
La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que afecta a una gran parte de la población, sobre todo a medida que aumenta la edad. Este desgaste progresivo del cartílago provoca dolor, rigidez y limitación de la movilidad, impactando de forma significativa en la calidad de vida de quienes la padecen. Aunque la artrosis no tiene cura, existen diversas estrategias para aliviar sus síntomas y frenar su avance, permitiendo a los pacientes llevar una vida más activa y sin tanto dolor.
Es importante diferenciar la artrosis de otras condiciones como la artritis, ya que aunque ambas afectan a las articulaciones, tienen causas y tratamientos diferentes. La artrosis es un desgaste progresivo del cartílago, mientras que la artritis es una inflamación de las articulaciones que suele estar vinculada a enfermedades reumáticas, como la artritis reumatoide o el lupus. Distinguir ambas condiciones permite abordar cada una con el tratamiento adecuado.
Alimentación y control de peso
Una de las principales recomendaciones para las personas con artrosis es prestar atención a la alimentación y al control del peso. Los estudios sugieren que una dieta equilibrada, como la dieta mediterránea, puede tener efectos antiinflamatorios, ayudando a reducir la inflamación en las articulaciones. Alimentos como los pescados ricos en omega-3, las frutas, verduras y las grasas saludables no solo benefician la salud general, sino que también pueden mejorar la respuesta inflamatoria en el organismo. Además, mantener un peso saludable es fundamental para reducir la presión sobre las articulaciones, especialmente en zonas de carga como las rodillas, caderas y columna. Incluso una pérdida moderada de peso puede ayudar a aliviar el dolor y a ralentizar el deterioro de las articulaciones.
Ejercicio de bajo impacto
El ejercicio adecuado también es clave en el manejo de la artrosis. A pesar de que el dolor puede hacer que algunos pacientes eviten la actividad física, el ejercicio de bajo impacto es beneficioso para mantener la flexibilidad y fortalecer los músculos que sostienen las articulaciones. Actividades como la natación, el ciclismo y las caminatas suaves son ideales, ya que ejercitan los músculos sin sobrecargar las articulaciones. Para aquellos que prefieren una práctica más suave, el yoga y el tai chi no solo mejoran la flexibilidad, sino que también reducen el estrés, un factor que puede influir en la percepción del dolor. En cambio, se recomienda evitar actividades de alto impacto o que impliquen movimientos repetitivos y bruscos, como correr en superficies duras o deportes intensos, que pueden acelerar el desgaste articular.
Descanso y terapias complementarias
El descanso y el uso de terapias complementarias juegan también un papel importante en el alivio del dolor. Un sueño de calidad permite al cuerpo recuperarse y reduce la percepción del dolor, un aspecto crucial para quienes viven con esta enfermedad crónica. Además, en momentos de mayor molestia, el uso de compresas frías y calientes puede ser una opción eficaz para reducir la inflamación y aliviar la rigidez en las articulaciones afectadas. La fisioterapia, las inyecciones de ácido hialurónico y otras terapias regenerativas son también opciones que muchos especialistas consideran beneficiosas para mejorar la movilidad y reducir el dolor.
La artrosis no solo afecta a personas mayores
Aunque es común asociar la artrosis con el envejecimiento, no es una enfermedad exclusiva de los mayores. Factores como lesiones deportivas, traumatismos repetitivos y predisposición genética pueden desencadenar la artrosis en personas jóvenes. De hecho, casi la mitad de los afectados por esta enfermedad tienen menos de 65 años. En el caso de las personas jóvenes, el desgaste suele estar vinculado a lesiones previas o a actividades deportivas intensas, mientras que en los casos infantiles, aunque son raros, puede deberse a enfermedades congénitas o inflamatorias que aceleran el desgaste del cartílago.

