
La llegada de las altas temperaturas hace indispensable extremar las precauciones contra los golpes de calor, entre las medidas más destacadas están el mantenerse hidratado o evitar salir de casa durante las horas centrales del día. Pero las personas y los animales no son los únicos a los que les afecta el calor intenso, la comida, la bebida, las cremas, el maquillaje o los medicamentos también sufren las altas temperaturas.
¿Cómo les puede afectar? El calor puede provocar problemas en su conservación, restándoles eficacia y pudiendo llegar a afectar a su seguridad. Si se almacenan los medicamentos de forma inadecuada pueden aparecer efectos adversos y peligrosos para la salud, además, la exposición directa al calor y a la luz puede alterar el efecto farmacológico del medicamento. Por ello, durante el verano, es importante tener en cuenta algunos medicamentos que pueden requerir precauciones adicionales debido a las condiciones climáticas y actividades típicas de esta temporada.
También hay que saber que algunos fármacos de uso frecuente pueden deshidratar en verano. Saber cuáles son ayudará a tomar medidas, sobre todo entre la población más vulnerable como son los niños y los mayores. En función del mecanismo de acción, hay que tener especial cuidado con aquellos que provocan alteraciones en la hidratación y/o trastornos electrolíticos; los que pueden afectar la función renal; los fármacos que presentan un perfil farmacocinético que puede verse afectado por la deshidratación; y aquellos que pueden alterar la termorregulación central o periférica. Asimismo, es importante prestar atención a los medicamentos que pueden inducir una hipertermia. Hay que prestar atención a los siguientes medicamentos:
- Diuréticos: Su mecanismo de acción provoca un aumento tanto de la producción como de la eliminación de orina, lo que puede desencadenar deshidratación y otras alteraciones delectrolíticas. Algunos diuréticos peligrosos son: la furosemida, los tiazídicos y los diuréticos distales
- Laxantes: Pueden producir diarrea, especialmente aquellos que contienen sales de magnesio
- Antiácidos: Debido a que en algunos existe presencia de sales de magnesio también pueden provocar diarrea osmótica
- Antibióticos: Aumentan el riesgo de diarrea
- Antiarrítmicos
- Medicamentos fotosensibles: Algunos medicamentos, como ciertos antibióticos, antidepresivos, antiinflamatorios no esteroides (AINE) y diuréticos, pueden aumentar la sensibilidad de la piel al sol. Esto puede provocar quemaduras solares más graves o reacciones cutáneas adversas.
- Antihipertensivos: IECA y ARA II, empeoran los efectos producidos por el calor debido a la alteración de la función renal además de aumentar el riesgo de hiperpotasemia.
- Antiinflamatorios (AINES)
- Digoxina
- Algunos antidiabéticos orales
- Antiepilépticos: Sobre todo el Topiramato
- Antidepresivos, pueden impedir la pérdida calórica y/o pueden inducir a una hipertermia
- Neurolépticos, pueden impedir la pérdida calórica y/o pueden inducir a una hipertermia
- Antihistamínicos de primera generación. Los antihistamínicos son comúnmente utilizados para tratar alergias estacionales, pero algunos de ellos pueden causar somnolencia como efecto secundario. Esto puede ser especialmente problemático durante el verano, cuando muchas personas participan en actividades al aire libre.
- Beta-bloqueantes, limitan el aumento del gasto cardíaco
- Benzodiacepinas, alteración de la vigilia y de las facultades de defensa contra el calor
¿Cómo actuar?
Antes de consumir alguno de estos medicamentos, si se tienen dudas, hay que consultar al farmacéutico o, incluso, remitirlo al médico correspondiente. Además, en el caso de las personas mayores, como medidas preventiva más importante e inmediata se considera establecer una vigilancia del estado general del paciente, estableciendo si son capaces por sí solos de adoptar medidas preventivas. Si no fuera así, sería recomendable informar a familiares y cuidadores.
También es importante dar a conocer los signos y síntomas de enfermedades causadas por el calor así como el agravamiento que la toma de estos fármacos puede provocar; y recomendar la ingesta de suficiente agua fresca, un vaso pequeño cada 15-20 minutos, en razón de la sudoración, incluso sin sed. Asimismo, conviene recordar que se debe usar ropa ligera y transpirable, evitando la ropa apretada, tomar descansos frecuentes y cortos en lugares frescos y con sombra, hacer comidas frecuentes, frescas y ligeras, y evitar cafeína y bebidas alcohólicas.
Conservación de medicamentos
El calor puede afectar directamente al medicamento, especialmente si este se encuentra muy expuesto a altas temperaturas, haciendo que pierda su efecto o pueda provocar efectos adversos. Por ello no hay que olvidar que durante todo el año, y muy especialmente en momentos en los que la temperatura ambiente sea muy elevada, deben ser conservados en lugares frescos y secos, no expuestos directamente a la luz solar.
Dentro de los lugares menos secos en los domicilios están la cocina y el baño, con lo que no son los más adecuados para la conservación de medicamentos; sin embargo, muchas veces son los más habituales. Hay medicamentos que pueden ser guardados en la nevera a unos determinados grados y esto se indica en el prospecto, por lo que es muy importante leerlo para conocer su adecuada conservación.
Los medicamentos a conservar entre +2 ºC y +8 ºC se guardan generalmente en frigoríficos o en cámaras de frío. En caso de temperaturas externas elevadas, está recomendado utilizarlos tan pronto como se hayan sacado del frigorífico. Respecto a los que se deben conservar a una temperatura inferior a 25ºC o a 30°C, si se supera puntualmente (algunos días o algunas semanas) estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de estos medicamentos.
También hay que tener en cuenta algunos casos especiales, como las formas farmacéuticas específicas (supositorios, óvulos, cremas…). Son muy sensibles no por el principio activo, sino por la propia forma farmacéutica, por tanto, en estos casos, se establece un juicio de calidad de estos medicamentos después de la exposición al calor porque el aspecto del producto al abrirlo (aspecto normal y regular, supositorio no derretido, etc…) es el que indicará si el medicamento ha sufrido algún efecto derivado de su exposición a altas temperaturas o no.
Y como norma general, todo medicamento cuya apariencia exterior se vea modificada no debe ser consumido. A la hora de transportar los medicamentos, durante las vacaciones, por ejemplo, debe evitarse guardarlos en la guantera o maletero del coche porque esos lugares alcanzan temperaturas muy altas.