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Hijos de cuatro patas: un psicólogo explica por qué las mascotas sustituyen a los niños

Ternura evolutiva tiene la culpa de que en muchos hogares se trate a las mascotas como a los hijos.

Ternura evolutiva tiene la culpa de que en muchos hogares se trate a las mascotas como a los hijos.
Pixabay/CC/Pexels

El número de perros y gatos en España supera al de niños. Según el INE, en 2023 el número de mascotas en nuestro país era 6 veces mayor que el de los niños. El descenso brusco de la natalidad se debe a la falta de recursos económicos según el 77,3% de los encuestados por el CIS, pero según el psicólogo Stewart-Williams, la correlación entre una menor natalidad y un aumento de animales censados va mucho más allá: en muchos hogares los perros y gatos han dejado de ser compañeros para convertirse en hijos sustitutos.

Steve Stewart-Williams, profesor de psicología y autor de Mil millones de años de diferencias sexuales (2026), El simio que comprendió el universo (2018) y Darwin, Dios y el sentido de la vida (2010), analiza este fenómeno en su artículo Las mascotas como niños sustitutos. En su opinión, hay dos datos clave que demuestran que los animales han pasado a desempeñar un papel más profundo y complejo en su relación con los humanos.

El patrón emerge con claridad cuando se comparan las tasas de natalidad de los estados de EEUU con las búsquedas en Google. En los estados con alta natalidad, como Utah, los usuarios buscan activamente información relacionada con bebés y embarazo: "Cinco lenguajes del amor", "Rutinas de ejercicio durante el embarazo" o "Cubiertas para asientos de auto para bebé". Por el contrario, en estados con tasas bajas de natalidad, como Oregón o Washington, predominan términos relacionados con mascotas, comida y ocio: "Comida para gatos seca", "Cómo preparar una taza de café" o incluso The Wind Cries Mary de Jimi Hendrix.

Este contraste, subraya Stewart-Williams, no es casual. Refleja cómo, en regiones donde se tienen menos hijos, las personas canalizan su afecto y atención hacia los animales, sustituyendo parcialmente la inversión emocional que antes iba dirigida a la descendencia humana.

Gasto en mascotas versus natalidad

El segundo hallazgo Stewart-Williams es que, a medida que la tasa de natalidad en Estados Unidos ha disminuido en las últimas tres décadas, el gasto en mascotas se ha disparado.

Desde 1994, la tasa de natalidad en Estados Unidos ha descendido de 15 nacimientos por cada 1.000 personas a alrededor de 11 en 2024, su nivel más bajo en tres décadas. En ese mismo tiempo, el gasto en mascotas ha crecido de 15.000 millones a más de 150.000 millones de dólares.

"Ambos patrones son exactamente lo que esperaríamos si las mascotas a veces ocuparan el lugar de los niños en la vida de las personas", señala el psicólogo.

Evolucionados para sentir ternura

En opinión del psicólogo, desde un punto de vista evolutivo, nuestra atracción por las mascotas no es una adaptación directa, sino un efecto secundario de un instinto más básico: nuestra respuesta a los rasgos infantiles. Los ojos grandes, la nariz pequeña y las extremidades redondeadas activan mecanismos psicológicos diseñados para cuidar a los bebés humanos. Pero estos mismos rasgos aparecen en cachorros, gatitos y otros animales incluso adultos, lo que despierta en los humanos esas mismas emociones de ternura y protección.

Internet, saturada de videos de gatitos y perritos, explota precisamente este fenómeno. "Es una especie de confusión evolutiva", explica Stewart-Williams: "Dedicamos tiempo y afecto a seres de otra especie porque desencadenan los mismos instintos que nos llevan a proteger a nuestros hijos". El resultado es que, en muchos hogares, las mascotas ocupan un lugar que antes pertenecía exclusivamente a la descendencia humana: son confidentes, compañeros y, en cierto modo, hijos simbólicos.

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