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Del datáfono a la pulsera NFC: la evolución lógica del sector de eventos

La tecnología cashless se extiende a distintos tipos de eventos porque resuelve problemas comunes: control de ingresos, transparencia y agilidad.

La tecnología cashless se extiende a distintos tipos de eventos porque resuelve problemas comunes: control de ingresos, transparencia y agilidad.
Una pulsera con una pulsera durante un concierto | Freepik

En los últimos años, la organización de eventos ha dejado de consistir sólo en vender entradas y montar barras. Festivales, recintos deportivos, ferias gastronómicas o fiestas populares manejan hoy un volumen de asistentes y operaciones que exige algo más que un datáfono y una caja.

Se busca rapidez en el cobro, control del aforo, seguridad en los pagos y, sobre todo, información en tiempo real para tomar decisiones durante el propio evento. En este contexto han aparecido los sistemas de pago cashless, basados en pulseras o tarjetas NFC/RFID, que permiten centralizar lo que antes estaba disperso.

La familiaridad creciente del público con métodos contactless y recargas digitales —más del 80% de los usuarios utiliza ya pagos sin efectivo en su día a día— ha acelerado una transición que hace no tanto parecía lejana.

De pagar en efectivo a gestionar una experiencia completa

En este nuevo modelo destacan plataformas especializadas como Zelebrix, que unifican pagos, accesos y ticketing en un mismo entorno y lo ponen a disposición del organizador en tiempo real.

El objetivo no es solo cobrar más rápido, sino tener una visión completa de lo que está ocurriendo en el evento minuto a minuto.

El modelo tradicional se apoyaba en efectivo y en TPV independientes en cada barra o punto de venta. Eso generaba colas, descuadres de caja y una ausencia total de datos: el organizador sabía la recaudación final, pero no cuándo se vendía más, qué punto funcionaba mejor o qué franja necesitaba refuerzo. Además, manejar efectivo supone riesgos de seguridad y más personal en tareas de control.

Con un sistema cashless, el asistente recarga saldo y paga acercando la pulsera o la tarjeta. La operación dura pocos segundos y queda registrada. En eventos que superan los 10.000 asistentes, esta reducción de tiempo puede traducirse en un aumento de ventas en barras de entre un 15 y un 25%.

Para el organizador, este modelo aporta trazabilidad, comparación entre espacios y capacidad de reacción: si ve que una barra se satura puede derivar personal con datos reales, no con intuiciones.

Qué es un sistema cashless y por qué se ha impuesto en festivales y recintos

Un sistema cashless es una solución tecnológica que sustituye el pago en efectivo por un medio de pago digital asociado al asistente. Lo habitual es usar una pulsera NFC o una tarjeta con chip que se vincula a una cuenta o a un saldo recargado. El usuario puede cargar dinero antes del evento o durante el mismo, y a partir de ahí solo tiene que acercar el soporte al terminal.

Las ventajas son claras:

  • Rapidez en la transacción: pagos de 2–3 segundos frente a 15–20 de una operación con tarjeta convencional.
  • Menos colas: al reducir el tiempo por cliente, mejora la experiencia y aumenta el consumo.
  • Seguridad: al no circular efectivo se reducen pérdidas y hurtos.
  • Control centralizado: el organizador ve las ventas en tiempo real y puede cerrar caja por punto o por franja.

A esto se suma una ventaja que empieza a resultar clave: la autorecarga, un proceso que permite que el usuario recargue su saldo directamente desde su móvil, sin necesidad de pasar por un punto de carga físico.

En plataformas como Zelebrix, este sistema elimina una de las colas más habituales del evento y contribuye a que el asistente solo haga cola para lo que realmente importa: consumir.

Por eso, los grandes festivales y recintos multieventos han adoptado este modelo. No es solo una cuestión de modernización: cuando un evento reúne a 5.000, 10.000 o 20.000 personas, cualquier ineficiencia en el cobro se multiplica.

Más allá del pago: ticketing, accesos y control de aforo en una sola plataforma

El siguiente paso en esta evolución ha sido integrar en el mismo entorno digital no solo el pago, sino también la venta de entradas, el control de accesos y el aforo. Si la misma pulsera que el invitado usa para entrar es la que emplea para comprar bebidas, el organizador sabe cuántas personas hay dentro, a qué hora han llegado y qué consumo están realizando.

