
La ansiedad es de los problemas de salud mental más habituales en todo el mundo, de hecho, en España es un problema que afecta doblemente a las mujeres con un 8,8%, frente a un 4,5% de hombres. Tan frecuente es que es uno de los motivos de consulta más frecuentes en las clínicas de psicología, pero que no deja de ser un mecanismo habitual a través del que uno se enfrenta a peligros, amenazas y desafíos tanto reales como ficticios. Este es un sentimiento de tensión que ayuda a adoptar medidas para solucionar determinadas situaciones, pero cuando estas exceden la capacidad de reacción y sobrepasan en intensidad, pueden llegar a convertirse en un problema cada vez más difícil de afrontar.
Debido a su gravedad y nivel de afectación a la sociedad existen una infinidad de mitos de lo que es la ansiedad, empezando por su definición, hasta sus causas, síntomas y tratamientos. Algunos son verdad y otros no. Pero, lo que hay que tener claro es que la finalidad de la ansiedad es proteger al organismo y sus intereses. La ansiedad implica la activación de tres niveles:
- Cognitivo, lo que se piensa
- Fisiológico, lo que se siente
- Conductual, lo que se hace
Cuál es la clave para dejar atrás la ansiedad
La verdadera clave para enfrentar la ansiedad es una combinación de enfoques que pueden variar según la persona y la situación. Pero, en general es necesario encontrar una combinación de estrategias que funcionen para cada caso en particular y no dudar en buscar ayuda cuando sea necesario. No obstante, lo más importante es saber que no existe una solución única para todos, y el enfoque puede variar según la gravedad de la ansiedad y las circunstancias personales. Es importante ser paciente con uno mismo y buscar apoyo profesional si la ansiedad interfiere significativamente en la vida. Algunos de los elementos clave para calmar la ansiedad son:
- Autoconciencia: Reconocer y comprender los propios síntomas y desencadenantes de ansiedad es fundamental. El motivo es que comprender cómo se manifiesta la ansiedad en cuerpo y mente permite abordarla de manera más efectiva.
- Técnicas de relajación: Aprender técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación o el yoga puede ayudar a reducir la ansiedad en momentos de estrés.
- Gestión del estrés: Desarrollar habilidades para manejar el estrés en la vida cotidiana es esencial para prevenir y abordar la ansiedad.
- Ejercicio: La actividad física regular puede ayudar a reducir la ansiedad al liberar endorfinas y reducir el estrés.
- Alimentación y sueño: Mantener una dieta equilibrada y asegurarse de tener un buen descanso puede influir positivamente en el estado de ánimo y reducir la ansiedad.
- Apoyo social: Compartir sentimientos y preocupaciones con amigos y seres queridos puede aliviar la carga emocional y proporcionar un sistema de apoyo.
- Afrontamiento positivo: Cambiar patrones de pensamiento negativos y adoptar una mentalidad más positiva puede reducir la ansiedad.
- Terapia: La terapia con un profesional de la salud mental, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), puede proporcionar herramientas y estrategias específicas para manejar la ansiedad.
Mitos sobre la ansiedad que no deberían creerse
La realidad sobre la ansiedad es que esta no deja de ser una emoción común que puede surgir por una amplia gama de razones, que no necesariamente son extremas o únicas. Sobre ella existen una serie de mitos bastante extendidos que deberían dejarse a un lado para poder disfrutar del bienestar mental y alejarse de una vez por todas de la ansiedad.
- La ansiedad no es una condición real, solo es nerviosismo: Uno de los mitos más dañinos es la creencia de que la ansiedad simplemente equivale a sentirse nervioso y que es algo que las personas pueden controlar o "superar" a voluntad. En realidad, la ansiedad es un trastorno clínico reconocido que puede ser extremadamente incapacitante. Incluye síntomas físicos y psicológicos que afectan significativamente la calidad de vida de una persona y requieren tratamiento profesional.
