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Crean el primer modelo artificial de saco amniótico humano

Se trata de un nuevo modelo 3D que se asemeja mucho al amnios humano y a otros tejidos de soporte tras la gastrulación.

Se trata de un nuevo modelo 3D que se asemeja mucho al amnios humano y a otros tejidos de soporte tras la gastrulación.
Una mujer sostiene imágenes de una ecografía. | Pexels/CC0/Lazaro Rodriguez Jr

El saco amniótico es una bolsa cerrada que se forma pocos días después de la fecundación y envuelve al embrión en desarrollo. Está compuesto por dos capas, el amnios y el corion, y contiene el líquido amniótico, que protege y rodea al embrión y, más tarde, al feto durante la gestación.

Investigadores del Instituto Francis Crick (Reino Unido) han logrado un avance pionero en el estudio del desarrollo humano temprano al crear el primer modelo tridimensional del saco amniótico humano más allá de las dos semanas de fecundación. El hallazgo, publicado en la revista científica Cell, marca un antes y un después en la investigación embrionaria, superando las limitaciones éticas y técnicas que hasta ahora impedían explorar esta fase crucial.

Este nuevo nuevo modelo, denominado "amnioide posgastrulacional" (PGA), fue desarrollado a partir de células madre embrionarias humanas expuestas únicamente a dos señales químicas durante 48 horas. En ese corto tiempo, las células se organizaron en capas internas y externas, similares a las del amnios humano. En el día 10, más del 90 % de los modelos habían formado una estructura tipo saco, la cual continuó su desarrollo de manera autónoma durante tres meses.

Un paso adelante en la comprensión del amnios

El amnios, una membrana que envuelve al embrión y contiene el líquido amniótico, ha sido tradicionalmente visto como un elemento protector. Sin embargo, gracias a este nuevo modelo, los investigadores han descubierto que podría tener un papel mucho más activo en el desarrollo embrionario. Utilizando manipulación genética, ya que identificaron que el gen GATA3 es esencial para el crecimiento del tejido amniótico. Su ausencia impedía el desarrollo adecuado del saco, mientras que su activación permitía la formación espontánea de estructuras similares sin necesidad de otras señales.

Además, al mezclar células PGA con células madre embrionarias no tratadas, se observó que estas últimas desarrollaban estructuras amnióticas, lo que indica que el saco amniótico podría enviar señales químicas que influyen directamente en el desarrollo embrionario.

Potencial terapéutico y médico

Más allá de sus implicaciones científicas, este avance abre nuevas posibilidades en el ámbito médico. La membrana amniótica, por sus propiedades regenerativas, antiinflamatorias y antimicrobianas, ya se utiliza para tratar quemaduras, reconstruir la córnea o reparar tejidos internos como el útero. No obstante, su disponibilidad depende de donaciones voluntarias, generalmente tras cesáreas electivas.

Con los modelos PGA, se abre la posibilidad de generar membranas amnióticas personalizadas a partir de las propias células del paciente, lo que reduciría la dependencia de donaciones y aumentaría la eficacia de las terapias celulares y regenerativas.

Futuro de este avance médico

El equipo del Crick colabora actualmente con su unidad de traducción médica para explorar la aplicación clínica de los PGA y seguir investigando cómo el amnios se comunica con las células embrionarias durante las primeras semanas de vida. Este trabajo no solo podría mejorar los tratamientos regenerativos, sino también ofrecer una nueva ventana al misterio del desarrollo humano temprano, hasta ahora totalmente inaccesible.

En Tecnociencia

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