Esto permite, por ejemplo:

  • Definir aforos por zonas y bloquear la entrada cuando se alcanza el límite.
  • Detectar horas punta y reforzar seguridad o restauración.
  • Ofrecer experiencias diferenciadas (zona VIP, backstage, área infantil).

En términos de gestión, pasar de sistemas desconectados a una plataforma única reduce errores, agiliza el montaje del evento y facilita la reutilización de la infraestructura en ediciones posteriores.

Datos para vender más: la capa que antes no existía

Uno de los mayores cambios que trae la digitalización de eventos es la aparición de datos accionables. Antes el organizador sabía cuánto había facturado, pero no podía responder a preguntas clave como: ¿qué barra vendió más?, ¿a qué hora subieron las consumiciones?, ¿qué producto funcionó mejor?

Con plataformas como Zelebrix, el panel muestra:

  • Ventas por punto y por minuto.
  • Productos más consumidos.
  • Volumen de recargas.
  • Número de asistentes activos dentro del recinto.

Con esta información se pueden ajustar precios, lanzar promociones en mitad del evento o decidir dónde colocar un nuevo punto de venta. Y, sobre todo, se puede mejorar la experiencia del público, que es el verdadero factor de fidelización.

Sectores que ya lo están usando (no sólo festivales)

Aunque el sector festivo ha sido uno de los primeros en digitalizar sus cobros, no es el único. La tecnología cashless se está extendiendo a distintos tipos de eventos porque resuelve problemas comunes: control de ingresos, transparencia y agilidad.

Eventos deportivos y clubes

Los clubes deportivos que organizan partidos, torneos o campus pueden vincular la entrada o el abono a un soporte con saldo. El asistente entra con el mismo identificador con el que compra bebida, merchandising o comida del descanso. Esto reduce colas y permite conocer el consumo medio por espectador.

Ferias gastronómicas y circuitos de food trucks

En estos eventos hay rotación constante y varios puntos de venta gestionados por distintos operadores. Un sistema cashless unifica la recaudación, da transparencia al organizador y evita que cada puesto gestione su propia caja. Al público, acostumbrado ya a métodos rápidos de pago, le permite comprar sin interrupciones.

Asociaciones, fiestas patronales y eventos locales

Incluso en eventos de menor tamaño, la digitalización aporta control. Las comisiones de fiestas o asociaciones pueden saber con exactitud cuánto se ha vendido, qué días hubo más consumo y qué actividades funcionaron mejor. Esto profesionaliza la gestión sin grandes inversiones.

Retos de la implantación: conectividad, formación y experiencia de usuario

No todo son ventajas automáticas. Para que un sistema cashless funcione bien hay que prever ciertos aspectos.

El primero es la conectividad: la plataforma debe poder operar incluso si la red móvil del recinto se satura. Muchas soluciones, incluida Zelebrix, trabajan con sincronización diferida o redes internas.

El segundo punto es la formación del personal. En este aspecto, la simplicidad de la interfaz marca la diferencia. Un sistema que se aprende en minutos facilita la rotación de personal y reduce errores.

Y, por último, hay que comunicar al público cómo se paga. Cartelería clara y recarga online previa ayudan a que la experiencia sea fluida, especialmente en un entorno en el que los usuarios están cada vez más familiarizados con herramientas digitales.

Lo que viene: eventos más digitales, más trazables y más rentables

La tendencia es clara: menos efectivo y más procesos integrados. Las plataformas de gestión de eventos están evolucionando hacia modelos en los que el organizador configura su evento, crea los puntos de venta, define los permisos de acceso, lanza el ticketing y monitoriza todo desde un solo panel.

Las integraciones por API permitirán conectar estos datos con herramientas de CRM, contabilidad o marketing para explotar mejor la información. Para el sector, esto supone pasar de "organizar un evento" a operar un negocio temporal con métricas.

Quien disponga de datos, reduzca colas y ofrezca una experiencia de pago sencilla tendrá más posibilidades de repetir público y atraer patrocinadores. Y es ahí donde plataformas que integran pagos, accesos y análisis en un único entorno están marcando la diferencia.

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