- La ansiedad está solo en la mente: Hay personas que creen que la ansiedad es un problema que habita exclusivamente en la mente y que, por ende, se puede controlar y quien no lo hace es porque no quiere. Es cierto que la ansiedad es una alteración psicológica cuya repercusión afecta al estado emocional y cognitivo; sin embargo, los trastornos de ansiedad también tienen una repercusión a nivel fisiológico y, en ocasiones, tienen un componente genético de vulnerabilidad a los factores estresantes de la vida. Para paliar estas problemáticas es necesario reaprender habilidades de gestión de la ansiedad, cambiar parte de las creencias que conforman a una persona y, a veces, sanar heridas del pasado.
- La ansiedad siempre es causada por el estrés: Aunque el estrés puede ser un desencadenante de la ansiedad, no es la única causa. La ansiedad puede originarse en desequilibrios químicos en el cerebro, factores genéticos, trastornos hormonales, o incluso puede ser una condición secundaria a otras enfermedades médicas.
- Los problemas de ansiedad tienen su origen en una infancia triste: La gente también se equivoca al pensar que la ansiedad siempre deriva de una situación del pasado. Si bien es cierto que las experiencias del pasado pueden influir en la ansiedad, hay que saber que esto no siempre se interpreta bien. No es que una infancia difícil no tenga nada que ver en el trastorno; el problema es que una infancia compleja puede estar relacionada con muchos aspectos diferentes, no solo con la ansiedad, pero, además, algunas personas tienen una infancia estupenda y, aun así, sufren ansiedad.
- El origen de la ansiedad siempre se encuentra en algún suceso traumático: La realidad sobre esta falsa creencia de que la ansiedad se origina siempre en algún suceso traumático, es que realmente esta puede originarse por diversas razones, y no siempre está relacionada con eventos traumáticos. Factores como la estructura de la personalidad o la forma en la que se piensa sobre uno mismo y la realidad que le rodea, el estrés crónico, influencias ambientales y sociales pueden contribuir al desarrollo de la ansiedad. Si bien un trauma puede ser un desencadenante, no es el único ni el predominante, lo que significa que la ansiedad puede manifestarse en individuos sin un evento traumático en su historia.
- La ansiedad tiene que ver con un desequilibrio químico: Algunos profesionales de la salud todavía creen que la ansiedad se debe exclusivamente a un desequilibrio químico en el cerebro. Sin embargo, esta perspectiva es parcial y no puede considerarse como la única verdad, ya que está evidenciado que proporcionar a un paciente un tratamiento farmacológico para regular la producción de serotonina puede brindar alivio, pero por sí solo no garantiza una recuperación completa y sostenible. De hecho, en muchos casos, los síntomas solo disminuyen mientras se toma la medicación. Esto demuestra que la idea de que la ansiedad se puede resolver sólo con químicos no siempre es acertada.
- Si mis padres han tenido trastornos de ansiedad yo también los tendré: La realidad sobre esto es que si los padres han experimentado trastornos de ansiedad, no necesariamente se heredarán esos mismos trastornos. Este mito común sugiere que todos los problemas y trastornos están predeterminados por la genética, pero esto no es del todo cierto. En lugar de una determinación absoluta, sí que existe un aumento en el riesgo, pero esta no deja de ser una probabilidad pequeña. Sin embargo, siempre existe la opción de tomar medidas preventivas para reducir ese riesgo.
- Soy una persona propensa a la ansiedad y no puedo huir de ella: Para muchas personas que sufren ansiedad o que son propensas a ella, a veces pueden llegar a sentir que es una parte inherente de quién son, algo que no pueden modificar. Lo cierto, es que este es otro mito común que muchas personas comparten y que esa creencia de que la ansiedad es una característica permanente de su personalidad no es cierta. Estas personas suelen ver la ansiedad como una emoción arraigada en su identidad. Sin embargo, es crucial cambiar esta perspectiva y adoptar una visión más realista, lógica y optimista de la ansiedad y otros trastornos similares.
