Microsoft ha señalado a la Unión Europea como responsable del apagón informático del viernes tras una actualización de seguridad defectuosa del software de la empresa de ciberseguridad Crowdstrike.
Microsoft se ha visto obligada a lo largo de los años a realizar numerosos cambios en Windows para evitar sanciones por abuso de posición dominante por parte de la Unión Europea. En uno de esos acuerdos, de 2009, la Comisión Europea obligo a Microsoft a permitir que software de terceras empresas pudiera acceder al kernel, o núcleo del sistema, con los mismos premisos y privilegios que el software de Microsoft para permitir una mayor competencia entre proveedores de, entre otras cosas, software antivirus y de ciberseguridad.
Este acceso es un arma de doble filo. Proveedores como Crowdstrike pueden crear productos que aprovechen al máximo las capacidades de Windows, lo cual es estupendo hasta que cometen un error como el de la actualización de la semana pasada, que al producirse a un nivel tan interno del sistema operativo impide incluso que arranque y provoca una pantalla de error conocida como "pantalla azul de la muerte" (BSOD en sus siglas en inglés).
Microsoft ha recordado que su competidor Apple pudo restringir el acceso al núcleo de su sistema operativo MacOS en 2020 sin ningún problema legal, algo que ellos tienen prohibido. Su estimación es que la actualización de CrowdStrike afectó a 8,5 millones de dispositivos Windows, esto es, menos del 1% de todos los equipos que utilizan el sistema operativo. Sin embargo, su impacto fue tan grande porque Falcon, el software afectado, es utilizado principalmente por empresas.