
El dolor de cabeza es una afección común que puede ser causada por una gran variedad de factores, incluyendo la alimentación. Aunque parezca mentira, más allá de la resaca producida por el alcohol, algunos alimentos y bebidas han sido identificados como posibles desencadenantes de dolores de cabeza en algunas personas. Pero no todos los tipos de cabeza pueden surgir de la alimentación.
Entre los dolores de cabeza más comunes, la migraña es un fenómeno complejo que afecta a entre el 12% y el 16% de la población mundial y puede tener múltiples causas, entre ellas también la alimentación. Pero más allá de estos episodios extremos, hay otras cefaleas de menor intensidad que pueden relacionarse más directamente con determinadas cosas que se comen y se beben. Las mismas se pueden dar en todas las personas en un grado mayor o menor por la entrada en el organismo de algunos compuestos reactivos que están presentes en ciertos productos en cantidades significativas.
Aunque es cierto que existen más de 150 tipos de trastornos primarios y secundarios de jaquecas, según la International Classification of Headache Disorders (Clasificación Internacional de las Cefaleas), algunos pueden tener su origen en los alimentos. A grandes rasgos, se puede hablar de dolores de cabeza primarios, que se presentan de forma independiente y no están causados por otra enfermedad. También cabe mencionar las cefaleas secundarias, que suelen desencadenarse a causa de patologías subyacentes como infecciones, tensión arterial, tumores y trastornos nerviosos, entre otras. En estos casos, obviamente, poco importa la dieta.
Saber qué alimentos pueden afectar a la salud es clave para tomar decisiones alimentarias con conocimiento de causa. De hecho, algunos alimentos contienen sustancias particulares que en algunas personas especialmente sensibles o en determinadas situaciones pueden influir en la aparición de dolores de cabeza, o empeorarlos.
Es importante tener en cuenta que la sensibilidad a estos alimentos puede variar de una persona a otra, lo que significa que no todos experimentarán dolores de cabeza después de consumirlos, y algunas personas pueden tener otros desencadenantes alimentarios específicos. Pero, ¿Cuáles son esos sospechosos habituales del dolor de cabeza?
- Helados. Cuando algo frío toca el centro del paladar, se activan ciertos nervios encargados de controlar el flujo de sangre a la cabeza. Estos nervios, al entrar en contacto con el frío, hacen que los vasos sanguíneos de la cabeza se hinchen, provocando dolores de cabeza. Pero no hay que preocuparse: basta con comer más despacio y, en cualquier caso, las molestias pasan en unos minutos.
- Café. El café es uno de los peores alimentos para los que sufren dolores de cabeza, porque el consumo regular de cafeína puede crear adicción. De hecho, la abstinencia de cafeína puede provocar dolores de cabeza.
- Chocolate. Aunque menos conocido, el chocolate, al igual que el café, también contiene cafeína. Por la misma razón que el café, su abstinencia puede provocar fuertes dolores de cabeza. Hay que evitar dejar de consumirlo bruscamente; mejor optar por una disminución gradual. El chocolate es rico en una sustancia llamada tiramina que puede desencadenar jaquecas en personas sensibles a ella, especialmente cuando se abusa. Se da en mayor proporción en el chocolate puro, que es curiosamente el más sano dado que no contiene azúcares añadidos.
- Queso. No todos los tipos de queso, pero algunos pueden provocar dolores de cabeza. Los quesos curados, como el parmesano, el brie o el cheddar, contienen tiramina, una sustancia química natural que contrae y dilata los vasos sanguíneos, provocando dolores de cabeza. Otros quesos como el azul, el cheddar y el parmesano también contienen tiramina. La tiramina también se puede producir como metabolito de la alteración micobiana de un aminoácido llamado tirosina, que está presente en las proteínas del queso. También los quesos azules, atacados por hongos, y los tipo brie, pueden presentar elevadas concentraciones de tiramina. En los quesos frescos y tiernos sus concentraciones no son significativas.
- Salsa de soja. Aquí está de nuevo el culpable: la tiramina. También presente en la salsa de soja, produce los mismos efectos. Además, en algunos casos contiene glutamato monosódico (GMS), que también puede provocar diarrea en casos graves, así como dolores de cabeza. Por último, la salsa de soja es rica en sal: si se consume en exceso, puede provocar deshidratación y, por tanto, dolores de cabeza.
- Carne. Al igual que el queso, la carne también puede contener tiramina. El salami, la salchicha, la mortadela, el bacon, son alimentos desaconsejados para quienes padecen algún tipo de dolor de cabeza crónico.
- Embutidos y alimentos procesados. Los embutidos, como el salami y el jamón, así como otros alimentos procesados, pueden contener aditivos como el glutamato monosódico (MSG), que ha sido vinculado con dolores de cabeza en algunas personas.
- Alcohol. Bebidas alcohólicas como el vino tinto, la cerveza y el whisky pueden desencadenar dolores de cabeza en algunas personas debido a su contenido de tiramina, sulfitos y otros compuestos que afectan los vasos sanguíneos.
- Vino tinto. En inglés hasta se le ha otorgado un síndrome al dolor de cabeza que provoca la ingesta de vino tinto, incluso cuando es moderada: el RWH o Red Wine Headache. No se habla de la clásica resaca por abuso de alcohol, sino de una reacción que se produce en determinadas personas ante determinados vinos tintos. Lo curioso de este síndrome es que no es igual para todo el mundo. Entre los afectados hay una sensibilidad dispar que puede variar incluso con determinada bodega o, dentro de la misma, un vino en concreto. Hay personas con RWH a vinos franceses, otras a españoles y algunas a vinos californianos. El motivo es todavía controvertido y se reparte entre tres sustancias principalmente: los sulfitos, las histaminas y los taninos.
- Vinagres. Se encuentran en una situación similar a la de los vinos: por su maceración con pieles vegetales pueden contener altos niveles de histaminas y taninos, así como eventualmente puede darse la alteración de la tirosina que aumente los niveles de tiramina.
- Nueces. Las nueces son otra fuente importante de tiramina natural, por lo que no conviene abusar de ellas, sobre todo a las personas sensibles a este compuesto. Adicionalmente tienen un alto poder calórico, como todos los frutos secos y presentan como ventaja su alto contenido en ácidos Omega-3.
- Ahumados. La adición de humo de hoguera para conservar las piezas curadas, que ya suelen llevar nitritos de antemano, les añade ciertas sales de la combustión que crean reacciones en personas sensibles al humo. Estas personas suelen mostrar los mismos síntomas cuando están frente a una hoguera.