- Tener ansiedad es algo negativo: Si hablar sobre la ansiedad de uno con otras personas incomoda o avergüenza porque se tiene una asociación negativa hacia ella, puede que se tienda a esconderla. Pero la realidad es que la ansiedad no tiene necesariamente por qué ser una parte oscura y tampoco se puede pretender que todo esté permanentemente bien cuando en realidad se está sintiendo una agitación extrema. Lo que se hace al mantener en secreto los desafíos emocionales, es eliminar su normalidad y percibirla como algo negativo. Esto es algo que también puede impedirnos comprenderla y que a la larga dificulta su tratamiento.
- La ansiedad siempre es beneficiosa porque mantiene alerta: Es cierto que una cierta cantidad de ansiedad puede ser funcional, como un impulso para prepararse para una presentación importante. Sin embargo, la ansiedad crónica o en niveles altos es perjudicial y puede impedir el funcionamiento normal al causar parálisis por análisis o evitar que las personas tomen decisiones o realicen tareas cotidianas.
- Si siento ansiedad, algo está mal conmigo: Lo primero que hay que hacer es saber diferenciar entre la ansiedad y la ansiedad patológica. La primera, representa una emoción natural, que todas las personas experimentan y que es adaptativa porque ayuda a prepararse ante una posible amenaza. Mientras que en la segunda, la intensidad, la duración y la frecuencia con la que aparece comienzan a interferir la vida de las personas.
- La ansiedad se manifiesta igual en todas las personas: La ansiedad no se manifiesta de la misma manera en todas las personas debido a la diversidad de síntomas que pueden incluir desde síntomas físicos hasta emocionales y cognitivos. Esto se debe a factores subyacentes variados, como predisposición genética, experiencias de vida y estrés actual, así como diferencias en el umbral de tolerancia individual y las estrategias de afrontamiento. Además, las normas culturales y sociales también pueden influir en cómo se experimenta y se manifiesta la ansiedad, haciendo que sea una experiencia altamente personal y única para cada individuo.
- Las personas con ansiedad son frágiles y enfermizas: Mucha gente piensa que tener un trastorno significa ser miedoso o débil, y no es así. Aunque muchos trastornos de ansiedad a veces derivan del miedo, esta característica no es el único componente y, en cualquier caso, no es suficiente para definir a la persona. Tanto es así que la ansiedad puede manifestarse también como algo a lo que todo el mundo está acostumbrado: el remordimiento. La ansiedad y los miedos recurrentes pueden verse como muros a cada lado de un camino pintados con murales de arrepentimiento.
- Para quitar la ansiedad solo hay que alejarse de lo que causa la ansiedad: Uno de los conceptos erróneos comunes sobre la ansiedad es la idea de que la forma de superarla es simplemente evitar las situaciones o desencadenantes que la provocan. Si esto fuera cierto, muchas personas se verían obligadas a quedarse en sus hogares, y en lugar de mejorar, podrían experimentar un empeoramiento de sus síntomas. Si bien es cierto que puede ser útil alejarse de las fuentes de ansiedad si aún no se tienen las habilidades o el apoyo necesario para enfrentarlas, esto no significa que sea la solución definitiva o adecuada.
- La ansiedad desaparece sola, no necesita tratamiento: Pensar que la ansiedad que interfiere con la vida cotidiana, no necesita tratamiento, ocasiona que las personas crean que son capaces de vivir con cierto grado de ansiedad de forma prolongada, sin tomar en cuenta, que la ansiedad negativa puede evolucionar y reflejarse en ataques de pánico (miedo intenso y falta de control). Lo que se puede manejar de forma satisfactoria, terminará por generar un problema mayor de resolución compleja.
- La ansiedad se puede curar completamente: La ansiedad es generalmente tratable con terapias, medicación o una combinación de ambos, pero decir que tiene una "cura" puede ser engañoso. Muchas personas manejan sus síntomas de manera efectiva con tratamiento y pueden llevar vidas plenas y productivas, pero pueden continuar enfrentándose a episodios de ansiedad a lo largo de sus vidas.

