Los farmacéuticos señalan que un cosmético hidratante adecuado debe mantener o restituir la homeostasis de la piel (la homeostasis es el estado de equilibrio del cuerpo respecto a diversas funciones y composiciones químicas de los líquidos y los tejidos), retrasar el envejecimiento cutáneo y dar soluciones a pieles problemáticas, y esto se consigue aportando lípidos de calidad, humectantes y agua.
Asimismo, advierten de algunas acciones que provocan un empeoramiento de la situación de la piel y que por tanto se deberían evitar: jabones agresivos, productos astringentes (aquellos que producen sequedad).
Aclarar el rostro con agua del grifo si ésta es muy calcárea o está altamente clorada, baños demasiado prolongados y calefacción excesiva.