
La Universidad de Jaén (UJA) ha liderado un proyecto de investigación que puede suponer un antes y un después en la forma de controlar la calidad del aceite de oliva. Bajo el nombre de PlasMOF, este trabajo se enmarca en el programa europeo Horizonte Europa y ha sido financiado por las acciones Marie Sklodowska-Curie de la Comisión Europea. El objetivo ha sido claro: desarrollar un método más ecológico, eficaz y económico para detectar posibles fraudes y adulteraciones en el aceite de oliva.
Priscilla Rocío Bautista, investigadora principal del proyecto y miembro del grupo Química Analítica de la UJA, explica que esta nueva herramienta es el resultado de combinar dos tecnologías de vanguardia:
- La espectrometría de masas en condiciones ambientales.
- Las redes metal-orgánicas, también conocidas como MOFs.
"Este proyecto nace como un híbrido entre la espectrometría de masas ambient, una técnica que se lleva a cabo sin ningún tipo de disolvente orgánico o apenas unos microlitros de ello, y redes metal-orgánicas, que son nuevos materiales de creciente interés en el campo de la química analítica", señala.
Mayor precisión
El método desarrollado destaca por su sostenibilidad. A diferencia de los análisis convencionales realizados en almazaras, este procedimiento requiere una cantidad mínima de disolvente orgánico —tan solo unos microlitros—, lo que lo convierte en una alternativa menos perjudicial para el medio ambiente. Además, se necesitan pequeñas muestras de aceite, de entre cinco y diez microlitros, lo cual simplifica el proceso y reduce los residuos generados.
Gracias a la técnica empleada, basada en la ionización de componentes específicos del aceite, los investigadores pueden aumentar la señal analítica y aplicar un tratamiento de datos que permite diferenciar con claridad las distintas categorías de aceite. Estas incluyen el aceite lampante, el aceite de oliva, el aceite de oliva virgen y el virgen extra.
Bautista subraya que esta técnica presenta "varias ventajas respecto a los protocolos que se llevan a cabo actualmente en las almazaras". Y añade: "Nuestro método es más rápido, más sostenible y más rentable".
Ventajas clave
Uno de los aspectos más destacables de este nuevo procedimiento es la agilidad con la que permite detectar fraudes o alteraciones en el producto. El tiempo de análisis se reduce notablemente, lo que puede suponer un importante ahorro para las empresas del sector oleícola. Además, la posibilidad de realizar controles de calidad más frecuentes y precisos contribuye a reforzar la confianza del consumidor y a proteger el prestigio de los aceites certificados.
La técnica no solo es útil para confirmar la autenticidad de los productos, sino que también facilita su correcta clasificación, un aspecto fundamental en un mercado tan competitivo como el del aceite de oliva. Así, este avance se posiciona como una herramienta estratégica para la industria agroalimentaria.
El proyecto PlasMOF se ha desarrollado durante el periodo 2022-2024 con la colaboración de instituciones científicas de alto nivel. Además del grupo de investigación Química Analítica de la UJA, han participado el Instituto Universitario de Investigación en Olivar y Aceites de Oliva (INUO) de la misma universidad, y el prestigioso Leibniz-Institut für Analytische Wissenschaften (ISAS), con sede en Dortmund, Alemania.