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El hígado graso en jóvenes se dispara: qué comer para combatirlo

El incremento de esta enfermedad en la población joven alerta a los expertos.

El incremento de esta enfermedad en la población joven alerta a los expertos.
Un médico explica las partes del hígado. | Canva

La enfermedad del hígado graso asociado a disfunción metabólica (metabolic dys function-associated steatotic liver disease, MASLD), ha experimentado un preocupante aumento entre los jóvenes. Esta enfermedad, que hasta hace poco se asociaba principalmente con la población adulta, afecta cada vez más a personas menores de 40 años.

La relación con factores como la obesidad, la diabetes y el sedentarismo es clave en su desarrollo, pero nuevos estudios señalan que la alimentación también juega un papel determinante en su progresión.


MASLD es una de las principales causas de enfermedad hepática avanzada y puede derivar en cirrosis si no se trata a tiempo. Se estima que el 30% de la población adulta en Estados Unidos y entre el 20% y el 25% de la población española tienen hígado graso y, su prevalencia sigue en aumento a nivel global. Aunque no siempre presenta síntomas en sus primeras fases, la acumulación de grasa en el hígado puede provocar inflamación y fibrosis, lo que reduce la calidad de vida de los pacientes.

Según un estudio realizado en la Universidad de Michigan, las personas con MASLD que tienen un índice de masa corporal (IMC) elevado, diabetes tipo 2 o hipertensión, presentan una peor calidad de vida en comparación con aquellos que mantienen hábitos saludables. Además, los investigadores han detectado que los pacientes que viven en barrios con menos recursos tienen una mayor probabilidad de desarrollar fibrosis hepática avanzada.

La dieta como factor clave

Los expertos han identificado que una alimentación basada en productos ultraprocesados y bebidas azucaradas aumenta el riesgo de padecer hígado graso. Por el contrario, seguir una dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, frutos secos y pescado, reduce la acumulación de grasa en el hígado y mejora la salud general.

Los datos recogidos en la investigación de la Universidad de Michigan indican que los pacientes que consumen más frutas y verduras presentan una menor incidencia de cirrosis y reportan un mejor estado de salud. En particular, el consumo adecuado de vegetales se asocia con una menor rigidez hepática, un indicador de la progresión de la enfermedad.

Otro factor determinante es la actividad física. Mantenerse activo, aunque sea con ejercicio moderado, contribuye a reducir la inflamación hepática y mejora la función metabólica. Sin embargo, los datos muestran que menos del 50% de los pacientes con MASLD cumplen con las recomendaciones de actividad física establecidas por las autoridades sanitarias.

Cáncer de hígado

El hígado graso no solo está en camino de convertirse en la principal causa de cáncer de hígado en menos de una década, sino que ya está dejando cifras alarmantes. En España, los casos de cáncer de hígado en pacientes con hígado graso se han triplicado en la última década, consolidando su avance como una crisis silenciosa.

El hepatocarcinoma, que supone entre el 80-90% de los tumores hepáticos primarios, es el sexto cáncer más frecuente en el país y el segundo que más años de vida resta a la población. Cada año, 6.600 personas son diagnosticadas en España, y la mitad lo hace en estadios avanzados, reduciendo cinco veces sus posibilidades de supervivencia.

Falta de acceso a tratamientos innovadores

A pesar de la creciente amenaza, el acceso a tratamientos innovadores sigue siendo un obstáculo. España ha denegado fármacos en segunda línea ya aprobados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), dejando a muchos pacientes sin opciones eficaces.

Mientras tanto, la enfermedad avanza y los especialistas advierten que, si no se frena la epidemia del hígado graso ligado a la obesidad y la diabetes, los casos seguirán aumentando, con un sistema sanitario incapaz de ofrecer soluciones

Un cambio necesario

Ante el avance de la enfermedad en poblaciones más jóvenes, los especialistas insisten en la importancia de adoptar hábitos saludables lo antes posible. Evitar el consumo de alimentos ultraprocesados, reducir la ingesta de azúcar y realizar ejercicio de forma regular son medidas clave para prevenir el desarrollo de hígado graso y sus complicaciones.

El estudio subraya que las personas que mejoran su alimentación y aumentan su actividad física experimentan una mejora significativa en su calidad de vida, incluso sin una pérdida de peso notable.

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