
La sociedad actual vive con prisa. El tiempo se ha convertido en el bien más preciado y la productividad en una meta obsesiva. La obsesión por sacar el máximo provecho al tiempo ya tiene nombre: cronopatía. Aunque no se considera un trastorno mental, sí es un problema que muchos jóvenes de hoy en día tienen que afrontar.
En un mundo obsesionado por el trabajo y la productividad, la cronopatía afecta a las nuevas generaciones, en la que la necesidad de aprovechar el tiempo se ha convertido en una obsesión. Esta preocupación constante se ha transformado en un nuevo problema psicológico que impide descansar y disfrutar de los momentos de calma.
En este sentido, este "trastorno" silencioso afecta sobre todo a aquellos que se obsesionan con la productividad constante, temen la inactividad y consideran que el tiempo libre es una tortura. Alberto Jiménez Fernández, director adjunto de Educat, entidad psicológica especializada en trabajar con población infantojuvenil, ha explicado En casa de Herrero, el programa de esRadio, las principales características de esta problemática.
"Es un mal endémico, la sociedad actual es tiránica con el tiempo y entiende que debe estar todo el rato produciendo", ha asegurado el experto. Por ello, este trastorno comienza a ser preocupante cuando provoca "niveles de estrés, ansiedad, tensión emocional e insatisfacción" al no llegar a tiempo las cosas. En este contexto, la cronopatía evita que los individuos lleguen a disfrutar de las actividades, ya que están todo el rato "proyectando lo siguiente que deben hacer", ha expresado el director de Educat.
Una sociedad orientada a la productividad
A pesar de ser un problema que repercute sobre todo en los jóvenes, "todos en mayor o menos medida hemos podido llegar a tener esta sensación", ha afirmado el experto. La sensación de nunca llegar a las cosas acaba influyendo "en los niveles de estrés que, si se cronifican, pueden generar agotamiento físico y emocional".
Parece que todo el mundo está conviviendo con este obstáculo, sin embargo, ¿de dónde proviene? Alberto Jiménez ha señalado que la sociedad está orientada "hacia la productividad a costa del bienestar personal". Esto sin duda acaba provocando la sensación de tener que estar haciendo cosas constantemente.
Sin embargo, no es un hecho que se reduzca solo al entorno laboral. Según el experto, tanto los jóvenes como los adultos no se permiten "estar en soledad y disfrutar de la reflexión", sino que buscan hacer "hasta cuatro planes distintos" en el mismo día con tal de estar ocupados.
La cronopatía y el FOMO
En la misma línea, Jiménez ha asegurado que este concepto tiene que ver con el FOMO (Fear Of Missing Out), traducido al español como miedo a perderse experiencias. Este fenómeno, que además se ha viralizado últimamente entre los más jóvenes, se debe al mundo hiperconectado de las redes sociales. El experto ha explicado que a los adolescentes les genera ansiedad ver en las redes que sus amigos están haciendo otros planes, aunque ellos mismos tengan otras actividades que hacer.
Todo se reduce, según Jiménez, a un "problema de expectativas"; puesto que los jóvenes tienden a ser "optimistas con el tiempo". Para solucionar la cronopatía y el FOMO, el director de Educat ha recomendado "pararse a pensar lo que se puede hacer y no hacer durante el día". Para ello, primero ha señalado que se debe "tomar conciencia", después, "asumir que no se pueden hacer dos cosas a la vez" y, por último, "generar prioridades y evaluar su urgencia".

