global y al aumento de la productividad agrícola."
El informe estadounidense apunta que el CO₂ disminuye la alcalinidad de los océanos, aunque matiza que la reciente recuperación de la Gran Barrera de Coral evidencia una mayor resiliencia de los ecosistemas marinos. Los autores sostienen que la reducción del pH oceánico se mantiene dentro de la variabilidad natural a escala milenaria y advierten de un sesgo en la publicación científica, que tiende a destacar los resultados más alarmistas frente a aquellos que muestran efectos neutros o inexistentes.
Modelos, fenómenos extremos y políticas climáticas
El informe expone que la mayoría de los fenómenos meteorológicos extremos no presentan tendencias significativas a largo plazo, y que los datos históricos en Estados Unidos no respaldan un aumento sostenido de huracanes, tornados, sequías o inundaciones.
Y además como subraya la Asociación de Realistas Climáticos, "las prácticas de gestión forestal a menudo se pasan por alto al evaluar los cambios en la actividad de los incendios forestales".
El informe también resalta que el nivel del mar ha aumentado unos 20 cm desde 1900, pero atribuye las principales variaciones regionales al hundimiento del terreno, no a una aceleración del calentamiento global.
Y cuestiona la validez de los escenarios extremos más utilizados en la literatura científica, al considerarlos poco plausibles, lo que unido a modelos excesivamente sensibles, conduce a proyecciones infladas del calentamiento futuro.
Críticas a los modelos climáticos y al coste social del carbono
El texto cuestiona la fiabilidad de los modelos climáticos globales, señalando discrepancias con los datos instrumentales recientes, tal como publicaba Nature recientemente. Estiman que los modelos sobrestiman el calentamiento observado, especialmente en la superficie y en la troposfera baja y media. Por ello, propone que las estimaciones basadas en observaciones directas son más ajustadas y arrojan una menor sensibilidad climática al CO₂.
Asimismo, se advierte de que las estimaciones del coste social del carbono dependen de suposiciones poco robustas, lo que limita su utilidad como guía para políticas públicas. En línea con esto, los autores consideran que las políticas climáticas actuales tendrían un impacto insignificante sobre el clima global y sus efectos solo serían perceptibles a muy largo plazo.
Un informe que desafía el enfoque dominante
Según el propio secretario de Energía, el objetivo del trabajo es fomentar un debate público basado en datos y alejado del alarmismo. El Departamento de Energía ha abierto un plazo de 30 días para recibir comentarios públicos sobre el contenido del informe.
"La importancia de este informe es tremenda", afirma la Asociación de científicos españoles ARC, al tratarse del primer documento oficial de un gobierno desarrollado que niega la existencia de una crisis climática.
Ana Hernández es Doctora en Química Orgánica, especializada en Química Médica y Biología, con más de veinte años de experiencia como investigadora tanto en España como en el extranjero. Es autora de múltiples publicaciones científicas y patentes.


