El aumento de popularidad de los tatuajes ha hecho que también crezcan las consultas sobre cómo eliminarlos. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), aunque el láser es el método más utilizado, no es el único.
El láser es el sistema más habitual para eliminar tatuajes. Funciona aplicando luz sobre las moléculas de tinta, rompiéndolas en partículas diminutas que el organismo puede eliminar de manera natural. Sin embargo, no todos los tatuajes ni todas las tintas reaccionan igual al tratamiento.
Los requisitos del láser
Según la OCU, el láser utilizado debe cumplir con tres condiciones específicas:
- Emitir luz en una longitud de onda absorbida por el pigmento del tatuaje.
- Tener pulsos cortos para minimizar el daño en los tejidos cercanos.
- Contar con la energía suficiente para destruir el pigmento.
Los láseres Q-Switched (QS) han sido el estándar durante más de 20 años, permitiendo tratar tatuajes con eficacia y bajo riesgo de cicatrización. Otra opción son los láseres de picosegundos.
Antes del tratamiento
Antes de iniciar un tratamiento con láser, los especialistas deben proporcionar información detallada sobre las expectativas y los posibles riesgos. Entre los puntos más relevantes están:
- Número de sesiones: En promedio, se necesitan ocho o más sesiones para obtener un buen resultado.
- Anestesia: Normalmente se requiere anestesia local para mitigar el dolor.
- Los colores influyen de forma significativa en la efectividad: el negro, azul oscuro y rojo se eliminan mejor. El azul claro, verde, morado y naranja presentan dificultades. El amarillo es el más resistente y suele permanecer.
- Estado de la piel: El tratamiento debe realizarse sobre piel limpia, seca y no bronceada. Una piel bronceada puede presentar complicaciones como despigmentación, ampollas o cicatrices debido al aumento de melanina.
- Protección solar: Es fundamental proteger la zona tratada del sol antes y durante el tratamiento.
- Efectos adversos: Pueden incluir ampollas, hemorragias, infecciones y cicatrices, especialmente en personas con tendencia a desarrollar cicatrices hipertróficas o queloides.
El láser en casos de alergia
Cuando un tatuaje provoca reacciones alérgicas incontrolables con medicamentos, se recomienda retirarlo. En estos casos, el láser no convencional puede ser contraproducente. Según la OCU, el método más seguro es la eliminación quirúrgica, siempre que el tatuaje sea pequeño. Otra opción es el tratamiento fraccionado con láser, aunque es menos frecuente.
La eliminación quirúrgica se utiliza principalmente para tatuajes pequeños. Este procedimiento consiste en cortar el tatuaje tras aplicar anestesia local y cerrar la herida con puntos. Aunque es eficaz, deja una cicatriz visible. Es una opción recomendada en casos de alergias graves o cuando otros métodos no son viables.
La dermoabrasión es menos común debido a sus resultados impredecibles y los efectos secundarios asociados. Durante el procedimiento, la piel tatuada se enfría y luego se "lija" con un dispositivo rotatorio de alta velocidad. Esto puede generar irritación, dolor y cicatrices, y no siempre elimina completamente el tatuaje.
La elección del sistema adecuado depende de varios factores, como el tamaño, los colores del tatuaje, el tipo de piel y las condiciones de salud del paciente. Independientemente del método, la OCU recomienda acudir a un centro especializado y autorizado, con dermatólogos que evalúen cada caso de manera individual.
Además, es importante tener en cuenta:
- Eficacia y riesgos: Cada método tiene sus limitaciones y posibles complicaciones.
- Costes: Los tratamientos láser suelen ser costosos, especialmente debido al número de sesiones necesarias.
- Cuidado de la piel: Seguir las indicaciones médicas es clave para evitar complicaciones y favorecer la cicatrización.
Precauciones al hacerse un tatuaje
Para quienes están considerando hacerse un tatuaje, la OCU sugiere tomar ciertas precauciones:
- Asegurarse de que se utilicen tintas autorizadas. En España, actualmente solo están aprobadas las tintas negras.
- Elegir tatuajes pequeños, ya que son más fáciles de eliminar.
- Tener en cuenta posibles alergias, como al cromo o níquel, presentes en algunas tintas.